Luego del paso del huracán Otis, que dejó desastres y un Acapulco irreconocible en ruinas, hoy los habitantes y turistas de este puerto, comienzan a enfrentar escasez de alimentos y combustible.
Este viernes, tres días después del paso de Otis, varios turistas y habitantes del puerto tuvieron que abrir los tanques de gasolina de las gasolineras de la Zona Diamante para obtener combustible y poder trasladarse de un lugar a otro en busca de comida y agua.
La ayuda de parte de los tres órdenes de gobierno es lenta y escaza. Desde este jueves, varios habitantes de la periferia de Acapulco continúan saqueado tiendas departamentales, la rapiña, dicen, es porque necesitan ayuda; alimentos y agua.
La electricidad en Acapulco aun es escaza y la señal de teléfono es deficiente. En zonas como La Venta, Paso Limonero y Diamante, los pobladores y turistas acuden a las partes más altas de las casas, como techos y puentes elevados para intentar comunicarse vía telefónica.
Los ciudadanos también continúan ayudando en el retiro de escombros, como árboles y postes de luz que cayeron con los fuertes vientos de Otis.
Personas de bomberos y protección civil del gobierno de Guerrero y del federal laboran en las carreteras para retirar escombros y se pueda transitar con facilidad.
Sobre la ciudad de Acapulco se observan varios helicópteros que sobrevuelan para supervisar las zonas afectadas.