Una pregunta de rutina por parte de su médico
llevó a Julian Peter, una joven de Kenia de 29 años, a descubrir que
había nacido sin
útero, sin cuello uterino y sin vagina.
Doce años después, compartió su historia con la
BBC. Este es su testimonio.
"Nací con una enfermedad llamada síndrome de
Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH).
Las mujeres que paceden esta enfermedad nacen sin útero, sin
cuello uterino y sin vagina, y a veces también sin un riñón.
Como no tengo útero, jamás tuve una menstruación. Pero no me
siento mal por eso.
Cuando las personas se enteran de mi enfermedad reaccionan
en formas diferentes.
"Pueden decir lo que quieran"
Alguien me recomendó una vez que fuera a algún sitio a pedir
que rezaran por mí.
Otra persona afirmó que seguramente mi abuela debía haber
hecho algo malo, porque provengo de Ukambani, una región asociada con la
hechicería.
Pueden decir lo que quieran, pero lo que realmente
importa es la manera en la que yo reacciono.
Si comenzara a prestar atención a las opiniones de otras
personas, eso seguramente afectaría a mi confianza y me haría dudar sobre mí
misma.
Descubrí que tenía el síndrome a los 17 años. En esa época
era una estudiante.
Fui al hospital porque se me hinchaban las piernas.
Lo primero que me preguntó el médico fue cuando había
menstruado por última vez. Le respondí que jamás había tenido un período.
En el hospital me hicieron una tomografía, que reveló que mi
aparato reproductivo no tenía un orificio exterior.
Me operaron para intentar abrir un canal vaginal, pero la
intervención no tuvo éxito.
Otra tomografía mostró que no tenía útero ni cuello uterino
y me diagnosticaron con MRKH.
Lloré durante tres días tras ese diagnóstico, pero
luego decidí seguir adelante con mi vida.
Tenía solo 17 años y era muy joven, por lo que mi prioridad
era volver al colegio.
Estaba todavía en el hospital con mi madre, que me crió
sola.
Ella quedó en shock con la noticia, e incluso se
preguntaba si como madre tenía alguna responsabilidad y había cometido algún
error.
"No quería operarme"
Como había estudiado biología, entendí bien lo que el médico
me dijo aquella primera vez.
Pero yo no quería pasar por una operación en ese momento,
porque quería terminar mis estudios.
Diez años después, regresé al hospital y tuve otra operación
que sí tuvo éxito.
El tipo de MRKH que yo tenía significaba que no tenía útero
ni cuello uterino. También carecía de vagina y solo tenía un riñon. La
operación fue para crear un cana vaginal.
Mi vida es normal, pues el MRKH no interfiere con cómo yo
quiero vivirla.
Pero otras personas con este síndrome precisan de apoyo
psicológico profesional para superar el impacto emocional.
Una vez que comprendes las implicaciones de esta
enfermedad debes descartar la posibilidad de tener hijos biológicos.
Me hicieron cuatro tomografias en total y en ninguna de
ellas se detectó la presencia de ovarios, por lo que tampoco es posible extraer
óvulos para fertilización in vitro.
Debemos aceptarnos como somos. Aunque darte cuenta de que no
eres como otras mujeres es difícil y precisas tener a alguien con quien
conversar.
Conocí a otras personas aquí en Kenia que padecen el mismo
síndrome y compartimos nuestras experiencias.
Acepté mi enfermedad desde el comienzo y me acepté a mí
misma, por lo que puedo decir que me siento bien.
Explicaciones a mi pareja
Tuve algunas relaciones sentimentales. Y nunca dejo pasar
mucho tiempo antes de hablar con quien en ese momento es mi pareja y contarle
sobre mi enfermedad.
Si quieren aceptarla, lo harán. Pero los seres humanos son
apenas seres humanos.
Y muchos de los hombres a quienes les conté sobre mi
síndrome simplemente me dejaron. Otros me acusaron de mentir para ahuyentarlos.
En estos momentos no tengo pareja, pero todo es obra de
Dios.
Tuve la operación para construir el canal vaginal en 2018 y
aún no me siento preparada para tener una relación sexual.
Tampoco estoy lista para encarar un matrimonio.
Y creo que si algún día me caso, una opción sería adoptar.
Consejos a los padres
Me llevó al menos 10 años decidir hablar públicamente sobre
mi historia.
Hay muchas personas que no entienden qué es el MRKH y quiero
crear conciencia sobre este síndrome.
En primer lugar, a los padres de bebés con la
enfermedad les digo que no acepten operar a sus hijas mientras
son niñas.
En mi opinión, la cirugía solo debe ocurrir cuando ellas
entiendan más sobre el síndrome, porque la operación es un procedimento
complejo y largo.
Es una intervencióndolorosa y una niña no entendería
qué le está sucediendo.
Los padres también deben informarse sobre este síndrome para
poder ayudar a sus hijas a lidiar con el estigma que seguramente enfrentarán.
Formé un grupo de apoyo y sé que las personas con MRKH
enfrentan todo tipo de desafíos.
Algunas mujeres están casadas y se ven ante una gran presión
por parte de sus suegros, quienes quieren nietos. Una joven me contó que sus
suegros la acusan de ser en realidad un hombre.
Así que en mi grupo escuchamos a las personas y las
alentamos.
Lo importante es ayudarnos entre nosotras porque esta
travesía puede ser difícil".
Fuente: BBC News