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Necesitas dormir para estar viva, para no morirte. Esa es la respuesta corta. Ahora vamos a entrar en los mecanismos que desencadena el sueño y que son los que te mantienen viva. Lo primero que debes saber es que el sueño es un periodo de relajación compuesto por fases de aproximadamente una hora y media que se suceden.
Una de esas dos fases alternas es el sueño profundo, en el que se produce un aumento de la hormona del crecimiento. El aumento de la hormona del crecimiento no solo nos hace más altos, sino que desencadena una serie de procesos imprescindibles para la vida. Para empezar, se produce una mayor absorción de aminoácidos que son unas moléculas implicadas en casi todos los procesos biológicos y cuya intervención es imprescindible para el funcionamiento correcto del organismo, del humano y del de los otros seres vivos.
Pero también la hormona del crecimiento pone en marcha lo que los científicos llamamos síntesis de proteínas que es la producción dentro del organismo de estas sustancias que son esenciales para la vida y están compuestas de aminoácidos. Además, con el aumento de la hormona del crecimiento se produce un aumento en la producción de glóbulos rojos, los que forman la sangre.
Cuando comienza a disminuir la luz solar, un período que para la mayoría de las personas coincide con la hora de ir a dormir, se produce también otra hormona, la melatonina. La producción de melatonina está relacionada con la de otra hormona más, la serotonina, cuando la melatonina empieza a descender, la serotonina comienza a aumentar y eso ocurre cuando la luz del sol vuelva a brillar, poco tiempo antes de despertar. No es banal porque la serotonina es la sustancia que nos produce bienestar emocional. Así que el sueño está ligado, igualmente, con la salud psíquica.
Esas tampoco son las únicas hormonas relacionadas con el sueño. En general el sistema endocrinológico, el que regula toda la producción de hormonas, está muy determinado por el ciclo de luz y oscuridad y este, a su vez, con nuestras horas de dormir y despertar. Otras de las sustancias que gestiona este sistema son la hormona que controla la tensión arterial, la que hace eso mismo con el ciclo menstrual o una mucho más conocida por todos, la insulina y estas también dependen de que durmamos y de que ese sueño sea de calidad. Y un sueño de calidad es cuando se produce esa alternancia de periodos de sueño profundo con periodos de sueño ligero o REM hasta un tiempo de alrededor de ocho horas en total. Algunas personas pueden necesitar un poco menos de esas ocho y otras un poco más para que todo en su organismo funcione correctamente.
Ese sueño de calidad tiene influencia en muchos otros sistemas del cuerpo. Por ejemplo, en el cerebro. Durante el sueño, el cerebro almacena los recuerdos importantes y desecha los prescindibles. Mientras estamos dormidos se produce un aumento de unas células llamadas oligodendrocitos que son las que forman la mielina, una sustancia vital para el buen funcionamiento de nuestras mentes. La mielina envuelve el axón de las neuronas, que es la zona que las conecta a unas con otras. Esa mielina funciona como un aislante, consigue que las neuronas se transmitan entre ellas señales eléctricas y liberen una serie de neurotransmisores que son los que consiguen la estimulación de la siguiente neurona. Puedes imaginarte lo importante que es que todo eso funciona correctamente para que podamos aprender y mantengamos la memoria. Unido a esto es importante que sepas que durante el sueño es cuando se forman las nuevas redes neuronales. Fue una científica, Rita Levi-Montalcini, la que descubrió que el cerebro es plástico, es decir que su capacidad va aumentando. Bien, pues el sueño también es clave para la plasticidad del cerebro o lo que es lo mismo, para que su capacidad pueda aumentar.
Otro de los sistemas que necesitan el sueño para funcionar correctamente es el inmunológico, el que nos defiende de los agresores externos, generalmente microorganismos que provocan enfermedades. No sabemos exactamente por qué ocurre esto pero sí sabemos que aquellas personas que tienen mejor calidad de sueño tienen también un mejor funcionamiento de su sistema inmunológico y son más capaces de hacer frente a las agresiones microbianas del exterior.
Además de todas esos trabajos que desencadena el sueño dentro del organismo, este tiene una función reparadora que es la que consigue que nos levantemos cada mañana descansados. Como decía al principio, necesitas dormir para estar viva, si no duermes, te mueres. Fíjate si es importante el sueño que impedir que alguien se quede dormido está considerado una forma de tortura.
Necesitas dormir para estar viva, para no morirte. Esa es la respuesta corta. Ahora vamos a entrar en los mecanismos que desencadena el sueño y que son los que te mantienen viva. Lo primero que debes saber es que el sueño es un periodo de relajación compuesto por fases de aproximadamente una hora y media que se suceden.
Una de esas dos fases alternas es el sueño profundo, en el que se produce un aumento de la hormona del crecimiento. El aumento de la hormona del crecimiento no solo nos hace más altos, sino que desencadena una serie de procesos imprescindibles para la vida. Para empezar, se produce una mayor absorción de aminoácidos que son unas moléculas implicadas en casi todos los procesos biológicos y cuya intervención es imprescindible para el funcionamiento correcto del organismo, del humano y del de los otros seres vivos.
Pero también la hormona del crecimiento pone en marcha lo que los científicos llamamos síntesis de proteínas que es la producción dentro del organismo de estas sustancias que son esenciales para la vida y están compuestas de aminoácidos. Además, con el aumento de la hormona del crecimiento se produce un aumento en la producción de glóbulos rojos, los que forman la sangre.
Cuando comienza a disminuir la luz solar, un período que para la mayoría de las personas coincide con la hora de ir a dormir, se produce también otra hormona, la melatonina. La producción de melatonina está relacionada con la de otra hormona más, la serotonina, cuando la melatonina empieza a descender, la serotonina comienza a aumentar y eso ocurre cuando la luz del sol vuelva a brillar, poco tiempo antes de despertar. No es banal porque la serotonina es la sustancia que nos produce bienestar emocional. Así que el sueño está ligado, igualmente, con la salud psíquica.
Esas tampoco son las únicas hormonas relacionadas con el sueño. En general el sistema endocrinológico, el que regula toda la producción de hormonas, está muy determinado por el ciclo de luz y oscuridad y este, a su vez, con nuestras horas de dormir y despertar. Otras de las sustancias que gestiona este sistema son la hormona que controla la tensión arterial, la que hace eso mismo con el ciclo menstrual o una mucho más conocida por todos, la insulina y estas también dependen de que durmamos y de que ese sueño sea de calidad. Y un sueño de calidad es cuando se produce esa alternancia de periodos de sueño profundo con periodos de sueño ligero o REM hasta un tiempo de alrededor de ocho horas en total. Algunas personas pueden necesitar un poco menos de esas ocho y otras un poco más para que todo en su organismo funcione correctamente.
Ese sueño de calidad tiene influencia en muchos otros sistemas del cuerpo. Por ejemplo, en el cerebro. Durante el sueño, el cerebro almacena los recuerdos importantes y desecha los prescindibles. Mientras estamos dormidos se produce un aumento de unas células llamadas oligodendrocitos que son las que forman la mielina, una sustancia vital para el buen funcionamiento de nuestras mentes. La mielina envuelve el axón de las neuronas, que es la zona que las conecta a unas con otras. Esa mielina funciona como un aislante, consigue que las neuronas se transmitan entre ellas señales eléctricas y liberen una serie de neurotransmisores que son los que consiguen la estimulación de la siguiente neurona. Puedes imaginarte lo importante que es que todo eso funciona correctamente para que podamos aprender y mantengamos la memoria. Unido a esto es importante que sepas que durante el sueño es cuando se forman las nuevas redes neuronales. Fue una científica, Rita Levi-Montalcini, la que descubrió que el cerebro es plástico, es decir que su capacidad va aumentando. Bien, pues el sueño también es clave para la plasticidad del cerebro o lo que es lo mismo, para que su capacidad pueda aumentar.
Otro de los sistemas que necesitan el sueño para funcionar correctamente es el inmunológico, el que nos defiende de los agresores externos, generalmente microorganismos que provocan enfermedades. No sabemos exactamente por qué ocurre esto pero sí sabemos que aquellas personas que tienen mejor calidad de sueño tienen también un mejor funcionamiento de su sistema inmunológico y son más capaces de hacer frente a las agresiones microbianas del exterior.
Además de todas esos trabajos que desencadena el sueño dentro del organismo, este tiene una función reparadora que es la que consigue que nos levantemos cada mañana descansados. Como decía al principio, necesitas dormir para estar viva, si no duermes, te mueres. Fíjate si es importante el sueño que impedir que alguien se quede dormido está considerado una forma de tortura.
Fuente: El País