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Imágenes de Marte obtenidas por una nave espacial de la NASA en un intervalo de diez años revelan la pronunciada transformación que una avalancha de hielo ha provocado en una región del Planeta Rojo, según el sitio web de la agencia aeroespacial estadounidense.
En diciembre de 2006, la nave Mars Reconnaissance Orbiter fotografió los depósitos estratificados del Polo Norte de Marte, cuyos pronunciados acantilados son "una de las áreas que cambian más activamente en el planeta", según la NASA. Una segunda foto del mismo sitio obtenida el pasado 25 de marzo muestra que el paisaje ha cambiado casi completamente, pues en ella se aprecian unos bloques de hielo que cubren el suelo y que no aparecen en la primera.
La NASA ha explicado que el hielo y la nieve que cubren la superficie marciana no son iguales que los de la Tierra, pues en realidad se trata de dióxido de carbono, conocido ampliamente como hielo seco.
El instrumento HiRISE ha estado fotografiando las mismas áreas que documentó en 2006-2007 para que los científicos puedan detectar los cambios. "Esta gran base de referencia nos permite ver cambios grandes y raros, así como muchos cambios más pequeños", han apuntado los científicos.
Imágenes de Marte obtenidas por una nave espacial de la NASA en un intervalo de diez años revelan la pronunciada transformación que una avalancha de hielo ha provocado en una región del Planeta Rojo, según el sitio web de la agencia aeroespacial estadounidense.
En diciembre de 2006, la nave Mars Reconnaissance Orbiter fotografió los depósitos estratificados del Polo Norte de Marte, cuyos pronunciados acantilados son "una de las áreas que cambian más activamente en el planeta", según la NASA. Una segunda foto del mismo sitio obtenida el pasado 25 de marzo muestra que el paisaje ha cambiado casi completamente, pues en ella se aprecian unos bloques de hielo que cubren el suelo y que no aparecen en la primera.
La NASA ha explicado que el hielo y la nieve que cubren la superficie marciana no son iguales que los de la Tierra, pues en realidad se trata de dióxido de carbono, conocido ampliamente como hielo seco.
El instrumento HiRISE ha estado fotografiando las mismas áreas que documentó en 2006-2007 para que los científicos puedan detectar los cambios. "Esta gran base de referencia nos permite ver cambios grandes y raros, así como muchos cambios más pequeños", han apuntado los científicos.