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Hasta hace muy poco la idea de curar el cáncer era inviable: normalmente los pacientes sobrevivientes se consideran en estado de remisión de la enfermedad. Pero a partir de los avances en inmunoterapias, "una cura para el cáncer se ha vuelto posible, incluso probable", escribió Ezekiel Emanuel, vicedecano de la Universidad de Pensilvania y titular del departamento de ética médica y políticas sanitarias.
"Pero, trágicamente, los costos de estas terapias son tan altos que no están al alcance del sistema de salud de los Estados Unidos. Es posible que el alto precio de las drogas impida una revolución en potencia en el tratamiento del cáncer, lo cual sugiere que debemos reconsiderar cómo les ponemos precio", agregó.
Según una investigación de la Universidad de Pensilvania, el costo real de la inmunoterapia por paciente es de USD 60.000. Sin embargo, la etiqueta que le ponen las empresas farmacéuticas es varias veces esa cifra: USD 373.000 y USD 475.000 por paciente.
Desde que la Administración de Alientos y Medicamentos (FDA) aprobó dos tratamientos llamados CAR-T (receptor de antígeno quimérico de linfocito T), Kymriah, en 2017, que comercializa Novartis AG, y Yescarta, en 2018, que vende Gilead Sciences Inc., numerosas vidas de personas que no respondían a la quimioterapia se han salvado. Actualmente se desarrollan 400 ensayos clínicos para utilizar terapias similares en distintos tipos de cáncer.
Los tratamiento de CAR-T funcionan a partir de la recolección de células del sistema inmunológico del paciente que se reprograman genéticamente para que se unan a una proteína específica de la superficie de las células malignas. Una vez que se inoculan al paciente, sólo atacan aquellas células que tienen esa proteína, en lugar de atacar indiscriminadamente, como la quimioterapia, también a células sanas.
"Pero hay un obstáculo", advirtió Emanuel en The Wall Street Journal. "Kymriah tiene un precio de entre USD 373.000 u USD 475.000 por paciente, según el tipo de cáncer, y Yescarta, de USD 373.000. Cuando se suman los demás costos necesarios del apoyo médico, el costo promedio de tratamiento por paciente asciende a USD 500.000 a USD 850.000". Aunque las empresas ofrecen descuentos a algunos enfermos, el problema del sistema es más complejo, observó.
Según los cálculos del experto en oncología, también autor de Prescription for the Future y Reinventing American Health Care, entre otros libros, si se multiplican esas cifras por la cantidad de gente que necesita este tratamiento, el país podría quebrar.
"Consideremos qué sucedería si las nuevas drogas se usaran para tratar a 250.000 pacientes de cáncer por año, sólo el 40% de los estadounidenses que mueren cada año de cáncer", propuso. La inmunoterapia incrementaría el gasto de los Estados Unidos en medicaciones "en aproximadamente USD 93.000 millones".
Emanuel se preguntó por qué los precios de estos nuevos tratamientos son tan exorbitantes. "La explicación habitual es el costo de la investigación innovadora de alto riesgo. Como Joseph Jiménez, el CEO de Novartis, dijo a Forbes cuando se desarrolló Kymriah: 'Hemos gastado una cantidad considerable de dinero para llevar esta terapia al mercado, en su desarrollo y en su proceso de fabricación, inversiones que no hemos revelado pero que empequeñecen cualquier cosa que haya invertido el gobierno". En otras ocasiones estimó que el costo de desarrollar Kymriah fue de USD 1.000 millones.
"Es por cierto una gran inversión, pero es mucho menos llamativa cuando se la compara con el ingreso que se espera de la droga", escribió Emanuel. "Sobre la base del precio de lista de Kymriah, tratar a sólo 2.700 pacientes permitiría que Novartis recuperase su inversión total".
Analistas de la consultora Coherent Market Insights estimaron que hacia 2028 el mercado global de Kymriah y Yescarta será de más de USD 8.500 millones. Según el especialista, los altos precios que fijan las compañías farmacéuticas son posibles porque lo permiten las normas y se estima que el mercado puede tolerarlos. Sin embargo, para que la inmunoterapia llegue a todos los que la necesitan sin comprometer el gasto nacional, "se requerirá un nuevo enfoque, con el gobierno a la cabeza".
Dado que los Estados Unidos es el único país desarrollado donde las farmacológicas pueden fijar los precios de manera inconsulta, la propuesta del autor sería "vincular el precio de una droga a cuánto mejora la salud de las personas".
Al usar ese criterio, "se reducirían sustancialmente los precios de las drogas para el cáncer como Zytiga y Rucaparib, que prolongan las vidas de los pacientes en unos cuatro meses en promedio, pero se venden a USD 150.000 por año". Ese principio facilitaría "el gasto en curas efectivas como Kymriah, que producen valor real en términos de las vidas que se prolongan y se salvan".
Fuente Infobae