Omar Celis, usuario de Facebook, escribió en su espacio el siguiente relato que nos pareció interesante.
Un sujeto le tapaba el paso para entrar a la Iglesia de la Alemán, y cuando le pidió que se retiré el tipo enloqueció y lo retó -al parecer a golpes-. Pero cuando le dijo que era el párroco de la Iglesia y que debía dar su misa, el sujeto cambio e actitud y por fin, cedió el paso.
Palabras más palabras menos, es el resumen de la historia completa que aquí la transcribimos tal cual:
Mentira o no piadosa: Llegando a la iglesia de la Alemán por un contrato. Un automóvil tapando la entrada al estacionamiento de la iglesia y yo con veinte cosas que bajar y toda la calle llena de automóviles. Le hice señales y no se mueve. La cola de automóviles atrás pitando. No hay más, tuve que bajarme. Doy dos pequeños golpes al vidrio del coche y alguien dentro lo baja. Increíble, era un troll enfurecido, enorme, achocado en el auto, me grita y me reta. Yo con la calma y sonrisa le digo: "Hijo, soy el sacerdote que va a oficiar la misa". La cara del poseído cambió instantáneamente y ya como corderito tierno y amable me dice: "¡Disculpe Padre, ahora me muevo!". Mejor la mentira que el enfrentamiento. Alguien me ha enseñado que la verdad es un don preciado y en ocasiones este tipo de mentiras evita el conflicto. No se si este dispensado pero hoy ya no quiero pleito, solo paz.