Noticias de Yucatán
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La vida nocturna de Mérida contrasta en algunas zonas. Una es la Plaza Grande, el principal centro de recreo de la capital estatal.
Lo increíble es que esto ocurre a escasos metros de los edificios más vigilados y seguros de la ciudad: los palacios de Gobierno y Municipal, sedes del Ejecutivo estatal y del Ayuntamiento meridano.
Algunas de estas personas incluso conviven con los policías municipales que pasan en sus rondines por las noches, en busca de garantizar la seguridad del lugar.
La Plaza Grande, recién remozada con millonaria inversión estatal, esconde un mundo muy diferenteal que se conoce durante el día.
Prostitutas y vendedores de droga hacen de las suyas
Publicada: 11 abril 2012
Publicada: 11 abril 2012
Después de las 9 de la noche, la Plaza ya no es lo que parece, pues ahí se apostan en algunos puntos y calles cercanas mujeres de la vida galante, varones que se prostituyen y vendedores de enervantes que han hecho de ese sitio su centro de trabajo.
Para nadie es un secreto que mezclados entre la gente "normal" están quienes acuden a vender drogas, a contactar homosexuales e incluso a comercializar productos robados.
Otra cara de la plaza
Prostitución femenina y masculina en el principal centro de esparcimiento
Publicada: 11 abril 2012
Prostitución femenina y masculina en el principal centro de esparcimiento
Publicada: 11 abril 2012
A pesar de ser uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, la Plaza Grande, recién remozada con millonaria inversión estatal, esconde durante algunas noches un mundo muy diferente al que se conoce durante el día: el de la prostitución.
El mundo nocturno de la Plaza Grande está compuesto además de otros hechos negativos e ilegales, algunos difíciles de creer si se toma en consideración que ocurren a poca distancia de los edificios más vigilados y seguros de la ciudad, como los palacios de Gobierno y Municipal, sedes del Ejecutivo estatal y del Ayuntamiento de Mérida.
Con las primeras horas de la noche, el ambiente en la Plaza Grande va cambiando radicalmente en relación con el panorama que tiene en la mayor parte del día: ya no hay niños persiguiendo a las palomas ni éstas vuelan de un lado a otro; los jubilados y pensionados brillan por su ausencia, al igual que los boleros y estudiantes que acostumbran hacer una parada en ese sitio antes o después de clases...
La Plaza Grande, a altas horas de la noche y en la madrugada, es tomada en ocasiones por mujeres de la vida galante, varones que se prostituyen y vendedores de enervantes que han hecho de ese sitio su centro de trabajo.
Así, estos personajes le dan un rostro distinto al principal centro de recreo de la capital estatal. Mezclados entre los trovadores, payasos o tamborileros, se encuentran quienes utilizan el parque principal de Mérida para fines sexuales e incluso ilegales.
Después de las 9 de la noche, la Plaza ya no es lo que parece, pues ya están apostados en sus algunos puntos y calles cercanas algunas prostitutas, que los fines de semana aumentan su número por la demanda de clientes que pasan por el lugar o acuden en sus vehículos.
Para nadie que visita en las noches la Plaza Grande es un secreto que mezclados entre la gente "normal" también están quienes acuden a vender drogas, a contactar homosexuales e incluso quienes llegan a comercializar productos robados, como teléfonos celulares, relojes y alhajas.
Convivencia
Prostitutas y homosexuales que ofrecen sus servicios en el lugar e incluso conviven con los policías municipales que pasan en sus rondines por las noches en busca de garantizar la seguridad del lugar.
"Adiós, ¿cómo te llamas?", "Lo que quieras", "Hola, ¿no quieres conmigo?", son algunas de las palabras que dicen las mujeres de la vida galante que se encuentran en el lugar.
La noche en que el reportero estuvo en el sitio llamó la atención que casi enfrente de la Catedral se encontraba una joven vestida con ropa muy pegada, parada junto a una motocicleta deportiva que se encontraba estacionada junto a la banqueta.
La joven permaneció en el sitio hasta que el conductor de la motocicleta habló con una persona y de inmediato ambos partieron en la moto.
Según un asiduo visitante de la Plaza, esta joven ejerce la prostitución y acude regularmente al sitio, donde el motociclista consigue los clientes y luego la lleva a un hotel cercano o donde haya convenido con el cliente.
No es la única que ejerce la prostitución. Otras jovencitas que supuestamente se dedican a la venta de flores también se prostituyen con meridanos o turistas nacionales y extranjeros que acuden al centro de esparcimiento.
La prostitución masculina también se señorea por la Plaza Grande e incluso, en los últimos años, han ocurrido varios casos de homosexuales asesinados por jóvenes a los que contactaron en el centro de reunión para sostener relaciones sexuales.
Los que ejercen la prostitución masculina acuden a buscar clientes durante las noches a la plaza, en especial los fines de semana.
Uno de estos jóvenes, Ramiro, admite abiertamente que se prostituye en el lugar y confiesa que con frecuencia no tiene que alejarse mucho para realizar su trabajo, pues en la zona hay sitios con áreas privadas que funcionan como prostíbulos.
De 21 años y oriundo de Ta basco, Ramiro señala que cobra entre $250 y $1,000, dependiendo del servicio solicitado. En el caso de las mujeres que se prostituyen, sus tarifas oscilan entre los $300 y $600, muy lejos de los $1,500 que cobran las consideradas prostitutas VIP que operan a través de internet y en varias zonas del Norte de la ciudad.
Como hemos informado, la prostitución en el centro no se limita a la Plaza Grande, sino que abarca también la calle 58, donde incluso hay varios hoteles de paso. Otras zonas donde se ejerce el comercio sexual son las avenidas 128, Canek e Itzaes, y cerca del ADO.
Los enervantes
La venta de droga es otra realidad. "Aquí todos conocen a los que vienen a vender pastillas psicotrópicas o crack y a los que venden sus cuerpos, pero esto no es nuevo, es ya una tradición de la Plaza", comenta uno de los trovadores que acude por las noches a esperar que alguien lo contrate para llevar serenata.
Los narcomenudistas y otro tipo de delincuentes que trabajan en la Plaza Grande por las noches operan discretamente. Algunos incluso se llevan con los policías que recorren el parque y sus alrededores.
Los uniformados aseguran que hacen su trabajo, pero que no pueden revisar a cualquier persona únicamente porque parezca sospechosa.
Un agente de la Policía Municipal comenta que muchos creen que los payasos y tamborileros que acuden por las noches venden droga, pero regularmente los revisan por alguna queja y no se les encuentra nada ilegal.
El narcomenudeo en la Plaza Grande está comprobado con las detenciones ocurridas en ese lugar. Precisamente la Policía Municipal detuvo hace algunos meses en el centro de esparcimiento a Efrén Humberto Realpozo Almanza, quien fue sorprendido por las agentes portando ocho envoltorios de periódico con cannabis y 30 paquetes de galletas de chocolate, pues disfrazaba la actividad ilícita con la presunta venta de golosinas.
Elementos de la Policía Federal también han detenido a narcomenudistas que operaban en la Plaza Grande.
Los comerciantes de enervantes confesaron que vendían droga a turistas nacionales y extranjeros en el parque principal.
El mundo nocturno de la Plaza Grande está compuesto además de otros hechos negativos e ilegales, algunos difíciles de creer si se toma en consideración que ocurren a poca distancia de los edificios más vigilados y seguros de la ciudad, como los palacios de Gobierno y Municipal, sedes del Ejecutivo estatal y del Ayuntamiento de Mérida.
Con las primeras horas de la noche, el ambiente en la Plaza Grande va cambiando radicalmente en relación con el panorama que tiene en la mayor parte del día: ya no hay niños persiguiendo a las palomas ni éstas vuelan de un lado a otro; los jubilados y pensionados brillan por su ausencia, al igual que los boleros y estudiantes que acostumbran hacer una parada en ese sitio antes o después de clases...
La Plaza Grande, a altas horas de la noche y en la madrugada, es tomada en ocasiones por mujeres de la vida galante, varones que se prostituyen y vendedores de enervantes que han hecho de ese sitio su centro de trabajo.
Así, estos personajes le dan un rostro distinto al principal centro de recreo de la capital estatal. Mezclados entre los trovadores, payasos o tamborileros, se encuentran quienes utilizan el parque principal de Mérida para fines sexuales e incluso ilegales.
Después de las 9 de la noche, la Plaza ya no es lo que parece, pues ya están apostados en sus algunos puntos y calles cercanas algunas prostitutas, que los fines de semana aumentan su número por la demanda de clientes que pasan por el lugar o acuden en sus vehículos.
Para nadie que visita en las noches la Plaza Grande es un secreto que mezclados entre la gente "normal" también están quienes acuden a vender drogas, a contactar homosexuales e incluso quienes llegan a comercializar productos robados, como teléfonos celulares, relojes y alhajas.
Convivencia
Prostitutas y homosexuales que ofrecen sus servicios en el lugar e incluso conviven con los policías municipales que pasan en sus rondines por las noches en busca de garantizar la seguridad del lugar.
"Adiós, ¿cómo te llamas?", "Lo que quieras", "Hola, ¿no quieres conmigo?", son algunas de las palabras que dicen las mujeres de la vida galante que se encuentran en el lugar.
La noche en que el reportero estuvo en el sitio llamó la atención que casi enfrente de la Catedral se encontraba una joven vestida con ropa muy pegada, parada junto a una motocicleta deportiva que se encontraba estacionada junto a la banqueta.
La joven permaneció en el sitio hasta que el conductor de la motocicleta habló con una persona y de inmediato ambos partieron en la moto.
Según un asiduo visitante de la Plaza, esta joven ejerce la prostitución y acude regularmente al sitio, donde el motociclista consigue los clientes y luego la lleva a un hotel cercano o donde haya convenido con el cliente.
No es la única que ejerce la prostitución. Otras jovencitas que supuestamente se dedican a la venta de flores también se prostituyen con meridanos o turistas nacionales y extranjeros que acuden al centro de esparcimiento.
La prostitución masculina también se señorea por la Plaza Grande e incluso, en los últimos años, han ocurrido varios casos de homosexuales asesinados por jóvenes a los que contactaron en el centro de reunión para sostener relaciones sexuales.
Los que ejercen la prostitución masculina acuden a buscar clientes durante las noches a la plaza, en especial los fines de semana.
Uno de estos jóvenes, Ramiro, admite abiertamente que se prostituye en el lugar y confiesa que con frecuencia no tiene que alejarse mucho para realizar su trabajo, pues en la zona hay sitios con áreas privadas que funcionan como prostíbulos.
De 21 años y oriundo de Ta basco, Ramiro señala que cobra entre $250 y $1,000, dependiendo del servicio solicitado. En el caso de las mujeres que se prostituyen, sus tarifas oscilan entre los $300 y $600, muy lejos de los $1,500 que cobran las consideradas prostitutas VIP que operan a través de internet y en varias zonas del Norte de la ciudad.
Como hemos informado, la prostitución en el centro no se limita a la Plaza Grande, sino que abarca también la calle 58, donde incluso hay varios hoteles de paso. Otras zonas donde se ejerce el comercio sexual son las avenidas 128, Canek e Itzaes, y cerca del ADO.
Los enervantes
La venta de droga es otra realidad. "Aquí todos conocen a los que vienen a vender pastillas psicotrópicas o crack y a los que venden sus cuerpos, pero esto no es nuevo, es ya una tradición de la Plaza", comenta uno de los trovadores que acude por las noches a esperar que alguien lo contrate para llevar serenata.
Los narcomenudistas y otro tipo de delincuentes que trabajan en la Plaza Grande por las noches operan discretamente. Algunos incluso se llevan con los policías que recorren el parque y sus alrededores.
Los uniformados aseguran que hacen su trabajo, pero que no pueden revisar a cualquier persona únicamente porque parezca sospechosa.
Un agente de la Policía Municipal comenta que muchos creen que los payasos y tamborileros que acuden por las noches venden droga, pero regularmente los revisan por alguna queja y no se les encuentra nada ilegal.
El narcomenudeo en la Plaza Grande está comprobado con las detenciones ocurridas en ese lugar. Precisamente la Policía Municipal detuvo hace algunos meses en el centro de esparcimiento a Efrén Humberto Realpozo Almanza, quien fue sorprendido por las agentes portando ocho envoltorios de periódico con cannabis y 30 paquetes de galletas de chocolate, pues disfrazaba la actividad ilícita con la presunta venta de golosinas.
Elementos de la Policía Federal también han detenido a narcomenudistas que operaban en la Plaza Grande.
Los comerciantes de enervantes confesaron que vendían droga a turistas nacionales y extranjeros en el parque principal.