Noticias de Yucatán.
Por Elisabeth Malkin / The New York Times
Salí al andén de la nueva y reluciente estación de tren de Maxcanú, con muchas ganas de ver la magnífica zona arqueológica maya de Uxmal. Solo tenía que tomar un taxi que me llevara hasta allá, en un viaje de unos 48 kilómetros.
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No hay taxis, dijo el encargado de las instalaciones, mientras esperábamos en los pisos de piedra caliza pulida de la estación con techo alto, que estaba fresca y recibía viento a pesar del fuerte sol mañanero. Yo era la tercera persona que, en las últimas dos semanas, se bajaba en Maxcanú con la intención de llegar a Uxmal, dijo.
Estaba a mitad de un viaje de cinco días para explorar el nuevo Tren Maya y varios de sus destinos en la península de Yucatán en México. Diseñado para recorrer 1554 kilómetros alrededor de un circuito de 34 estaciones cuando esté listo, el tren trasladará cómodamente a los pasajeros que deseen visitar ciudades coloniales, zonas arqueológicas, ostentosos centros turísticos y bosques tropicales.
Pero me había quedado perpleja. Tomar un taxi nunca ha sido un problema en México. Sin embargo, los conductores reunidos en la plaza principal de Maxcanú solo ofrecían furgonetas destartaladas que recorren pequeños pueblos en los que podría o no conseguir un taxi que me llevara a Uxmal. La siguiente camioneta salía en 45 minutos.
Durante mucho tiempo, las capas de la historia de Yucatán me han fascinado. En viajes anteriores en carro, trepé templos y palacios mayas desiertos, entré en las frescas naves de enormes iglesias del siglo XVI y visité haciendas restauradas, testamentos de la ostentación —y el sufrimiento— de la economía de plantación del siglo XIX de la península. Viajar en tren, pensé, me permitiría sumergirme más en esa historia.
Pero, como bien descubrí en Maxcanú, el tren no te llevará necesariamente adonde quieres ir.
Durante mi viaje de febrero, viajé en la única ruta que estaba disponible en ese momento, un segmento en dirección este-oeste que se inauguró en diciembre y que va de Cancún a Mérida, y que luego va al sur a través de la ciudad portuaria de Campeche hacia la zona arqueológica maya de Palenque (el mes pasado se inauguró una ruta corta entre Cancún y Playa del Carmen, con tres trenes diarios). Me encontré con fallas en la programación, estaciones incompletas y escasez de trenes: solo dos operaban a diario en cada dirección entre Cancún y Campeche, y solo uno hacia Palenque. Trenes nocturnos con camas así como vagones especiales con restaurantes parecen estar a años de distancia de ser una realidad.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha afirmado que el tren propagará la riqueza de Cancún y atraerá nuevos visitantes a otras zonas de la península de Yucatán.Credit.../EPA, vía Shutterstock
El presidente Andrés Manuel López Obrador considera al Tren Maya como su proyecto de desarrollo más importante y quiere inaugurar el resto de la ruta antes de dejar la presidencia el 1 de octubre. Basándome en mi experiencia, ese objetivo parece difícil de alcanzar.
El Tren Maya, según advierten los científicos, fomentará problemas de crecimiento descontrolado desde el sur de Cancún, amenazando el suministro de agua de la región, su sistema único de cuevas subterráneas de roca caliza y sus vastas reservas naturales.Credit...José Luis González/Reuters
Comencé mi viaje en Cancún, donde la estación flotaba como una nave espacial resplandeciente en la oscuridad previa al amanecer. Un funcionario escaneó el boleto que había comprado en línea y media decena más me señalaron el camino hacia mi vagón de clase turista, que estaba lleno en un 25 por ciento. Mi plan era ir a Campeche, a unos 482 kilómetros, haciendo una parada diaria. A 120 kilómetros por hora, el tren completa la ruta en unas 6 horas, al igual que un auto. (Cuando la construcción termine, la velocidad del tren debería aumentar a 160 kilómetros por hora).
Las amplias ventanillas del vagón daban hacia una pared de selva baja. Los asientos azul verdoso eran cómodos y había mucho espacio entre las filas. Me compré un capuchino muy bueno en la cafetería, pero ignoré los sándwiches envueltos en plástico. El resto de la mercancía disponible eran vasos de frutas, cajas de leche y comida chatarra.
Al final, el tren costará mucho más que los 29.000 millones de dólares presupuestados hasta ahora, y no es la primera vez que planificadores ambiciosos se han posado en la región. Cancún solía ser un pequeño pueblo pesquero, y hace medio siglo fue seleccionado para ser un centro turístico. El año pasado, 10 millones de turistas internacionales llegaron a su aeropuerto, una cantidad mayor que los aeropuertos de Ciudad de México, Los Cabos y Puerto Vallarta combinados.
Pero el crecimiento descontrolado ha ejercido presión sobre el frágil medioambiente de la costa caribeña. El Tren Maya, advierten los científicos, fomentará esos problemas desde el sur, amenazando el suministro de agua de la región, su sistema único de cuevas subterráneas de roca caliza y sus vastas reservas naturales.
La estación de tren de Campeche, en el primer día de diciembre en el que se inauguró la primera ruta del Tren Maya, de Cancún a Campeche.Credit...José Luis González/Reuters
López Obrador pisó el acelerador, entregándole el tren al ejército, y alegando que propagará la riqueza de Cancún y atraerá nuevos visitantes. México recibió más de 42 millones de turistas extranjeros el año pasado, los cuales gastaron casi 31.000 millones de dólares.
Los gobiernos locales ven una oportunidad. “El tren permitirá a las personas dispersarse por toda la península”, afirmó Michelle Fridman, la secretaria de Turismo del estado de Yucatán, el cual promueve decenas de atracciones más allá de destinos conocidos como Mérida y Chichén Itzá.
Ahora que el tren está operativo, las compañías de transporte comenzarán a conectar estaciones con sitios menos conocidos cercanos, afirmó Fridman.
Es justo preguntarse si el tren es la forma más efectiva de desarrollar el turismo de la península. Las empresas de viajes ya organizan viajes a muchos lugares desde las principales ciudades, las cuales están bien comunicadas por autobuses. Conducir un coche de alquiler por la mayor parte de la zona se considera seguro, según las directrices de viaje del Departamento de Estado de EE. UU.
¿Viaje cancelado?
Me tomó dos horas (y un cambio de huso horario) llegar a Valladolid, una ciudad colonial de hermosas calles y viejas iglesias, donde compré el resto de mis boletos en la estación. Un boleto de clase turista desde Cancún a Valladolid cuesta 472 pesos (alrededor de 28 dólares) a extranjeros y 355 pesos (cerca de 21 dólares) a mexicanos. La clase premier, que tiene asientos más anchos, cuesta respectivamente 755.50 pesos y 566.50 pesos, y hay descuentos disponibles para viajeros mayores y residentes de los cinco estados de la ruta del tren. (Un autobús de primera clase desde el centro de Cancún a Valladolid cuesta entre 222 y 344 pesos, dependiendo de la hora del día, y tarda media hora más).
Fue imposible hacer circular las nuevas vías del Tren Maya por los densos centros urbanos y la estación de Valladolid, como el resto, estaba fuera del núcleo urbano. Un autobús en espera llevaba a los pasajeros que desembarcaban al centro, un viaje de 15 minutos por 35 pesos.
Una estructura preservada en Ek Balam, la zona arqueológica de un reino maya del siglo IX, justo a las afueras de la ciudad de Valladolid.Credit...Getty
Ese día recorrí Ek Balam, la zona arqueológica de un reino maya del siglo IX en el cual se erige un palacio de 30 metros que se distingue por una fachada de tallados que muestran guerreros alados, rasgos animales estilizados y patrones geométricos bordeados por colmillos gigantes. La entrada al sitio incluye el acceso al cenote X’Canché, una de las miles de sumideros de roca caliza que eran sagradas para los mayas.
Esa misma tarde, deambulaba por el Museo de Ropa Étnica, una colección privada de vestidos, adornos y sombreros tradicionales, cuando recibí un mensaje de WhatsApp de la oficina de boletería. Mi tren programado para el día siguiente había sido cancelado.
Decidí lidiar con el problema por la mañana y disfrutar de la ciudad. Mientras paseaba por las tiendas de antigüedades y los hoteles boutique de la elegante Calzada de los Frailes, me quedó claro que el turismo de Valladolid y la infraestructura para gestionarlo, estaban bien establecidos. El Tren Maya es simplemente una forma alternativa de llegar a una ciudad que los turistas descubrieron hace años.
‘¡Estamos en el Tren Maya!’
En su viaje de 90 minutos desde la estación de Valladolid, la reportera percibió un entusiasmo generalizado entre sus compañeros de viaje, quienes expresaron su voluntad de darle tiempo al tren para resolver los problemas.Credit...Lourdes Cruz/EPA, vía Shutterstock
Por la mañana, descubrí que mi tren no había sido cancelado, sino que la estación para la que tenía boleto, Tixkokob, estaba cerrada. En su lugar me bajé una parada antes en Izamal, conocida por sus calles ocres y el gigantesco convento franciscano de San Antonio de Padua, construido sobre las ruinas de una pirámide.
Durante el recorrido de 90 minutos, percibí un entusiasmo generalizado entre mis compañeros de viaje, quienes expresaron su voluntad de darle tiempo al tren para resolver los problemas. “Ahorita somos experimento”, afirmó Oliva Escobedo Ochoa, de 64 años, quien estaba de vacaciones desde su casa en el centro de México.
Leticia Iliassich, mexicana de 57 años, viajaba con su esposo croata junto con familiares de México y Croacia. Inicialmente estaban programados en un tren anterior a Mérida que había sido cancelado. “Sabíamos que era un proyecto nuevo”, dijo. “No nos molesta”.
El grupo ya había mandado un video a varios amigos en el que afirmaban: “¡Estamos en el Tren Maya!”.
En la estación de Izamal, un hombre que me había pedido que le tomara una foto junto a su padre frente al tren, me dio un aventón de 15 minutos hacia el centro del pueblo. Allí, negocié un taxi a la Hacienda San Lorenzo de Aké, una hacienda en funcionamiento que convierte la fibra de una planta de agave llamada henequén en rollos de cuerda. La demanda mundial de henequén, conocido como el “oro verde” de Yucatán, trajo una riqueza fantástica a la región a mediados del siglo XIX, salpicando la península con más de 1000 haciendas. (Muchas son actualmente hoteles lujosos).
Donde la geometría, la naturaleza y lo divino se fusionan
Fue durante mi tercer día que me quedé varada en Maxcanú, tras un recorrido en tren de 90 minutos desde Izamal. El encargado de la estación, un capitán del ejército, me ofreció llevarme a Uxmal, tal como lo había hecho antes con varios turistas varados.
Sabiendo que a las 4:00 p. m. cerraban la venta de boletos para Uxmal, acepté.
Mi situación dejaba en claro cuán lejanas están las promesas del Tren Maya para los turistas que buscan explorar más zonas de Yucatán. Con el tiempo eso cambiará, dijo Fridman, la secretaria de Turismo del estado. “La idea es tener más hoteles a lo largo de la línea del tren”, afirmó. “Eso sucederá poco a poco”.
En Uxmal, una de las zonas arqueológicas mayas más impresionantes, las grandes edificaciones tienen máscaras decorativas intrincadas y frisos en los que se fusionan la geometría, la naturaleza y lo divino.Credit...Adrian Wilson para The New York Times
Pero Uxmal, una de las zonas arqueológicas mayas más impresionantes, compensó el inconveniente. Sus grandes edificaciones tienen máscaras decorativas intrincadas y frisos en los que se fusionan la geometría, la naturaleza y lo divino. Placas nuevas en cada estructura ofrecen información detallada en inglés y español, y forman parte de la inversión gubernamental para mejorar las exhibiciones en las zonas arqueológicas mayas para el proyecto del tren.
La mayoría de los turistas realizan excursiones de un día por coche o autobus desde Mérida o se hospedan en uno de los tres hoteles cercanos. Mientras terminaba de cenar en mi hotel, el comedor comenzó a llenarse: habían llegado 47 turistas polacos.
Sombreros panameños y una furgoneta abarrotada
Mi plan para el día era llegar en taxi a Bécal, una ciudad donde se tejen sombreros panameños en cuevas de roca caliza para mantener las fibras suaves, y luego tomar el tren de la tarde en la cercana Calkiní hacia la ciudad portuaria de Campeche.
A man with a mustache and wearing a white shirt, shorts and flip-flops sits on a wooden folding chair in a dark cave, and a bright light illuminates that he is weaving white fibers into hats.
En la ciudad de Bécal, se tejen sombreros panameños en cuevas de roca caliza para mantener las fibras suaves. Los visitantes pueden ver una demostración de fabricación de sombreros y comprar la obra hecha a mano.Credit...Getty
Pero pasé demasiado tiempo viendo la demostración de fabricación de sombreros y luego probándome mi nuevo sombrero y comprando regalos que salimos de allí con poco tiempo para llegar a la estación. Para mi desgracia, perdí el tren, el último del día.
En la plaza central de Calkiní, encontré una furgoneta que estaba saliendo rumbo a Campeche. ¿El costo? 65 pesos. ¿Duración del viaje? Alrededor de 1 hora y 20 minutos, muy similar a lo que habría durado en el tren. Por supuesto, estuve atrapada en un asiento estrecho y tuve que escuchar las baladas sentimentales elegidas por el conductor, pero me dejaron en el centro de Campeche, cerca de mi hotel.
Al día siguiente, recorrí el Museo de Arqueología Maya, una colección expertamente curada que incluye inquietantes máscaras funerarias de jade, glifos y delicadas figuras de cerámica.
José Madrigal, un ingeniero de 45 años de Fremont, California, intentaba lograr que sus hijos gemelos se interesaran por la cerámica maya. Los chicos acababan de cumplir 5 años y su regalo de cumpleaños había sido un viaje en el Tren Maya. “Aman los trenes”, dijo Madrigal. Acto seguido, la familia siguió su recorrido, manteniendo un ritmo rápido por el museo. Tenían otro tren que tomar.
¿Deberías tomar el tren?
Sí, si viajas entre las estaciones más grandes. El tren también ofrece una manera de llegar a Palenque, que es más difícil de acceder y tiene carreteras con problemas de seguridad. Los viajeros pueden guardar bicicletas a bordo.
Para ver los horarios de los trenes, revisa los destinos en la página web. No puedes comprar boletos en línea con más de una semana de antelación. Pero cuando finalmente abordas, el viaje es tranquilo y el café es excelente.
New York Times