Uber tiene un problema. Bueno, en realidad muchos. Pero es posible que hayas notado recientemente que un viaje con la app es más caro de lo que solía ser. A medida que las compañías de transporte como Uber y Lyft elevan los precios a niveles récord, se entrevén las consecuencias de tener que lidiar con una gran "escasez de mano de obra" motivada en gran parte por la falta de incentivos financieros adecuados y unas condiciones de trabajo que dejan mucho que desear.
Después de una disminución en los viajes el año pasado, la gente quiere moverse de nuevo. Por eso, las compañías están luchando por encontrar suficientes conductores y mantener a los que tienen. Han invertido millones en estos esfuerzos, pero muchos de ellos ya no están interesados.
Sin conductores. Uber y Lyft tienen un problema de escasez de conductores. En EEUU, la cifra para ambas apps de transporte privado se han reducido alrededor de un 40%. Las dos compañías se han comprometido a gastar cientos de millones de euros para atraerlos de nuevo al asiento. De hecho, Uber anunció hace unas semanas que estaba lanzando un "estímulo" de 200 millones de euros para los conductores con la esperanza de acelerar su regreso a la plataforma.
"En 2020, muchos conductores dejaron de conducir porque no podían contar con tener suficientes viajes para que valieran la pena su tiempo. En 2021, hay más pasajeros que solicitan viajes que conductores disponibles para brindarles, lo que hace que sea un gran momento para ser un conductor", explicaba Dennis Cinelli, vicepresidente de movilidad de Uber. Pero no está muy claro que sea así.
Motivos. La pandemia ha golpeado duramente a los conductores, que se han visto abocados a buscar otros trabajos. Los que se han quedado se han sentido cada vez más frustrados con la forma en que pagan los gigantes de los viajes compartidos, especialmente a medida que continúa el aumento de precios. The Washington Post publicaba el mes pasado que a pesar de las altas tarifas que pagan los pasajeros, los conductores no reciben su parte.
Y los empleados siguen criticando a las empresas, diciendo que cada vez es más difícil ganarse la vida con las aplicaciones. “Cuando comencé a conducir, me garantizaron el 80% de la tarifa. Si ahí es donde estamos ahora, veo una ecuación muy diferente en el camino. Los conductores ven el 20, 30, 40% de la tarifa a veces", explicaba un conductor.
Incentivos. Uber y Lyft pensaban que los problemas de oferta se recuperarían en el tercer trimestre de este año. Sin embargo, con la demanda aún superando a la oferta, es un buen momento para presionar a las empresas a que realicen cambios radicales en beneficio de los conductores. Uber ya está considerando financiar programas de educación y desarrollo profesional.
Mientras tanto, Lyft cubre el coste de los coches de alquiler, ofrece bonificaciones de 650 euros a los conductores para que vuelvan y reparte dinero extra a los conductores cuando un viaje dura más de nueve minutos. La esperanza es que estos incentivos puedan persuadir a los conductores que se “desconectaron” después del desánimo de la falta de clientes.
Pero no quieren volver. La realidad es que, pese a estos nuevos beneficios, los trabajadores siguen señalando un factor importante para no regresar a la compañía: lo “horrible” que es trabajar para Uber y Lyft. Para algunos conductores, esto se vivía antes de que la pandemia asomara su cabeza. Y para otros, fue la gota que colmó el vaso.
"Si seguía conduciendo, algo se iba a romper. Ya pasó lo de las noches sin comer ni dormir. Me dolía la espalda, me dolían las articulaciones, me dolía el cuello, me sentía como un burro. Como un esclavo conduciendo todo el tiempo”, explicaba un exconductor en este reportaje de Vice.
La historia de los salarios. Muchos están desanimados por los experimentos de precios en constante cambio de estas empresas y la forma en que afectan a los trabajadores. En California, The Washington Post analizó cómo Uber y Lyft realizaron una larga serie de cambios en las estructuras de pago de los conductores desde la aprobación de la Proposición 22, una iniciativa de votación para preservar la clasificación errónea de su fuerza laboral, y durante la pandemia.
Descubrieron que en los últimos meses las empresas, en particular Uber, se estaban quedando con la mayor parte de los aumentos de tarifas como parte de un desacoplamiento entre el pago del conductor y las tarifas de los pasajeros. "Me despertaba todos los días preguntándome cuánto tiempo podía seguir así, simplemente no me sentía como una persona. Tengo dos hijos, mi madre, mi hermana, no los veía. Y estaba haciendo todo esto por ellos, pero apenas podía mantenerlos, apenas podía mantenerme a mí mismo", explicaba un conductor de Lyft en el mismo reportaje.
Tanto en entrevistas como en subforos de plataformas como Reddit exponen malas condiciones de trabajo, así como bajos salarios. Prioridades necesarias para que un sistema con precios artificialmente bajos funcione, pero que en su puerta trasera ha conseguido quemar su mano de obra y frustrar la organización laboral.