Noticias de Yucatán
Desde que México autorizó la siembra comercial de soya transgénica en la Península de Yucatán en 2012 –sin consultar a los agricultores locales que defienden los cultivos tradicionales–, la leguminosa modificada que patentó la empresa Monsanto se convirtió en la semilla de la discordia.
Desde que México autorizó la siembra comercial de soya transgénica en la Península de Yucatán en 2012 –sin consultar a los agricultores locales que defienden los cultivos tradicionales–, la leguminosa modificada que patentó la empresa Monsanto se convirtió en la semilla de la discordia.
Cinco años después, continúan los litigios legales de comunidades mayas que denuncian el avance de la siembra de soya transgénica pese a que la Suprema Corte suspendió en noviembre de 2015 los cultivos a escala comercial en algunos municipios de los estados surorientales de Campeche y Yucatán, para dar derecho a los indígenas a ser consultados sobre qué actividades agrícolas desean en sus territorios.
Las consultas fueron encomendadas a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados, pero el proceso ha demorado casi año y medio.
El pasado 13 de noviembre comenzó una nueva batalla: comunidades mayas de Holpechén (Campeche) y organizaciones civiles y de derechos humanos denunciaron ante las autoridades la presunta siembra ilegal de más de 23 mil hectáreas de soya transgénica y aseguran que la semilla es propiedad de Monsanto.
Las denuncias incluyen documentación en foto y video de cultivos y evidencias de fumigaciones con glifosato, herbicida que se usa principalmente para garantizar que la leguminosa modificada crezca sin malezas o insectos que puedan afectarle.
Las acusaciones se presentaron ante el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Alimentaria (Senasica) de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en el estado de Campeche.
Con información de: Sin Embargo.