Instrumento musical que maltrataba a cerdos para hacer música

15 julio 2022
Noticias de Yucatán. 

Esta historia navega entre el mito y la realidad, pero es bastante curiosa. Se habla de que el rey Luis XI de Francia, que gobernó dicha nación durante el siglo XV, disfrutaba con la tortura de animales. El monarca, a quien le apodaban el Rey Araña o l’universelle araignée (pues no confiaba en nadie y espiaba tanto a enemigos como a aliados), al parecer mandó construir un extraño instrumento musical conocido como piganino.

El piganino, también conocido con otros nombres como armonio de cerdos, pigano, o porko forte, castigaba cerdos para que con sus chillidos se creara una sinfonía que satisfacía al monarca. Otros términos satíricos para referirse a este instrumento musical son schweineorgel (“órgano de cerdo” en alemán), ol’orgue à cochons en francés.

Según Lisa Kiser, autora de A Cultural History of Animals in the Medieval Age, el entretenimiento con animales entre el año 1000 y el 1400 era una práctica común en Europa.

Incluso, años más adelante, en específico en el siglo XIX, en Francia se practicaba un cruel juego conocido como getter au cochon. Dicha actividad consistía en que cuatro jugadores con los ojos vendados golpeaban a un cerdo hasta matarlo.

La historia del piganino

Al parecer, el creador de este instrumento musical fue el abad de Baigné, conocido por ser un inventor aficionado de instrumentos musicales. Después de recibir el reto o el encargo del rey, el abad creó una especie de teclado que se conectaba a una serie de jaulas donde había cerdos clasificados por el tono de sus voces.

Al pulsar una tecla, una especie de púas lastimaba a las pobres criaturas, quienes emitían gruñidos y chillidos con los que se creaba una aberrante pieza musical.

Se sabe que el abad, además de tener habilidades musicales, también conocía las distintas razas de cerdos y sus características. Por lo tanto, se dedicó a criar a un grupo de ellos durante un tiempo para después usarlos para el piganino.

No es la primera vez que la historia registra un supuesto instrumento musical que torturaba animales. En Musurgia Universalis, el compendio sobre música de 1650 de Athanasius Kircher, se habla del katzenklavier, un órgano parecido al piganino, en el que se usaban gatos para crear una sinfonía de maullidos.

Kircher describe el instrumento de esta manera:

“Para levantar el ánimo de un príncipe italiano agobiado por las preocupaciones de su puesto, un músico creó para él un piano de gatos. El músico seleccionó a varios gatos cuyas voces naturales tenían diferentes tonos y los colocó en jaulas adyacentes, de manera que cuando se presionaba una tecla del piano, un mecanismo elevaba una punta afilada hacia la cola del gato correspondiente”.

“El resultado era una melodía de maullidos que se iba haciendo más fuerte a medida que los gatos se iban desesperando más. ¿Quién no iba a reírse con esa música? Así fue como terminaron con la melancolía del príncipe”.

Por otro lado, en el siglo XVIII, el psiquiatra alemán Johann Christian Reil describe el mismo instrumento así:

“Una serie de gatos acomodados en una fila con sus colas extendidas detrás de ellos. Un teclado equipado con puntas afiladas sobre ellos. Los gatos afectados proporcionan el sonido. Una melodía tocada con este instrumento deberá traerlos a un estado fijo de conciencia”.

Aunque algunos creen que el órgano de gatos es un mito, el historiador Juan Calvete de Estrella lo relata en una descripción de la procesión del rey Felipe II en Bruselas.

No existen evidencias concretas de que ambos instrumentos existieran, sin embargo, el maltrato animal cometido por parte del hombre es algo que, por desgracia, existe desde siglos atrás.

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