Noticias de Yucatán
(The News York Times) – El combate al machismo en el
trabajo se ha puesto de moda, y con justa razón.
No hay excusa (ni ahora, ni nunca) para tratar a las
mujeres diferente a los hombres en cuestiones de paga y prestaciones, en su
presencia en las mesas directivas o en la suite ejecutiva, en reuniones
cotidianas en las que usualmente hacen sentir a las mujeres menospreciadas o
inadecuadas, o —Dios no lo quiera— en interacciones sociales en las que se sabe
que los hombres se aprovechan de las mujeres contra su voluntad.
La situación se ha vuelto particularmente aguda en sitios
como Wall Street o Silicon Valley, que desde hace mucho han sido ecosistemas
aislados, dominados por hombres. También es un grave problema en la Casa Blanca
de Donald Trump.
Sin embargo, como lo demuestran los acontecimientos
recientes en Uber, es posible dar pasos pequeños en la dirección correcta. El
machismo no solo puede provocar que despidan a altos ejecutivos, sino que
también puede llevar a que se haga un esfuerzo serio por cambiar la cultura de
una empresa. Es un avance significativo y deberíamos aplaudirlo.
Entre quienes lideran la carga contra el machismo en Uber
está Arianna Huffington, cofundadora del sitio The Huffington Post y
fundadora de Thrive, una empresa de mercadotecnia y consultoría dedicada a
desconectarse y al sueño. Huffington ha estado en el consejo de administración
de Uber desde abril de 2016 y, hasta hace poco, era la única mujer.
Su ascenso comenzó en febrero, después de que Susan
Fowler, una exingeniera de Uber, difundiera su historia de acoso sexual por
parte de un supervisor.
"Estaba claro que trataba de lograr que tuviera sexo
con él", escribió Fowler en un blog del que mucho se ha hablado.
"También era tan claramente inadecuado que de inmediato hice capturas de
pantalla de esos mensajes en el chat y lo reporté con Recursos Humanos".
Cuando se publicó el texto de Fowler, Travis Kalanick,
cofundador y director ejecutivo de Uber anunció que Huffington investigaría las
acusaciones de Fowler y la cultura de Uber en general junto con el exfiscal
general de Estados Unidos, Eric H. Holder Jr. (quien había regresado a su
despacho jurídico Covington & Burling), y otras dos ejecutivas de Uber.
También contrataron a otro bufete, Perkins Coie, para
investigar las acusaciones de machismo en Uber. El 6 de junio, Perkins Coie
entregó su informe, en el que se determinó que había 47 acusaciones de acoso
sexual en Uber entre un total de 215 casos de acoso sexual, acoso en general,
represalias y prejuicios. En consecuencia, despidieron a 20 empleados. Otros 31
empleados quedaron "en capacitación" y siete más recibieron
"advertencias finales". Según Uber, 57 de las acusaciones siguen
"en revisión" y 100 quedaron descartadas.
Una semana después, Holder entregó su propio informe, que
contenía 13 páginas de recomendaciones que Uber debió haber puesto en práctica
hacía mucho.
Fowler terminó saliendo de Uber 13 meses después. Sus
revelaciones desencadenaron una serie de acontecimientos que culminaron en la
salida de varios altos ejecutivos de Uber y en la renuncia de Kalanick.
Kalanick es uno de los principales accionistas de la
empresa; se estima que su patrimonio asciende a 6,000 millones de dólares y que
podría regresar a la empresa, tal como ocurrió con Steve Jobs, quien regresó
triunfalmente a Apple en 1997, luego de que lo echaran en 1985.Play Video
En una de las reuniones en la que se difundió el informe
de Holder entre los empleados de Uber, Huffington habló de que era necesario
que hubiera más mujeres en el consejo de administración y que cuando había una
mujer en un consejo, usualmente propiciaba que hubiera más mujeres en otros.
En ese momento, a David Bonderman, el multimillonario
cofundador de T.P.G, titán del capital privado y uno de los miembros del
consejo de administración de Uber, se le ocurrió decir: "De hecho, lo que
demuestra es que es mucho más probable que se hable más".
Bonderman ofreció disculpas rápidamente y más tarde
renunció al consejo de administración. Sin embargo, para hacer un comentario
tan estúpido en medio de una reunión general en Uber en la que se habló de
cambiar la cultura machista de la empresa se necesita una falta particular de
inteligencia emocional.
La cultura corporativa machista de Uber no es la única.
En varias entidades de la televisora Fox, algún alto ejecutivo o alguna
personalidad de sus programas ha sucumbido ante las acusaciones de machismo. El
conductor del programa Fox Business, Charles Payne, quedó suspendido por
acusaciones de acoso sexual. Otro alto ejecutivo de Fox, Jamie Horowitz, de Fox
Sports, terminó despedido abruptamente, acusado de comportarse indecorosamente.
Como lo demuestran los acontecimientos recientes en Uber
y en Fox, está inequívocamente claro que el acoso sexual y la mala conducta en
el trabajo pueden provocar que te despidan.
¿Pero qué pasa con la Casa Blanca? ¿Por qué este mensaje
no está llegando allá? Los tuits de Trump sobre Mika Brzezinski, una de las
conductoras del programa Morning Joe de la televisora MS-NBC, fueron
viles.
También tenemos sus comentarios poco profesionales y
machistas, cuando hablaba por teléfono con el primer ministro de Irlanda en el
despacho oval, sobre Caitriona Perry, corresponsal en Washington de la
televisora irlandesa RTE News. Después de que Perry se presentó con él, Trump
le dijo al primer ministro: "Tiene una linda sonrisa, apuesto a que te
trata bien".
Aunque ese momento fue indecoroso, lo que lo empeoró es
que la subasesora de Seguridad Nacional, Dina Powell, una de las mujeres de
mayor rango en la Casa Blanca, estaba sentada allí, al otro lado del escritorio
de Trump. En el video que se publicó del incidente, se ve a Powell con una
ancha sonrisa. No ha hecho ninguna declaración pública al respecto.
Otras mujeres de alto rango del gobierno de Trump tampoco
han denunciado abiertamente los comentarios machistas de Trump. Elaine Chao,
secretaria de Transporte, ha callado. Betsy DeVos, secretaria de Educación, ha
callado. Kellyanne Conway, asesora del presidente, ha callado. Tanto Melania
como Ivanka Trump han callado.
Hasta los hombres que parecen más sensibles en la Casa
Blanca (entre ellos Gary D. Cohn, director del Consejo Económico Nacional; H.
R. McMaster, asesor de Seguridad Nacional, y Jared Kushner, alto asesor de la
Casa Blanca y esposo de Ivanka) han callado.