Aunque el Día de las Madres suele celebrarse en México con bombo y platillos y es recibido con beneplácito por la gran mayoría de la población, en los últimos días la celebración del Día del Padre ha causado controversia, y no por la fiesta que un alcalde chiapaneco realizó a sus trabajadores.
Esta ocasión la objeción lo marcó el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred), que recibió denuncias de escuelas que restringen o se condiciona la participación en el festejo a los papás.
De acuerdo con el Copred, niños y niñas no pueden participar si no acude acompañado de una figura masculina, pues se asume que en todas las familias existe un padre al que hay que festejar.
Por ello, exhortó a las instituciones educativas del nivel básico (kínder, primaria y secundaria) a que replanteen las fiestas del Día del Padre, ya que se exalta un único modelo ce familia y no se tiene una perspectiva incluyente de infancias.
Y es que, según el Consejo, estas festividades justifican estereotipos de aprendizaje en la niñez, pero que no se visibiliza la diversidad de familias, sólo refuerza la familia tradicional.
Asimismo, consideró que estigmatiza a las familias que no encajan en el modelo tradicional, con lo que se acentúa exclusión, violencia y discriminación en contra de los menores que no viven en un modelo tradicional.
Desde 2010, destacó el Copred, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha enfatizado que la familia está protegida en la Constitución, pero no sólo la tradicional (un padre, madre y e hijos), sino todas las que han construido un lazo de afecto y acompañamiento, base de las relaciones humanas.
Por ello, el Consejo exhortó a que, en caso de festejar a los padres, los maestros deben orientar al alumnado sobre las familias diversas, como las lesbomaternales, homoparentales, aquellas en las que niñas y niños están al cuidado tanto de madres solas y otros familiares.
Asimismo, directivos de las escuelas deben atender cómo transmiten la información en cuanto a la asistencia a dichos actos y al entorno familiar de sus estudiantes, pues al estigmatizar a las familiares no tradicionales, no nada más privan a un menor de una convivencia y actividad recreativa, sino que propician y generan que sus compañeros les excluyan o les haga objeto de burla y hostigamiento.
