De ser cierto el reporte del periodista mexicano Raymundo Riva Palacio, la colaboración entre México y China ha alcanzado nuevos niveles, producto en parte del uso de drones explosivos por el crimen organizado. Los reportes han existido desde hace al menos siete años: el Cártel Jalisco Nueva Generación y La Familia Michoacana han hecho uso de drones de origen chino para sembrar el terror, cometer actos violentos y agredir a rivales, minimizando el costo humano de los ataques.
El gobierno mexicano lo sabe y, según Riva Palacio, ha pedido ayuda a China para ubicar todos y cada uno de los drones DJI que se utilizan con fines violentos en México. China habría accedido y estaría dando ubicación en tiempo real de los dispositivos, lo que significa mucha información valiosa para ubicar al Cártel Jalisco Nueva Generación que presuntamente tiene un arsenal de drones en Michoacán.
Los drones de origen chino, escribe Riva Palacio, facilitaron "atacar desde el aire y matar a sus enemigos, a fuerzas de seguridad y a población civil". Lamentablemente, los precedentes no son pocos. Proceso documentó un ataque con drones explosivos en Guerrero que produjo daños a viviendas y una escuela apenas en marzo pasado. AFP también reportó otro ataque con drones explosivos a principios de enero. En julio de 2023 hubo un ataque masivo con drones que habría ocurrido en Loma de Hoyos, Michoacán una comunidad de apenas 1,500 habitantes.
Los reportes siguen y siguen y se remontan cuando menos a 2017. El uso de drones para fines violentos no comenzó en México, sino que en su momento el tema fue avistado como una mecánica de rápida adopción entre grupos yihadistas y, específicamente, del Estado Islámico.
Cuando ocurrió, el Pentágono creó todo un plan para destruir su flota de drones, una robusta estrategia que fue financiada con 700 millones de dólares y que consiguió reclutamiento de especialistas de Silicon Valley.
Trabajando bajo presión
México tiene mucho menos poder e infraestructura para acabar de golpe con los drones kamikaze y por eso es que pareciera haber acudido a la fuente, no importando lo ríspida que puede volverse la relación con Estados Unidos. Riva Palacio incluso asegura que la administración estadounidense ha comenzado a ejercer presiones para que México actualice su reglamentación en espacio aéreo y, en teoría, así acabar con vuelos espías que presuntamente se originan en México y tienen a Estados Unidos como objetivo.No pareciera coincidencia que el 24 de abril pasado el Senado de la República aprobó una reforma para sancionar el uso de drones con fines violentos. El dictamen aprobado incluso aumenta las penas a todo acto terrorista si es que este se lleva a cabo con un dron. Además de modificar el Código Penal y lo relativo a actos terroristas, lo aprobado también contempla castigos para cuando un dron impacte sobre alguna propiedad o persona con la intención de hacerle daño y cuando es usado para arrobar objetos o artefactos explosivos. En todos los casos las penas van de los 10 a los 20 años.
Por ahora las dudas son más que las respuestas. Riva Palacio no da detalles sobre la presunta colaboración entre México y Estados Unidos, como cuándo comenzó, si se han dado las ubicaciones de todos los drones DJI utilizados en el país, si México ha dado alguna ofrenda a cambio de la información y, sobre todo, si Estados Unidos está al tanto de la estrecha relación. Dicho sea de paso, Estados Unidos mantiene un férreo escrutinio a toda tecnología china, desde autos eléctricos y los elementos necesarios para sus baterías, hasta la bien conocida contienda por impedir que China se haga de chips con inteligencia artificial.
Por cierto, no es el único uso que el narcotráfico ha encontrado a tecnologías en México. Apenas en enero, el cartel Los Viagras secuestró antenas de Telmex y comenzó cobrar un pago mensual por proveer de servicio de internet a una comunidad de Michoacán. Los pobladores debieron pagar 500 pesos al mes, bajo amenaza de muert
