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Una bala calibre 223 viaja a más de 340 metros por segundo, cuando roza alguna parte del cuerpo “primero sientes caliente y casi de inmediato, un ardor; al romper la piel la sangre comienza a brotar”, así lo describe un niño de 12 años, quien fue víctima colateral de una balacera en las inmediaciones de una primaria en Tijuana.
Eran alrededor de las tres de la tarde cuando autoridades de la escuela Ignacio Aldama, situada en la zona este de la ciudad, pasaban lista de los alumnos que ese día se graduaban. Con los niños estaban sus padres, hermanos, otros estudiantes y maestros.
“García Méndez… Mayté…” fue el último nombre que el director pronunció antes de que una ráfaga de tiros, afuera del plantel, interrumpiera el acto celebrado el jueves pasado.
En menos de 20 segundos sonaron alrededor de 20 balazos, la gente respondió como pudo: algunos se agacharon, otros se arrojaron al suelo y unos más corrieron. Cuando el silencio de las balas llegó también se descubrió a la única víctima colateral: un niño que resultó herido. El pequeño no festejaba el fin del año escolar, sólo acompañó a su abuela a vender jugos frente a la escuela.
El menor dijo a los agentes ministeriales que estaba vendiendo en el puesto cuando escuchó como cohetes y de pronto sintió que le ardía el hombro izquierdo, luego vio su sangre correr. De inmediato lo trasladaron a la Clínica 27 del Seguro Social.
A él “la suerte” lo acompañó. Según cifras de la Procuraduría General de Justicia local (PGJE), entre enero y el 9 de junio de 2018, 21 menores de edad fueron asesinados con un arma de fuego en Tijuana, casi todos se convirtieron en víctimas de las circunstancias.
El subprocurador de Justicia en Zona Tijuana, Jorge Álvarez, explicó que según información preliminar se trató de un hecho aislado. Hay testigos que señalan haber visto distintas armas y a varios involucrados; la hipótesis es que los agresores fueron a una vivienda cerca de la primaria para asesinar o levantar a una persona, pero respondieron abriendo fuego. Hasta ahora no hay detenidos.
Andrea Ruiz Galán, delegada del Sistema Educativo Estatal (SEE) en Tijuana, dijo que las autoridades aplicaron el protocolo de seguridad que mantienen desde hace más de 10 años: tirarse al piso, permanecer estático, con la orden estricta de no salirse del plantel mientras haya fuego abierto.
No obstante, esta vez la situación fue distinta, pues solamente el personal de la primaria y los alumnos han sido parte del protocolo, la gente externa no supo cómo responder.
Fuente: El universal
Una bala calibre 223 viaja a más de 340 metros por segundo, cuando roza alguna parte del cuerpo “primero sientes caliente y casi de inmediato, un ardor; al romper la piel la sangre comienza a brotar”, así lo describe un niño de 12 años, quien fue víctima colateral de una balacera en las inmediaciones de una primaria en Tijuana.
Eran alrededor de las tres de la tarde cuando autoridades de la escuela Ignacio Aldama, situada en la zona este de la ciudad, pasaban lista de los alumnos que ese día se graduaban. Con los niños estaban sus padres, hermanos, otros estudiantes y maestros.
“García Méndez… Mayté…” fue el último nombre que el director pronunció antes de que una ráfaga de tiros, afuera del plantel, interrumpiera el acto celebrado el jueves pasado.
En menos de 20 segundos sonaron alrededor de 20 balazos, la gente respondió como pudo: algunos se agacharon, otros se arrojaron al suelo y unos más corrieron. Cuando el silencio de las balas llegó también se descubrió a la única víctima colateral: un niño que resultó herido. El pequeño no festejaba el fin del año escolar, sólo acompañó a su abuela a vender jugos frente a la escuela.
El menor dijo a los agentes ministeriales que estaba vendiendo en el puesto cuando escuchó como cohetes y de pronto sintió que le ardía el hombro izquierdo, luego vio su sangre correr. De inmediato lo trasladaron a la Clínica 27 del Seguro Social.
A él “la suerte” lo acompañó. Según cifras de la Procuraduría General de Justicia local (PGJE), entre enero y el 9 de junio de 2018, 21 menores de edad fueron asesinados con un arma de fuego en Tijuana, casi todos se convirtieron en víctimas de las circunstancias.
El subprocurador de Justicia en Zona Tijuana, Jorge Álvarez, explicó que según información preliminar se trató de un hecho aislado. Hay testigos que señalan haber visto distintas armas y a varios involucrados; la hipótesis es que los agresores fueron a una vivienda cerca de la primaria para asesinar o levantar a una persona, pero respondieron abriendo fuego. Hasta ahora no hay detenidos.
Andrea Ruiz Galán, delegada del Sistema Educativo Estatal (SEE) en Tijuana, dijo que las autoridades aplicaron el protocolo de seguridad que mantienen desde hace más de 10 años: tirarse al piso, permanecer estático, con la orden estricta de no salirse del plantel mientras haya fuego abierto.
No obstante, esta vez la situación fue distinta, pues solamente el personal de la primaria y los alumnos han sido parte del protocolo, la gente externa no supo cómo responder.
Fuente: El universal