RANGÚN/HPAKANT.- Cuando menos 140 personas murieron este
jueves en un accidente en la mina de jade más grande del mundo en el norte
de Birmania.
El percance puso en evidencia las penosas condiciones
de trabajo de los mineros en una industria que mueve grandes cantidades de
dinero, con una corrupción rampante.
La tragedia ocurrió a las 8:00 horas cuando, en medio de una
lluvia torrencial, una avalancha sepultó a un grupo de mineros, informó el
Departamento de Bomberos birmano en su página de Facebook.
"El número de fallecidos asciende a 140 hasta el
momento, con 40 heridos", dijo el administrador del distrito, U Shwe
Thein.
Aún hay cadáveres entre la tierra
"Las operaciones de rescate cesaron hoy, pero se
retomarán mañana. Prevemos encontrar a mucha gente bajo la enorme masa de
tierra", agregó.
Las víctimas estaban extrayendo jade de las laderas
excavadas en el vasto complejo minero de Hpakant, una remota localidad situada
en el estado Kachin.
A lo largo del día y bajo una lluvia incesante los servicios
de bomberos, con la ayuda de otros mineros, se dedicaron a rescatar los
cuerpos sepultados por la avalancha entre el barro de la ladera de la
mina.
Phoe Htoo, jefe de un grupo de voluntarios, dijo que
"hay un pedazo de tierra cerca del lugar del suceso que podría
colapsar en cualquier momento, por lo que cuanto más trabajan los equipos de
rescate más aumentan los riesgos".
"Además, algunos cadáveres están flotando en el
agua, de modo que no podemos recoger esos cuerpos, ya que las condiciones del
terreno y del agua son demasiado peligrosas", añadió.
Precariedad de las minas
El número de fallecidos es de los más altos que se
recuerden, pero este tipo de sucesos son frecuentes en Hpakant, donde los
mineros trabajan en condiciones extremadamente precarias.
En este caso la avalancha ocurrió en cinco parcelas
abandonadas donde buscadores informales tratan de encontrar la gran piedra
de jade que les haga ricos.
En abril del año pasado al menos 54 personas murieron a
causa de un corrimiento de tierras en otro punto del complejo minero
de Hpakant, localizado a unos 800 kilómetros al norte de la capital, Naipyidó.
Imán para miles de pobres
Las minas de jade, a las que la prensa extranjera tiene el
acceso vedado son imán para miles de birmanos empobrecidos, pero en la
mayoría de los casos los beneficios son escasos y los riesgos elevados.
A ello se suma el frecuente uso de drogas, como
metanfetaminas, que se producen a escala industrial en el norte del país,, para
soportar las duras condiciones de trabajo.
Incluso a veces a los mineros les pagan con las drogas
en lugar de dinero, lo que ha sido denunciado por organizaciones locales de
defensa de los derechos humanos durante años.
Un negocio multimillonario
Birmania es el mayor productor mundial de jadeíta,
preciada variedad de jade que se extrae principalmente en las montañas de
Kachin y es codiciada en la vecina China, donde termina la mayoría de las
exportaciones.
La mayor parte de la extracción y comercio del jade
procedente de Hpakant se produce en el mercado negro, por lo que no existen
datos oficiales fiables.
Sin embargo, la ONG Global Witness reveló en 2015, tras una
exhaustiva investigación, la dimensión de un negocio multimillonario del
que se benefician solo unos pocos.
Según Global Witness, el valor total de la producción del
jade birmano ascendió en 2014 a 31,000 millones de dólares, equivalente al
48 % del PIB oficial del país y 46 veces mayor que el gasto total del
gobierno en Sanidad.
Guerrilleros, entre los beneficiados
Entre los beneficiarios figuran organizaciones
guerrilleras, señores de la guerra, narcotraficantes, empresarios o jerarcas
militares como el exgeneral Than Shwe, al frente de la junta militar entre 1992
hasta su retiro en 2011.
La líder de facto de Birmania y premio Nobel de la Paz,
Aung San Suu Kyi, prometió que introduciría reformas en la industria del jade
cuando tomó posesión hace cuatro años tras su victoria electoral en noviembre
de 2015, pero su gobierno aún no logra cambiar el sector.
Una tierra en conflicto
Además, las minas de Hpakant están en un territorio en el
que hay un conflicto armado entre el Ejército birmano y la guerrilla
etnonacionalista del Ejército para la Independencia Kachin (KIA, siglas en
inglés).
Luchan por la autonomía del territorio y su etnia desde su
fundación en 1961 y controlan una franja de territorio junto a la frontera con
China.
El conflicto se reactivó en 2011, tras un alto el fuego que
duró 17 años, y ya desplazó a unas 100,000 personas de sus hogares.
Uno de los factores del conflicto es la disputa por el
control de los abundantes recursos naturales de Kachin, que además del
jade cuenta con reservas de madera de teca, yacimientos de oro o recursos
hidrológicos.