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El controvertido Cardenal mexicano Juan Sandoval Íñiguez encabezó este domingo una misa de “desagravio” en un estadio de futbol para pedir perdón por los “pecados” cometidos en este país, como el aborto, la ideología de género (feminismo), la corrupción y la violencia del narcotráfico.
“Este es un acto de desagravio en el que venimos a hacer una confesión de culpa, a reconocer nuestros pecados delante del señor, y a pedirle misericordia y perdón”, dijo. Ante cientos de católicos que asistieron al Estadio Azul de fútbol, en la capital de México, donde hubo además actos de flagelación y cánticos, Sandoval Íñiguez infirió que esos pecados provocan “correcciones paternales” o “castigos temporales”, de Dios a través de la naturaleza.
En el lugar preguntó a los cientos de fieles reunidos en el lugar “si serán casualidad los dos sismos que han ocurrido en México” el mismo día: uno el 19 de septiembre de 1985 y el otro en la misma fecha de 2017.
Sandoval Íñiguez aseguró que la violencia que ejerce el crimen organizado es el “castigo” de Dios por el aborto. Así como se “destrozan” fetos mediante el aborto, dijo, el crimen organizado “descuartiza” personas en medio de la escalada de violencia y criticó las leyes que avalan la interrupción del embarazo.
“Muchos miles de inocentes son asesinados constantemente en el vientre de sus madres y como contrapartida, y en castigo de este crimen, el crimen organizado mata, descuartiza a sus víctimas, igual que se destrozan los niños en el seno materno”, dijo el cardenal, quien ha sido criticado en México por sus declaraciones en contra de la comunidad homosexual y de las mujeres, a quienes ha culpado de los de sus propios asesinato.
Este domingo, de nuevo, arremetió contra la “perversa ideología de género impuesta desde afuera” y pidió perdón a Dios por el avance que ha tenido en México.
“Hemos pecado, señor, admitiendo y promoviendo la ideología de género, que con su paquete de perversiones atenta contra la familia y la vida, con la finalidad no confesada de arruinar a los pueblos, subyugarlos y saquearlos. Sin metas ni familia, nuestra patria no tiene futuro”.
A propósito de la familia, recordó que hace algunos días en la ONU, México “votó contra la familia y la vida y a favor de los pretendidos derechos sexuales de los niños, sustrayéndolos a la autoridad de sus padres”.
Habló además de la corrupción como uno de los principales pecados de las personas, de nosotros mismos y de las instituciones, que “alcanza ahora niveles antes nunca vistos” con “fabulosos saqueos de los recursos públicos de los bienes de la nación, falta de justicia en los tribunales, complicidad con el crimen organizado y salarios de miseria”.
La consecuencia inevitable de esta corrupción, agregó, es el empobrecimiento de gran parte del pueblo mexicano “y sus inevitables secuelas de hambre ignorancia enfermedad y muerte”.
Como consecuencia, aseguró, los mexicanos enfrentan eventos naturales. Lo dijo así: “Señor y Dios nuestro, antes de que venga un castigo mayor, nos mandas castigos temporales o correcciones paternas por medio de la naturaleza que es obra tuya y está gobernada por tu providencia. ¿Serán pura casualidad dos 19s de septiembre en esta misma ciudad?”.
Mientras el cardenal hablaba, cuatro integrantes de las Hermandades de Penitentes Encruzados y Flagelantes de Taxco, ubicados en cada punto cardinal de la cancha, sangraban su espalda.
Información de Infobae