La paleontología es la ciencia que enfoca todo su esfuerzo en la búsqueda y estudio de restos fosilizados de seres orgánicos que recorrieron la tierra hace muchos años. Esta ciencia, que tiende a desenterrar el pasado, recientemente ha encontrado una posible prueba del caso de canibalismo más antiguo hasta ahora.
En días recientes, la paleoantropóloga Briana Pobiner, del Museo Nacional de Historia Natural de Washington DC, hizo un descubrimiento increíble mientras estudiaba el fósil de una tibia hallada en 1970, el cual dejaría a muchos de sus colegas pasmados.
Para contextualizar un poco sobre esta pieza paleontológica, es hueso de tibia encontrado en Kenia, África, en los 70’s. Un fósil que se cree que tiene una edad de al menos 1,45 millones de años de antigüedad.
Mientras Pobiner realizaba unos análisis a diferentes piezas del museo de Washington, en las cuales estaba buscando fisuras, marcas o cortes realizados por animales extintos para poder obtener más información de estos, se encontró con esta tibia de más de un millón de años. La pieza, en especial, le llamó la atención, ya que, observó que el hueso cuenta con cortes tan rectos y precisos que solo pudieron haber sido hechos por un homínido de la época con herramientas de corte, como piedras afiladas. Incluso, estas mismas marcas ya han sido encontradas en fósiles de animales, de los que se tiene la certeza que fueron cazados y procesados como alimento por nuestros ancestros.
Hoy en día, los paleoantropólogos cuentan con tecnología y herramientas tan avanzadas y precisas, por lo tanto, han hecho descubrimientos que solo con la ayuda de estas técnicas tan avanzadas pudieron ser obtenidos. Es ahí donde entra Michael Pante, un paleoantropólogo de la Universidad Estatal de Colorado, y colega de Pobiner.
Realizando un molde de las marcas del hueso, Pobiner envió a Pante pruebas de este hallazgo, con el único fin de que este último las ingresará a una base de datos de su universidad, en donde se tienen guardadas al menos 898 marcas diferentes, mordidas, marcas de dientes, huellas, herramientas, entre otros.
Los resultados obtenidos fueron los que esperaban. Efectivamente, las marcas encontradas en el fósil fueron realizadas por una herramienta de corte. Se encontraron 11 marcas lineales y finas, todas realizadas hacia la misma dirección. También, se encontraron otras dos marcas en el hueso, pero estas concordaban con mordidas de animales.
Debido a que el fósil solo es la tibia de una pierna, este no otorga mucha información taxonómica del individuo, por ende, no se tiene la certeza de la clase de homínido al que perteneció este hueso.
Aunque, de lo que sí se tienen sospechas, es que este hueso, aparte de haber sido cortado por otro de la misma especie, también se cree que la carne fue utilizada para alimentar a uno o varios homínidos, dejándonos antes la prueba más antigua de canibalismo hasta la fecha.
Pobiner relata que ha encontrado estas mismas marcas en otros fósiles que ha tenido la oportunidad de analizar, pero estos de animales. Sin tomar en cuenta que, también con base en los cortes, la orientación y la ubicación de estos, las marcas se encuentran en donde una vez estuvo un muslo, una parte específica a cortar si lo que se desea es retirar la carne del hueso.