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Por temor a que menores de edad sean víctimas de delito, los padres de familia optan por “encerrarlos” el mayor tiempo posible en los hogares, negarles uso de joyas, efectivo o salir a divertirse.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe), realizada en Quintana Roo este año a una población muestra de 18 años y más, el 71% respondió que dejó de permitir a sus hijos salir de sus hogares; el 67% les negó el uso de joyas; el 56% salir de noche; el 55% llevar dinero en efectivo; es decir, que dejaron de realizar actividades cotidianas, por miedo a que sufran robos, asaltos, secuestro exprés o “levantones”.
Otras costumbres que los padres prohibieron a sus hijos son: salir a caminar en los alrededores, como por ejemplo los parques públicos de la colonia en donde viven; llevar consigo una tarjeta de crédito o débito para evitar robos en los que obliguen a los menores a realizar compras o disponer del dinero en efectivo en cajeros automáticos.
El 33% de los entrevistados concordó en que han prohibido en más de una ocasión a sus hijos acudir a visitar a familiares y amigos, así como utilizar el transporte de taxi para acudir a algún destino cercano o lejano de su hogar.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), ir al cine, plazas comerciales, utilizar el transporte público (servicio colectivo o camiones urbanos), viajar por carretera e incluso ir a la escuela, se encuentran dentro de las actividades que también han negado los padres a sus hijos, en algunas ocasiones.
Alejandro Baeza Ruiz, expresidente del Colegio de Psicólogos en Quintana Roo A. C. (Copsiqroo), explicó que este tipo de conductas humanas de temor son preventivas, como consecuencia de lo que la persona observa en su entorno.
“Los padres protegen a sus hijos, es parte de su conducta natural, al ver que en las ciudades ocurren delitos quieren evitar que les ocurran, pero no se debe caer en un estado de temor total”, dijo.
Por temor a que menores de edad sean víctimas de delito, los padres de familia optan por “encerrarlos” el mayor tiempo posible en los hogares, negarles uso de joyas, efectivo o salir a divertirse.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe), realizada en Quintana Roo este año a una población muestra de 18 años y más, el 71% respondió que dejó de permitir a sus hijos salir de sus hogares; el 67% les negó el uso de joyas; el 56% salir de noche; el 55% llevar dinero en efectivo; es decir, que dejaron de realizar actividades cotidianas, por miedo a que sufran robos, asaltos, secuestro exprés o “levantones”.
Otras costumbres que los padres prohibieron a sus hijos son: salir a caminar en los alrededores, como por ejemplo los parques públicos de la colonia en donde viven; llevar consigo una tarjeta de crédito o débito para evitar robos en los que obliguen a los menores a realizar compras o disponer del dinero en efectivo en cajeros automáticos.
El 33% de los entrevistados concordó en que han prohibido en más de una ocasión a sus hijos acudir a visitar a familiares y amigos, así como utilizar el transporte de taxi para acudir a algún destino cercano o lejano de su hogar.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), ir al cine, plazas comerciales, utilizar el transporte público (servicio colectivo o camiones urbanos), viajar por carretera e incluso ir a la escuela, se encuentran dentro de las actividades que también han negado los padres a sus hijos, en algunas ocasiones.
Alejandro Baeza Ruiz, expresidente del Colegio de Psicólogos en Quintana Roo A. C. (Copsiqroo), explicó que este tipo de conductas humanas de temor son preventivas, como consecuencia de lo que la persona observa en su entorno.
“Los padres protegen a sus hijos, es parte de su conducta natural, al ver que en las ciudades ocurren delitos quieren evitar que les ocurran, pero no se debe caer en un estado de temor total”, dijo.