Las dosis de vacuna contra la COVID-19 que se producirán en el mundo en el corto y mediano plazo no alcanzarán para cubrir a todos. La estrategia de distribución ha empezado por diseñarse en los organismos internacionales y los mecanismos como el Covax, que busca un acceso equitativo para todos los países a la inmunización.
María de Jesús Sánchez, asesora internacional del área de Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó, en un seminario web sobre la vacuna COVID, organizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de México, que para asegurar ese acceso equitativo se planea la asignación de las vacunas en dos fases, una primera que cubriría el 20% de la población de los países participantes y solo después se pasaría a la fase 2 por nivel de riesgo.
Frente a esa escasez y alta demanda en todo el mundo, la OMS pidió a los países diseñar sus hojas de ruta para determinar a quiénes se va a vacunar primero en cada lugar. México basó su estrategia en cubrir a los grupos de mayor riesgo para bajar el número de fallecimientos por el coronavirus.
Sergio Bautista, director del área de Economía de la Salud del INSP y miembro del Grupo Asesor en Vacuna COVID-19 en México, explicó, en ese mismo seminario web, que en una estrategia basada en cubrir a las personas con más riesgo es posible disminuir las muertes por COVID en 90% con solo el 50% de la población vacunada.
Aunque, en entrevista con Animal Político, Celia Alpuche, coordinadora del Grupo Técnico Asesor para la Vacuna COVID-19 en México, ataja que “de acuerdo a la calendarización que se está haciendo, con la mejor disposición e integración de todo el sector público y el privado, y siempre y cuando no se retrasen las entregas (de vacunas por parte de los fabricantes) no podremos avanzar más allá de esto hasta en seis meses”.
Para cubrir primero a los grupos con mayor susceptibilidad a presentar una forma grave de COVID se eligió empezar con el personal de salud. Las 250 mil dosis de la vacuna de Pfizer que se prevé lleguen a finales de diciembre a México serán para quienes están en primera línea atendiendo a los pacientes afectados por el coronavirus.
Esto, explica Alpuche, no es solo por una cuestión de riesgo por exposición. Es también “por un principio moral y ético de reciprocidad a ellos que están dando su salud y su vida para atender a los demás”. Lo que prevalece después en el plan de México es la edad y dentro de cada grupo etario van primero quienes tienen comorbilidades.
El grupo estratégico de inmunización de la OMS ha generado una hoja de ruta, explica Alpuche, para recomendar a los países cómo realizar estos ejercicios de priorización. Los trabajadores de la salud van por delante, después prevalece la edad con diferentes grupos de riesgo. “Muchos países han estado trabajando estas hojas de ruta. Reino Unido también ha priorizado por trabajadores de la salud, edad y grupos de riesgos, lo mismo Estados Unidos y Canadá”, precisa.
En México, después de concluir con el personal de primera línea, vendrá una segunda etapa que iniciará en febrero de 2021 y concluirá hasta abril de ese año, en esta se seguirá vacunando al resto del personal de salud (en México hay un total de 975 mil, es decir que en la primera etapa se cubrirá solo al 12.5%). Pero esta segunda fase ya incluirá también a todas las personas de 60 años y más, y así se irá cubriendo por edad al resto de la población.
En la etapa 3, de abril a mayo de 2021, se inmunizará a las personas de 50 a 59 años. En la etapa 4, de mayo a junio, a las personas de 40 a 49 años. Y en la etapa 5, de junio de 2021 a marzo de 2022, al resto de la población.
Con cubrir al grupo de 50 años y más, e incluyendo al personal de salud, México habrá logrado inmunizar a 58 millones de personas, para mayo de 2021. En ese momento podrían entonces bajar las muertes por COVID hasta 90%.
Sergio Bautista explicó, en el seminario web sobre vacunación COVID, que en otro modelo se podría haber considerado primero a todos los trabajadores esenciales, privilegiando un enfoque más económico y no el de evitar muertes.
Aunque Celia Alpuche asegura en la entrevista con este portal que ya se evalúa que otros trabajadores, además de los de salud, tendrían que entrar en las siguientes rondas a partir de enero. Pero “en esta logística de por edad y con comorbilidad muchos estarían ya considerados”.
Los retos
Alpuche admite que hay muchos retos con la vacunación contra COVID. Para empezar el desarrollo de las vacunas se está dando con una velocidad nunca antes vista. El tiempo de estudio de estas vacunas es corto y el número de pacientes estudiados es limitado, señala.
“Normalmente un estudio de vacuna desde las fases clínicas hasta la aplicación tarda entre 12 y 15 años. Ahora fue en meses. Eso nos dice que el tiempo es corto, y por más que se hable de 90 mil individuos en los ensayos, para identificar efectos adversos vamos a tener que ver millones de dosis aplicadas, pero esta es la mejor arma que en este momento tenemos para enfrentar una situación tan difícil”, advierte la especialista.
Por esta necesaria celeridad, la vigilancia posterior a la vacunación deberá reforzarse y ser eficiente en el seguimiento, a través de un sistema de vigilancia de todos los vacunados.
“El seguimiento de las personas que se vacunan no va a ser nada fácil. Va a llegar un momento en que no solo vamos a tener un solo tipo de vacuna, vamos a tener varios tipos de vacunas al mismo tiempo. Hay que seguir a todas las personas para saber qué le toco en la primera dosis, cómo le está yendo, que no presente ningún efecto adverso, o que esto pueda ser detectado muy a tiempo”.
La coordinadora del grupo asesor para la vacuna COVID dice también que habrá muchos comentarios de por qué se inicia con un estado u otro, y sobre este primer ejercicio con los 125 mil integrantes de personal de salud en primera línea, lo cierto es que “las dosis no son suficientes, pero esa es la oferta del proveedor. No tenemos otra por ahora”.
Esta, además, señala, es una vacuna de logística difícil. “Se almacena a menos 70 grados. Hay que guardar la cadena de frío de una forma poco usual, como si fuera un reloj. Eso no es fácil y lo tenemos que hacer con mucho cuidado porque esto tiene que garantizar la calidad para las personas”.
Pese a todo eso, Alpuche reitera que por ahora, esto es lo mejor que se tiene para luchar con una pandemia que ha provocado muchas muertes y sufrimiento.