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Una chica yazidí logró escapar del cautiverio del comandante de ISIS tras sufrir maltratos y amenazas
CNN) — Cuando ISIS llegó por Zeinat y su familia, corrieron horrorizados a refugiarse en las montañas. Habían escuchado las historias de terror y sabían bien lo que podría pasarles si se quedaban en su casa.
Pero fue demasiado tarde. Quedaron atrapados al pie del monte Sinjar de Iraq entre la multitud de refugiados que quería subir y los combatientes pudieron atraparlos fácilmente.
Primero la separaron de su padre y luego de sus hermanas; la obligaron, al igual que a miles de mujeres yazidíes, a trabajar como esclavas, las trataban como propiedad del llamado Estado Islámico.
Sin embargo, Zeinat no trabajaba para los militantes islámicos comunes. La eligieron para servir al jefe del grupo terrorista, Abu Bakr al Baghdadi y a sus familiares y amigos.
En entrevista exclusiva con CNN, Zeinat (no es su nombre real), de 16 años, cuenta que al Baghdadi la golpeaba y la maltrataba. También dice que había violado a Kayla Mueller, una estadounidense a la que el grupo tenía cautiva después de haberla tomado como rehén en 2013.
"Nos trataba muy mal", cuenta mientras sus hermosos y expresivos ojos azules miraban temerosos tras una pañoleta color rojo óxido y sigue con su relato del cautiverio en manos de uno de los hombres más buscados del planeta.
"Siempre nos decía: olvídense de su padre y de sus hermanos. Ya los matamos. Además, casamos a su madre y a sus hermanas. Olvídense de ellas".
Elegida por el líder terrorista (aunque no sabía quién era en ese entonces) en un mercado de esclavos en "un palacio blanco… entre la montaña y el mar", llevaron a Zeinat y otras ocho chicas a su casa enRaqqa, Siria, la capital de facto del territorio de ISIS.
Cuenta que en cuanto llegó, la obligaron a ver un video en el que mostraban a combatientes de ISIS decapitando a un occidental y la amenazaron con hacerle lo mismo si no abandonaba su religión yazidí.
"Había un periodista, un periodista estadounidense y un hombre vestido todo de negro", recuerda. "Él mató al periodista. Lo decapitó".
La descripción de Zeinat coincide con los videos de ISIS del asesinato de James Foley, Steven Sotloff y otros rehenes occidentales.
Un ultimátum letal
"(Al Baghdadi) nos mostró esto en la laptop y me dijo: 'si no te conviertes al islam, esto te pasará a ti… te decapitaremos'", recuerda.
"Dijeron: 'Tienes dos opciones: convertirte al islam o morir así'".
Los yazidíes, una minoría iraquí que cree en que un solo dios creó la Tierra y la dejó a cargo de un ángel con forma de pavorreal, han sido víctimas de la persecución a gran escala de ISIS, que los acusa de adorar al diablo.
Los combatientes de ISIS han secuestrado, violado, torturado y masacrado a miles de yazidíes; Naciones Unidas acusó a ISIS de cometer genocidio.
Zeinat cuenta que Al Baghdadi y su familia se movían constantemente de una casa a otra, de una ciudad a otra; el día siguiente a aquel en el que llegó, un ataque aéreo destruyó la casa de un lado, lo que obligó a que todos empacaran y se fueran a otra parte.
Zeinat cuenta que al Baghdadi la golpeaba, insistía en que ella y otra mujer "pertenecían" a ISIS y que sus tres esposas y sus seis hijos la molestaban mientras cocinaba y limpiaba para ellos.
Ante un abuso tan cruel, se decidió a escapar. Una vez, ella y otras chicas lograron robar las llaves de la casa en la que las tenían cautivas.
"Conseguimos la llave y abrimos la puerta. Corrimos y corrimos. Vimos una casa justo a las afueras de Alepo… y ahí había una mujer árabe. Ella nos dijo: 'entren, entren. Les ayudaré a ir a Iraq'... Dijo que nos ayudaría, pero luego llamó a Abu Bakr al Baghdadi".
Dice que los militantes de ISIS (y el mismo al Baghdadi) tomaron represalias.
"Nos golpearon en todo el cuerpo", recuerda. "Estábamos todas amoratadas por los golpes. Nos golpearon con todo: cables, cinturones y palos".
"(Al Baghdadi) me golpeó (con) una manguera y (un) cinturón. Luego me abofeteó y mi nariz empezó a sangrar", cuenta mientras toca su mejilla izquierda para indicar en dónde la golpearon.
Su brazo estaba dislocado. Cuenta que "incluso ahora, cuando cargo algo me duele". A su amiga le rompieron un hueso de la cara.
Golpizas brutales
Al Baghdadi nos dijo: 'las golpeamos porque huyeron. Nosotros elegimos convertirlas a nuestra religión. Nosotros las elegimos. Pertenecen al Estado Islámico".
Zeinat dice que en ese entonces no sabía quién era su captor y que descubrió su identidad una vez que logró escapar: "otra vez tuve mucho miedo y estaba muy perturbada. No puedo imaginar que él sea el líder de ISIS. Tenía tanto miedo. Pudo haberme matado".
Zeinat cuenta que mientras fue cautiva de ISIS entabló una relación cercana con la rehén estadounidense, Kayla Mueller: "era mi amiga, era como una hermana para mí".
Recuerda que se conocieron en una "prisión" en Raqqa, en donde la retuvieron como parte de su castigo por tratar de escapar de la casa de al Baghdadi.
"La primera vez que entré en la habitación, vi a Kayla. Pensé que era yazidí, así que le hablé en kurdo. Me dijo: 'no entiendo', así que le hablé en árabe… Le dije que era una chica yazidí de Sinjar y que Daesh (ISIS) me había capturado".
"Después de eso nos quedamos juntas y nos volvimos como hermanas".
Zeinat cuenta que las mantuvieron juntas en la prisión durante varias semanas.
"Había muy poco espacio (en la celda) y estaba oscuro, no había energía eléctrica. Era verano y hacía mucho calor", dice; explica que les daban pan y queso en la mañana y arroz o macarrones en la noche, "solo un poquito; nos moríamos de hambre".
Zeinat dice que después las llevaron a una casa de Abu Sayyaf, un combatiente de alto rango de ISIS quien, según las autoridades estadounidenses, estaba a cargo de los cuantiosos ingresos de ISIS por la venta de petróleo.
Dice que Mueller le contó que al Baghdadi la había violado.
"Cuando Kayla regresó con nosotras (después de que la llevaran a ver a al Baghdadi), le preguntamos: '¿por qué lloras?'. Kayla nos dijo que al Baghdadi le dijo: 'me casaré contigo por la fuerza y serás mi esposa. Si te niegas, te mataré'".
"Kayla me dijo específicamente: 'Abu Bakr al Baghdadi me violó'. (Dijo que la había violado) cuatro veces".
Se cree que en febrero pasado mataron a la trabajadora humanitaria, a quien capturaron en el norte de Siria en 2013.
Ruegos a la cautiva estadounidense
Zeinat dice que trató desesperadamente de convencer a Mueller de escapar, sin éxito.
"Cuando escuché lo que Kayla me dijo, quise escapar. Le dije a Kayla que escapara conmigo, pero se negó. Me dijo del periodista estadounidense al que habían decapitado y dijo: 'si escapo, me decapitarán'".
"La primera vez que le dije que escaparía, ella dijo: 'no huyas. Si te atrapan, seguro te matarán'. Pero yo le dije: 'No. Ya vi lo que Abu Bakr al Baghdadi te hizo. Vi cómo sufriste. Vi cuánto dolor sufrías. Escaparé como pueda'".
ISIS afirma que el Corán justifica tomar cautivas a niñas y mujeres no musulmanas y permite que las violen. Zeinat dice que al Baghdadi amenazó que también las obligarían a tener relaciones sexuales con él.
"Al Baghdadi nos dijo: 'le hice esto a Kayla. Lo que le hice a Kayla, les haré a ustedes. El viernes. El viernes les tocará'".
Zeinat dijo que el hermético líder de ISIS trataba a Mueller como "su esposa", la obligaba a usar un velo tradicional para cubrir su rostro.
"Al Baghdadi se casó con ella… ella era su esposa. No permitía que su amigo Abu Sayyaf le viera el rostro. Ella siempre tenía que usar el nicab".
Zeinat cuenta que al Baghdadi le regaló a la estadounidense un reloj como símbolo de que era de su propiedad. "Era un reloj normal, pero muy costoso… también le regaló a las otras esposas el mismo tipo de reloj".
Se sabe que las autoridades estadounidenses hablaron con varias chicas que estuvieron cautivas junto con Mueller y que compartieron con la familia la información que recibieron.
Un portavoz del consulado general de Estados Unidos en Irbil, Iraq, dijo que "es nuestra política no hacer comentarios sobre investigaciones en curso".
La antigua esclava también pudo dar pistas sobre la forma en la que opera el hombre al mando de ISIS.
Dice que el líder de ISIS se levantaba tarde, usualmente se levantaba a las 10:00 horas y se acostaba hasta la medianoche. Se quedaba en su habitación entre tres y cuatro horas al día.
"A veces hablaba con nosotras… pero luego no lo veíamos durante días. No sabíamos a dónde había ido".
El miedo a los teléfonos celulares
Zeinat dice que al Baghdadi luce igual a como se ve en su fotografía más reciente, la que se tomó en una mezquita de Mosul, "pero no usa esas ropas (musulmanas tradicionales). Usa ropa común, normal. Y no usa ese reloj, sino otro".
El jefe terrorista se deshizo de los teléfonos celulares porque está convencido de que los combatientes de la coalición podrían rastrearlo a través de ellos, dice.
"Tenía buenas conexiones con todos sus comandantes… pero no sé cómo se comunicaba con ellos", comenta.
"No usaba teléfono. Temía que las aeronaves supieran su ubicación".
Zeinat dice que cree que se comunicaba con sus comandantes a través de mensajeros confiables.
Sin embargo, Zeinat cuenta que "no había palabras amables", no había descanso de la crueldad que sufrió y siguió decidida a escapar. Finalmente, encontró la oportunidad.
"En nuestra habitación había una ventana", recuerda. "Estaba un poco rota. La empujamos y la empujamos hasta que quedó un espacio pequeño", lo suficientemente grande como para que ella y una amiga salieran.
Cuenta que en plena noche, corrieron… y no dejaron de correr.
"No sabíamos a dónde íbamos. Solo rezábamos; solo le pedimos a Dios que nos ayudara, que pusiera fin a nuestro sufrimiento. No sabíamos a dónde ir, no teníamos un plan… solo corrimos hacia cualquier lado".
En un momento dado los combatientes de ISIS les dispararon; se arrastraron, corrieron, se ocultaron y caminaron durante horas y a final de cuentas llegaron a un pueblito.
"Vimos que las casas no tenían electricidad, no había luz en ninguna casa salvo en una", recuerda. "Le dije (a mi amiga): 'vamos a esa casa a pedir ayuda… ISIS siempre corta la electricidad por los ataques aéreos, (así que) deberíamos escoger esa casa'".
Un viaje en moto hacia la seguridad
"Fuimos y le dijimos a la familia: 'somos chicas yazidíes y escapamos de ISIS. Queremos regresar a casa y queremos que nos ayuden, si pueden'".
El hombre y su primo las llevaron a un lugar seguro a bordo de dos motocicletas.
"Nos pusimos nicabs negros que nos cubrían el rostro y nos subimos en el asiento trasero", explica. "Nos llevaron… por los campos y las calles secundarias para evitar los retenes".
Lograron salir a salvo y más tarde, Zeinat se reunió felizmente con su madre y algunos de sus hermanos, aunque tres de sus hermanas siguen en manos de ISIS y se desconoce qué les pasó; su padre está desaparecido, probablemente muerto.
Tras sobrevivir a su calvario, que ella cree que duró alrededor de dos meses y medio, Zeinat quiere dejar todo atrás… espera mudarse al extranjero y capacitarse como maestra.
También espera que la información que dio a las autoridades ayude a llevar a las fuerzas de la coalición hacia al Baghdadi. "Espero que lo maten", dice. "Pronto".
"Mató gente. Obligó a las personas a convertirse. Violó a chicas. Mató familias, separó a las madres de sus hijos", cuenta.
"Quiero que el mundo sepa lo malvado que es".