Tras la ejecución extrajudicial del subadministrador de Operación Aduanera en Manzanillo, Colima, Sergio Emmanuel Martínez Covarrubias –ocurrida el pasado 28 de mayo–, aumentaron las fricciones entre el hasta ayer titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), Rafael Marín Mollinedo, y el secretario de Marina-Armada de México, Rafael Ojeda Durán. Las diferencias entre ambos llegaron a tal nivel, que el presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión de sustituir al primero.
Y es que tras el homicidio, la Semar canceló el acuerdo que había pactado con la ANAM apenas 16 días antes –el 12 de mayo– para que seis civiles que habían sido cesados de sus cargos y sustituidos por personal de la Marina –entre ellos Martínez Covarrubias– regresaran a administrar las aduanas portuarias de Lázaro Cárdenas (Michoacán) y Manzanillo (Colima).
Luego de la cancelación del acuerdo, entre el 29 y el 30 de mayo, personal de la propia Secretaría de Marina desalojó a los cinco civiles restantes (entre ellos: Héctor Piña Loera, Juan José Cerón Aguilar, Luis Javier Cebada Treviño, Rafael Azul Echeverría García) sin dar lugar a una negociación con Marín Mollinedo. Previamente a su desalojo, los civiles se habían quejado que en los 12 días que estuvieron en las dos aduanas los marinos no los dejaron operar los sistemas, ni siquiera les fueron entregadas las claves.
Luego de que Contralínea reveló que el subadministrador había sido ejecutado, este semanario solicitó conocer el estatus del acuerdo entre ambas instituciones y de los funcionarios civiles restituidos en la administración de los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo. Al respecto, se nos informó lo siguiente: “la Secretaría de Marina hace de su conocimiento que el convenio para que personal civil retorne a las Aduanas ha sido cancelado. Dada esta situación, serán oficiales de esta institución los que tomen los cargos correspondientes”.
En los días subsiguientes, la relación entre la ANAM y la Semar continuó deteriorándose hasta que, este 21 de junio, el presidente López Obrador anunció que tomó la decisión de nombrar a Marín Mollinedo como embajador de México ante la Organización Mundial del Comercio.
En su conferencia matutina, agregó que al frente de la ANAM quedará el general de división diplomado de Estado Mayor retirado, André Georges Foullon Van Lissum. Al respecto, el primer mandatario expuso la importancia de la ANAM.
El titular del Ejecutivo federal no se refirió a las diferencias entre Marín Mollinedo y el almirante secretario Ojeda Durán. Sólo señaló: “va a haber un cambio en Aduanas: el actual director de Aduanas, Rafael Marín Mollinedo, que es una gente muy cercana a nosotros, siempre ha estado con el movimiento, va a ser embajador en la Organización Mundial de Comercio, nos va a representar. Él es economista y va a esa misión. Nos importa mucho fortalecer las relaciones con los países europeos y estamos pensando en la firma de un tratado con la Unión Europea, y va a trabajar sobre esto”.
Además, expuso que en la ANAM nombró al general de división retirado, André Foullon. “Para que tengan antecedente de este general de división, cuando me tocó decidir sobre quién podía hacerse cargo de la Secretaría de la Defensa, él estuvo en la terna, fue de los que dejé al final, por ser una gente recta, honesta, preparada. Fue director del Colegio Militar, fue subsecretario de la Secretaría de la Defensa todavía con nosotros, hace poco se retiró. Antes que se fuera, le dije que pensara en que podía ayudarnos. Y necesitamos seguir limpiando de corrupción las aduanas portuarias y fronterizas para que no haya contrabando, que no haya tráfico de drogas y que no haya evasión fiscal, porque el ingreso de las aduanas es de más de 1 billón de pesos, constituye como el 15 por ciento del presupuesto nacional, entonces por eso tomé esta decisión que les informo”.
El acuerdo de la discordia se firmó el 12 de mayo pasado. La Secretaría de Marina y la ANAM acordaron que seis exfuncionarios civiles (provenientes de las aduanas de Matamoros y Nuevo Laredo, Tamaulipas) en las aduanas de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, consideradas estratégicas no sólo por el número de importaciones y exportaciones –con sus respectivos ingresos por impuestos–, sino también por los riesgos de las entradas de contrabando del crimen organizado (desde narcóticos e hidrocarburos ilícitos, hasta mercancías de piratería).