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#VocesDeLaTransición La especialista Elena Azaola habla en exclusiva sobre los déficits de Peña Nieto en justicia y los retos de AMLO para cambiar la realidad de los jóvenes en México.
"Niños sicarios", jóvenes en conflicto con la ley, violencia en casa, en la escuela y en las calles. Si alguien ha estudiado el camino tortuoso por el que han pasado muchos niños y jóvenes privados de su libertad en México y el reto que implica transformar estas vidas es Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Elena Azaola ha dado voz a estos niños y jóvenes —los olvidados por el Estado, los discriminados por la sociedad — y ha intentado comprender a través de encuestas y estudios no solo quién está ahí, sino cómo llegaron ahí: agresiones de los padres o familiares cercanos, consumo de alcohol y drogas, trabajo infantil, violencia en las aulas, huida temprana de casa y hasta el deseo de imitar un estilo de vida que ven en su entorno.
AMLO y la transición adelantada
Ante la situación de emergencia que vive el país y frente a la pasividad del gobierno de Enrique Peña Nieto de que "aquí no pasa nada", Elena Azaola considera que el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha enviado un mensaje durante este periodo de transición adelantada de que tomará las riendas y de un cambio en el discurso, aunque advierte que la situación es compleja y que no hay soluciones fáciles.
"Yo me quedo con un buen mensaje de que aquí urgen hacer cosas (...) me parece bien el cambio de discurso, el giro, aunque desde luego hay que ser conscientes de que es por lo pronto solo un cambio de discurso, que hay una realidad que es tan avasalladora, que son de tal complejidad las violencias, que no va a tener una solución fácil", dice Azaola Garrido en entrevista con el HuffPost México.
Para Elena Azaola, la propuesta del próximo gobierno de amnistía en delitos graves, si está bien aterrizada, va en el camino correcto, aunque el reto pasa por "verdaderamente llevarlos a la práctica sólidamente, no con estos tumbos".
Aunque se muestra abierta a la despenalización de las drogas anunciada por la exministra Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación propuesta por el próximo gobierno, Azaola tiene dudas de que será el factor clave que ayudará a reducir drásticamente la violencia, como el año pasado cuando se registraron 25 mil 339 carpetas por homicidio doloso. "¿Por sí mismo la legalización de las drogas va a disminuir la violencia? Pues no en sí mismo, yo creo que la violencia tiene tantos rostros, tantas caras, tantas manifestaciones, que desde luego, legalizar las drogas podría ser una parte de lo que podría contribuir a disminuir la violencia, pero ni en automático, ni todas las violencias".
Las violencias
La investigadora tiene claro el catálogo de violencias en la que se ven inmersos los jóvenes y la población en general: "Violencia contra los niños, violencia de género, la violencia y la familia, la violencia y las escuelas, violencia institucional, la violencia estructural que es la violencia de la desigualdad, de la pobreza, todas esas tendrían que atenderse de manera articulada en un programa que pudiera ir avanzando paulatinamente".
En el informe de 2017 Adolescentes: Vulnerabilidad y Violencia, que incluye entrevistas a 730 adolescentes que se encuentran privados de su libertad en centros de internamiento de 17 entidades, Azaola y su equipo encontraron que:
El 69% de los entrevistados tiene uno o varios familiares que han estado en prisión.
El 89% de las y los adolescentes habían trabajado antes de ser privados de su libertad, siempre en condiciones precarias y con bajos salarios.
El 43% se salieron de su casa, temporal o definitivamente, y el 31% lo hizo por problemas familiares.
El 40% sufrieron maltratos físicos, frecuentemente en su familia.
El 68% consumía drogas o alcohol antes de ser privados de su libertad.
El 57% fueron golpeados y maltratados severamente por diferentes instituciones de policía al momento de su detención.
Frente a este panorama, la especialista se pregunta si López Obrador es consciente de todas las piezas que se necesitan para "poder armar un rompecabezas que sirva para combatir eso, la profundidad de los daños, el tiempo que puede tomar, son generaciones".
Becarios sí, ¿sicarios no?
Por estas razones, Azaola cree que el programa que ha pronunciado AMLO en varias ocasiones, "Becarios sí, sicarios no", con el que que pretende apoyar a más de 2 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, no es suficiente, al menos no para atender las distintas violencias que marcan la ruta de estos jóvenes y que terminan por determinar si serán un eslabón más del crimen organizado.
"Si (el programa) no va acompañado de medidas mucho más integrales que ataquen todos estos factores que encontramos que intervienen en que algunos niños, jóvenes, se deriven hacia la delincuencia, sea crimen organizado o sea otro tipo de violencias, pues difícilmente va a tener un impacto. El hecho solamente de darles una beca no va a cambiar el entorno, no va a cambiar las problemáticas en la familia, no va cambiar los problemas de adicción o los abusos sexuales que pueden haber sufrido, o la violencia en las escuelas. Hay tantos elementos que forman parte, no es tan fácil", acota.
Para la especialista en justicia, la afirmación de que si los jóvenes no tienen un empleo o no tienen acceso a la educación van a ser sicarios "es una reducción absurda". "Para producir un sicario se necesitan muchos factores, muchas causas que se conjuguen, no cualquier niño, cualquier joven se va a ir, y no es tanto por la falta de oportunidades de trabajo o de escuela, sino es por el tipo de escuelas que existen, por el tipo de trabajos que encuentran, porque tienen salarios de miseria (...) y la beca tampoco va a resolver eso, podría ser un programa que fracasará si no se toma en cuenta esta integralidad del problema".
Las cárceles como 'desechos humanos'
"Las cárceles parecen desechos de seres humanos, o les da el mensaje (a los internos) de que son seres humanos desechables, que a nadie le importa las condiciones infrahumanas en la que están, todo tipo de maltrato que sufren en los penales federales sobre todo, el encierro sobre el encierro, la falta de programas, de trabajo, de educación, de capacitación, y las condiciones mínimas en alimentos y medicinas", dice Azaola, quien desde el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) se encargó de diseñar algunas de las Encuestas a Población en Reclusión.
Aunque a decir de la investigadora ya no hay sobrepoblación en los centros penitenciarios debido a que cerca de 50 mil personas han salido bajo el nuevo sistema de justicia penal, considera que hay un abandono en las cárceles que afecta a los internos, sus familiares y a la comunidad misma.
El Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2017 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) da cuenta del abandono, pese a la reducción de la población. Los penales de 16 estados empeoraron en comparación con el año anteriordebido al hacinamiento, la mala alimentación, la sobrepoblación y el autogobierno que imperan en algunos de ellos.
Tenemos que ver a las cárceles como sitios donde es muy importante que estas políticas de paz, reconciliación, humanización y dignificación lleguen.-Elena Azaola, especialista en justicia.
La esperanza al recobrar la libertad es difusa. El 32% tienen dudas de que sus aspiraciones de poder continuar estudiando, obtener un empleo, formar una buena familia, tener un buen nivel de vida, tener una casa y poder recorrer el mundo, de acuerdo con la encuesta en la que participó Azaola.
El balance de EPN
A cuatro meses de que el presidente Enrique Peña Nieto concluya su sexenio, Elena Azaola Garrido tiene claro que el mandatario deja una gran deuda en materia de justicia y para muestra el caso de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, cuyo caso aún no ha sido resuelto y ha orillado al próximo gobierno a plantear una Comisión de la Verdad para esclarecer el caso.
"Yo creo que deja déficits por todos lados, no ha tenido la sensibilidad que debería haber tenido. Lo mostró muy claramente en el caso de Ayotzinapa, un caso que se pudo haber resuelto a las dos semanas o al mes, con que simplemente se admitiera en este caso participó desde el gobernador, pero también la estación militar, tal general, el policía federal, como que se negaron a admitir la participación de autoridades federales, quisieron decir que todo era un tema local de policías locales en combinación con el crimen organizado, y esto se ha vuelto un caso tan grande que es representativo de un montón de hierros que se han cometido no solo en ese, sino en otros caso", dice Azaola.
Con la distorsión y mentira en las investigaciones judiciales han mostrado "falta de humanidad, de sensibilidad". Aunque la especialista espera que el próximo gobierno pueda avanzar en reparar el daño, está consciente que "es difícil que pueda lograr todo lo que ha prometido en un corto plazo".
Este texto forma parte de la serie #VocesDeLaTransición. Fuente: huffingtonpost.com.mx.
#VocesDeLaTransición La especialista Elena Azaola habla en exclusiva sobre los déficits de Peña Nieto en justicia y los retos de AMLO para cambiar la realidad de los jóvenes en México.
"Niños sicarios", jóvenes en conflicto con la ley, violencia en casa, en la escuela y en las calles. Si alguien ha estudiado el camino tortuoso por el que han pasado muchos niños y jóvenes privados de su libertad en México y el reto que implica transformar estas vidas es Elena Azaola, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Elena Azaola ha dado voz a estos niños y jóvenes —los olvidados por el Estado, los discriminados por la sociedad — y ha intentado comprender a través de encuestas y estudios no solo quién está ahí, sino cómo llegaron ahí: agresiones de los padres o familiares cercanos, consumo de alcohol y drogas, trabajo infantil, violencia en las aulas, huida temprana de casa y hasta el deseo de imitar un estilo de vida que ven en su entorno.
AMLO y la transición adelantada
Ante la situación de emergencia que vive el país y frente a la pasividad del gobierno de Enrique Peña Nieto de que "aquí no pasa nada", Elena Azaola considera que el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha enviado un mensaje durante este periodo de transición adelantada de que tomará las riendas y de un cambio en el discurso, aunque advierte que la situación es compleja y que no hay soluciones fáciles.
"Yo me quedo con un buen mensaje de que aquí urgen hacer cosas (...) me parece bien el cambio de discurso, el giro, aunque desde luego hay que ser conscientes de que es por lo pronto solo un cambio de discurso, que hay una realidad que es tan avasalladora, que son de tal complejidad las violencias, que no va a tener una solución fácil", dice Azaola Garrido en entrevista con el HuffPost México.
Para Elena Azaola, la propuesta del próximo gobierno de amnistía en delitos graves, si está bien aterrizada, va en el camino correcto, aunque el reto pasa por "verdaderamente llevarlos a la práctica sólidamente, no con estos tumbos".
Aunque se muestra abierta a la despenalización de las drogas anunciada por la exministra Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación propuesta por el próximo gobierno, Azaola tiene dudas de que será el factor clave que ayudará a reducir drásticamente la violencia, como el año pasado cuando se registraron 25 mil 339 carpetas por homicidio doloso. "¿Por sí mismo la legalización de las drogas va a disminuir la violencia? Pues no en sí mismo, yo creo que la violencia tiene tantos rostros, tantas caras, tantas manifestaciones, que desde luego, legalizar las drogas podría ser una parte de lo que podría contribuir a disminuir la violencia, pero ni en automático, ni todas las violencias".
Las violencias
La investigadora tiene claro el catálogo de violencias en la que se ven inmersos los jóvenes y la población en general: "Violencia contra los niños, violencia de género, la violencia y la familia, la violencia y las escuelas, violencia institucional, la violencia estructural que es la violencia de la desigualdad, de la pobreza, todas esas tendrían que atenderse de manera articulada en un programa que pudiera ir avanzando paulatinamente".
En el informe de 2017 Adolescentes: Vulnerabilidad y Violencia, que incluye entrevistas a 730 adolescentes que se encuentran privados de su libertad en centros de internamiento de 17 entidades, Azaola y su equipo encontraron que:
El 69% de los entrevistados tiene uno o varios familiares que han estado en prisión.
El 89% de las y los adolescentes habían trabajado antes de ser privados de su libertad, siempre en condiciones precarias y con bajos salarios.
El 43% se salieron de su casa, temporal o definitivamente, y el 31% lo hizo por problemas familiares.
El 40% sufrieron maltratos físicos, frecuentemente en su familia.
El 68% consumía drogas o alcohol antes de ser privados de su libertad.
El 57% fueron golpeados y maltratados severamente por diferentes instituciones de policía al momento de su detención.
Frente a este panorama, la especialista se pregunta si López Obrador es consciente de todas las piezas que se necesitan para "poder armar un rompecabezas que sirva para combatir eso, la profundidad de los daños, el tiempo que puede tomar, son generaciones".
Becarios sí, ¿sicarios no?
Por estas razones, Azaola cree que el programa que ha pronunciado AMLO en varias ocasiones, "Becarios sí, sicarios no", con el que que pretende apoyar a más de 2 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, no es suficiente, al menos no para atender las distintas violencias que marcan la ruta de estos jóvenes y que terminan por determinar si serán un eslabón más del crimen organizado.
"Si (el programa) no va acompañado de medidas mucho más integrales que ataquen todos estos factores que encontramos que intervienen en que algunos niños, jóvenes, se deriven hacia la delincuencia, sea crimen organizado o sea otro tipo de violencias, pues difícilmente va a tener un impacto. El hecho solamente de darles una beca no va a cambiar el entorno, no va a cambiar las problemáticas en la familia, no va cambiar los problemas de adicción o los abusos sexuales que pueden haber sufrido, o la violencia en las escuelas. Hay tantos elementos que forman parte, no es tan fácil", acota.
Para la especialista en justicia, la afirmación de que si los jóvenes no tienen un empleo o no tienen acceso a la educación van a ser sicarios "es una reducción absurda". "Para producir un sicario se necesitan muchos factores, muchas causas que se conjuguen, no cualquier niño, cualquier joven se va a ir, y no es tanto por la falta de oportunidades de trabajo o de escuela, sino es por el tipo de escuelas que existen, por el tipo de trabajos que encuentran, porque tienen salarios de miseria (...) y la beca tampoco va a resolver eso, podría ser un programa que fracasará si no se toma en cuenta esta integralidad del problema".
Las cárceles como 'desechos humanos'
"Las cárceles parecen desechos de seres humanos, o les da el mensaje (a los internos) de que son seres humanos desechables, que a nadie le importa las condiciones infrahumanas en la que están, todo tipo de maltrato que sufren en los penales federales sobre todo, el encierro sobre el encierro, la falta de programas, de trabajo, de educación, de capacitación, y las condiciones mínimas en alimentos y medicinas", dice Azaola, quien desde el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) se encargó de diseñar algunas de las Encuestas a Población en Reclusión.
Aunque a decir de la investigadora ya no hay sobrepoblación en los centros penitenciarios debido a que cerca de 50 mil personas han salido bajo el nuevo sistema de justicia penal, considera que hay un abandono en las cárceles que afecta a los internos, sus familiares y a la comunidad misma.
El Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2017 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) da cuenta del abandono, pese a la reducción de la población. Los penales de 16 estados empeoraron en comparación con el año anteriordebido al hacinamiento, la mala alimentación, la sobrepoblación y el autogobierno que imperan en algunos de ellos.
Tenemos que ver a las cárceles como sitios donde es muy importante que estas políticas de paz, reconciliación, humanización y dignificación lleguen.-Elena Azaola, especialista en justicia.
La esperanza al recobrar la libertad es difusa. El 32% tienen dudas de que sus aspiraciones de poder continuar estudiando, obtener un empleo, formar una buena familia, tener un buen nivel de vida, tener una casa y poder recorrer el mundo, de acuerdo con la encuesta en la que participó Azaola.
El balance de EPN
A cuatro meses de que el presidente Enrique Peña Nieto concluya su sexenio, Elena Azaola Garrido tiene claro que el mandatario deja una gran deuda en materia de justicia y para muestra el caso de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, cuyo caso aún no ha sido resuelto y ha orillado al próximo gobierno a plantear una Comisión de la Verdad para esclarecer el caso.
"Yo creo que deja déficits por todos lados, no ha tenido la sensibilidad que debería haber tenido. Lo mostró muy claramente en el caso de Ayotzinapa, un caso que se pudo haber resuelto a las dos semanas o al mes, con que simplemente se admitiera en este caso participó desde el gobernador, pero también la estación militar, tal general, el policía federal, como que se negaron a admitir la participación de autoridades federales, quisieron decir que todo era un tema local de policías locales en combinación con el crimen organizado, y esto se ha vuelto un caso tan grande que es representativo de un montón de hierros que se han cometido no solo en ese, sino en otros caso", dice Azaola.
Con la distorsión y mentira en las investigaciones judiciales han mostrado "falta de humanidad, de sensibilidad". Aunque la especialista espera que el próximo gobierno pueda avanzar en reparar el daño, está consciente que "es difícil que pueda lograr todo lo que ha prometido en un corto plazo".
Este texto forma parte de la serie #VocesDeLaTransición. Fuente: huffingtonpost.com.mx.