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Comparan la elección con un partido de fútbol: terminará en patadas si las toleran en el inicio
Comparan la elección con un partido de fútbol: terminará en patadas si las toleran en el inicio
Publicada: Martes, 10 de julio de 2012 3:00 am | Elecciones 2012
Comparan la elección con un partido de fútbol: terminará en patadas si las toleran en el inicio
Los incidentes de violencia electoral pueden tener varias explicaciones, pero hay una que genera coincidencia entre los participantes en el reciente foro de Grupo Megamedia: la debilidad del árbitro, que no genera confianza en la ciudadanía.
La ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho subraya que los episodios de violencia electoral parecían superados desde hacía muchos años. Entre los detalles que más le llamaron en esta ocasión fueron los cercos alrededor de algunos locales a la hora del recuento de votos.
“Esto tiene que ver con un fenómeno: la debilidad del órgano electoral, que no se asume como un árbitro imparcial del proceso”, opina la ex jefa del Ejecutivo.
“Esto tiene que ver con un fenómeno: la debilidad del órgano electoral, que no se asume como un árbitro imparcial del proceso”, opina la ex jefa del Ejecutivo.
El académico Antonio Salgado Borge indica:
“Yo concuerdo. Es como un partido de fútbol. Cuando el árbitro permite que los jugadores se den de patadas, el partido va a acabar en violencia… Se van a dar de patadas hasta que terminen los 90 minutos”.
“Yo concuerdo. Es como un partido de fútbol. Cuando el árbitro permite que los jugadores se den de patadas, el partido va a acabar en violencia… Se van a dar de patadas hasta que terminen los 90 minutos”.
“La gente sale a defender sus intereses cuando se ve en orfandad respecto al Estado, cuando sabe que el Estado no va a defender sus intereses, y esto es grave”, opina Martín Echeverría Victoria, otro de los participantes en el foro.
El investigador Raúl Vela Sosa señala que la violencia es una deformación de la convivencia, “una agresión al pacto social”, y se presenta en los procesos electorales porque éstos tienen el ingrediente de que son una disputa por el poder.
“Yo creo que la gente tiene desconfianza no necesariamente de las autoridades electorales. Tiene desconfianza de la manera como se están conduciendo los partidos políticos en general, no sólo uno”, apunta Othón Baños Ramírez, quinto participante del foro.
Esos conceptos son parte de las respuestas de los analistas a esta pregunta que se les formuló durante la reunión del jueves pasado: ¿Qué o quién está detrás de la violencia postelectoral?
A sus declaraciones que ya citamos agregamos las siguientes, que se pueden ver completas en yucatan.com.mx:
A sus declaraciones que ya citamos agregamos las siguientes, que se pueden ver completas en yucatan.com.mx:
Dulce María Sauri: Voy a acotar mi comentario a la violencia electoral, no a la política, porque hay que distinguirlas claramente. Tuvimos episodios de violencia política a lo largo de la campaña, pero también hay otros relacionados con fenómenos de violencia contra autoridades establecidas, etcétera.
La violencia electoral ya había desaparecido de nuestro panorama… Tendría que remontarme a principios de la década de los noventa, en que se habló del robo de ánforas… Incluso lo anoté, me llamó la atención que hubiera cercos alrededor de los institutos electorales a la hora del recuento.
Y esto tiene que ver con un fenómeno que es la debilidad del órgano electoral, que no se asume como un árbitro imparcial del proceso, desde el poquísimo presupuesto que le dieron al Ipepac (Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana), que además después fue sometido a un recorte, y la misma controversia en torno a sus propios consejeros.
Y esto tiene que ver con un fenómeno que es la debilidad del órgano electoral, que no se asume como un árbitro imparcial del proceso, desde el poquísimo presupuesto que le dieron al Ipepac (Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana), que además después fue sometido a un recorte, y la misma controversia en torno a sus propios consejeros.
Me parece terrible lo que va a acontecer hoy, que el Congreso saliente vaya a elegir a los nuevos consejeros electorales (como efectivamente se aprobó el jueves). Eso es poner el huevo de la serpiente en el órgano, que ya de por sí está debilitado.
El hecho de que no haya tenido (el Ipepac) ni la capacidad política ni los recursos económicos para hacer una labor eficaz de supervisión, el hecho de que no haya podido emular ni remotamente la transparencia del IFE… Todo ello abona a los fenómenos que estamos viendo de violencia electoral: el sitio de Tizimín, las acusaciones de que se llevaron el ánfora de San Pedro Cholul, el problema de Kanasín…
Si adicionalmente no hay confianza en el Tribunal Electoral, esto se vuelve muy complicado y seguramente se llegará a la sala regional (del tribunal federal en Xalapa, Veracruz).
A mí no me preocupa que se inconformen los candidatos y partidos con resultados desfavorables. Es su derecho. La transparencia de una elección no se mide porque nadie proteste, sino porque lo haga en los canales adecuados y haya una explicación o resultado legítimo de esas demandas o acusaciones.
Si adicionalmente no hay confianza en el Tribunal Electoral, esto se vuelve muy complicado y seguramente se llegará a la sala regional (del tribunal federal en Xalapa, Veracruz).
A mí no me preocupa que se inconformen los candidatos y partidos con resultados desfavorables. Es su derecho. La transparencia de una elección no se mide porque nadie proteste, sino porque lo haga en los canales adecuados y haya una explicación o resultado legítimo de esas demandas o acusaciones.
Martín Echeverría: Hay otros factores. Uno de ellos es lo que he observado en distintas comunidades: la falta de profesionalismo y de comando de las fuerzas policíacas que no saben atender estos fenómenos (de violencia). Es curioso, porque las fuerzas del orden no ponen orden en los lugares donde son convocadas. Hay un problema de mucho tiempo, pero lo vimos más a partir del 4 de julio: un comando que no responde efectivamente a los conflictos, por equis razón.
Me parece también que el grado de violencia implica un grado muy alto de polarización, que a la vez me confirma que fueron unas elecciones muy competidas, es decir, el grado de violencia echa por tierra aquello de que existía un grado alto de consenso, que había que elegir a un partido… muestra polarización, muestra división y muestra de nuevo esta especie de burbuja que se creó desde las encuestas, desde los medios, de que había un grado de consenso, y creo que la violencia tiene un matiz distinto al de violencias pasadas porque expresa un menor nivel de tolerancia a las prácticas corruptas y un mayor empoderamiento de la gente. Creo que hay más ciudadanía y esa ciudadanía sale a defender su voto.
* * *
En otro lugar de esta misma página ofrecemos una síntesis de las respuestas de Antonio Salgado, Raúl Vela y Othón Baños.
En otro lugar de esta misma página ofrecemos una síntesis de las respuestas de Antonio Salgado, Raúl Vela y Othón Baños.
Publicada: Martes, 10 de julio de 2012 3:00 am | Elecciones 2012
Advierten sobre el efecto de una mala conducción electoral
¿Qué podemos esperar para el futuro en cuanto a la violencia electoral?, se pregunta el académico Antonio Salgado Borge, y de inmediato se responde a sí mismo:
“Un órgano electoral otra vez en cuestionamiento; un partido, el mismo partido, con el mismo monopolio de la fuerza y una exasperación ciudadana que quiere defender lo que le pertenece. El peligro es que continúe la escalada. Como no se ve algo que lo corte de tajo, no podemos esperar una situación diferente, desgraciadamente”.
El profesor universitario expresó esos conceptos al responder a la pregunta sobre quién o qué está detrás de la violencia postelectoral, que se le planteó durante el foro que realizó Grupo Megamedia el jueves pasado.
En su opinión, el Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana (Ipepac) ha perdido el voto de confianza ciudadana y muy probablemente lo continúe perdiendo en los próximos años.
También dice lo siguiente:
—En el caso de Yucatán tenemos un fenómeno de violencia postelectoral que tiene un solo sentido: ha operado en estos últimos días a favor del partido que está en el poder. En teoría, la definición clásica del Estado es el órgano que tiene el monopolio de la fuerza. Cuando ese monopolio es utilizado para favorecer electoralmente a un partido, equis partido, en el poder, entonces la ciudadanía pierde, la oposición pierde y la democracia no puede funcionar en su modalidad más básica, que es contar los votos y que gane aquel por el que más vote la gente libremente.
—Definitivamente, el árbitro electoral es el que debería limitar de inicio (las prácticas de violencia), aunque sea crear las condiciones para tener certidumbre, esa legitimidad con la que se calmarán los animos, que es legitimidad para que te acepten, para que la gente confíe en ti, que te acepten y te den el voto de confianza. El Ipepac ha perdido ese voto de confianza y muy probablemente lo continúe perdiendo en los próximos años.
En nota aparte presentamos una síntesis de las declaraciones de la ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho y el maestro Martín Echeverría Victoria. A continuación, los señalamientos de los dos otros asistentes al foro, que se pueden ver completos en yucatan.com.mx:
Othón Baños Ramírez: Creo que es conveniente hacer una distinción de por lo menos tres momentos del proceso electoral, porque el resultado de la violencia es también parte del conjunto del proceso, no solo de la jornada electoral: viene la precampaña, la campaña , el día de la jornada y todo el proceso postelectoral.
Y yo creo que aquí la gente tiene desconfianza, no necesariamente de las autoridades electorales. Tiene mucha desconfianza de la manera como se están conduciendo los partidos políticos en general, no sólo uno.
Entonces el ciudadano sabe que los partidos de varias maneras hacen trampas, y esas trampas no son solamente las del día de la jornada electoral.
El otro factor que produce la violencia, y no lo podemos soslayar, es la impunidad, la impunidad que prevalece antes de la jornada electoral, la que se presenta durante la jornada electoral y la que llega después.
O sea, la constante es la impunidad y la impotencia del ciudadano frente a esas arbitrariedades e irregularidades, porque se da cuenta de que no tiene los recursos efectivos para corregir o enderezar un poco esos procesos.
Ante esa impotencia, lo que hacen (los ciudadanos) es arriesgar el pellejo y muchas veces se llega a los grados extremos.
Raúl Vela Sosa: No puede haber una explicación genérica al problema de la violencia. Si estuviéramos en Tamaulipas ya sabríamos a quiénes se les endosa; si estuviéramos en Tapachula, Chiapas, ya sabemos de dónde viene.
El problema de la violencia es una deformación de la convivencia, es una agresión al pacto social, viene de problemas de pobreza, de desajustes sociales.
Esas diferentes formas de violencia se expresan en los momentos álgidos de la sociedad, y en el caso de las elecciones ocurre. Toda la gente sale, toda la gente siente con su credencial un poder que va a ejercer; y en ese momento de tanta energía social aparecen los intereses de la violencia.
Yo insistiría: la violencia electoral como tal es una vertiente. El problema es la violencia en sí, que surge lo mismo en una corrida de toros que en una pelea de box. Es nota, destaca y genera una serie de comentarios y reflexiones cuando se genera en el ámbito electoral, porque se disputa el poder.
Lo que sí es claro es que la violencia es totalmente descalificable, ya sea que venga de los grupos organizados que se preparan para delinquir o la que viene de otros grupos informales que no tienen por qué hacerlo.
Lo que tenemos que ver es que no haya violencia. Es muy difícil de verdad y muchos países vienen luchando contra eso.— A.N.E.