Yucatecos ya resienten el llamado "Síndrome de la Cabaña"

23 junio 2020
Noticias de Yucatán. 

Si en esta primera ola de reactivación económica en Yucatán te ha tocado regresar al trabajo y tienes miedo de salir, puede que tengas el Síndrome de la Cabaña.

La psicóloga Andrea Vega Seoáñez, de El Prado Psicólogos, explicó que no se trata de una enfermedad mental. 

"Se habla de síndrome cuando una persona experimenta un conjunto de síntomas y reacciones tanto emocionales, como cognitivas y motoras tras determinada experiencia vital y a la que están íntimamente ligados", apunta esta especialista.

Tal y como indica Vega Seoáñez, en este caso, el Síndrome de la Cabaña conlleva una serie de pensamientos catastrofistas vinculados a lo que se encuentra más allá de los límites del hogar.

A nivel fisiológico se siente miedo y todas sus manifestaciones como taquicardia, hiperventilación y sudoración. 

También, hay una respuesta motora en la que prima la evitación, optando así por la reclusión como forma de vida deseada ante la percepción de seguridad que conlleva, asegura esta psicóloga especializada en Psicoterapia de Adultos.

Cómo superarlo

Andrea Vega asegura que la sintomatología que conlleve la emoción de miedo requiere un "patrón general de gestión" que habrá que adaptar a cada individuo particular en relación a las propias necesidades, recursos y dificultades existentes.

Dicho patrón general se apoya en la necesidad de permitir a la persona un nuevo aprendizaje más ajustado tras entrar en contacto con el estímulo o estímulos en cuestión para, posteriormente, permanecer frente al mismo sin tratar de huir o eliminar de forma inmediata el malestar, comprobando experiencialmente y en primera persona como las reacciones de su cuerpo no se corresponden con la vivencia real. 

Es decir, otorgando a la persona una valiosa oportunidad para reaprender el valor objetivo de la situación, persona o cosa sin alimentar la sesgada creencia de "peligro".

"Para llevar a cabo lo anterior será fundamental, por un lado, tener un objetivo propio, una motivación personal por la que permitirse involucrarse en tal esfuerzo", sostiene esta psicóloga.

Agregó que dicha aproximación a tal estilo de vida elegido ha de ser paulatina. 

Es decir, comenzar con pasos pequeños pero firmes y determinantes. Pasos que comiencen a desarrollar en la persona la sensación de eficacia, capacidad, fortaleza y satisfacción que, a su vez, sirvan de base e impulso para el camino que aún queda por recorrer.

La especialista expone que dicha jerarquía podría basar sus primeros pasos en: bajar la basura al contenedor más cercano y volver a casa, bajar sin tener un objetivo puntual y permanecer en la propia acera durante unos minutos preestablecidos, bajar posteriormente a la acera de enfrente, dando paulatinamente pasos con una mayor inversión temporal y lejanía con respecto al hogar y zona de confort.

 

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