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El sultán del estado de Johor, pese al perdón, los condena a treinta años de prisión por el delito de tráfico de drogas.
Culiacán, Sin.- Después de años de angustia, los tres culiacanenses presos en Malasia por tráfico de drogas solo fueron condenados con años de prisión y no con pena de muerte, como pretendían las autoridades de dicho país. Se trata de Simón, Luis Alfonso y José Regino González Villarreal.
Ayer, el gobierno de México informó que en Malasia se conmutó la pena capital contra tres hermanos mexicanos sentenciados en 2012 por producción y tráfico de narcóticos, aunque cumplirán una sentencia de treinta años de prisión.
“El sultán del estado de Johor en Malasia, Ibrahim Ismail Ibni Almarhum Sultan Iskandar Al-Haj, decidió otorgar el perdón a los tres connacionales, como resultado de un largo proceso de trabajo e intenso diálogo” llevada por varios años las autoridades mexicanas, explicó en un comunicado la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
Cabe recordar que, el pasado 4 de marzo del 2008, los hermanos Simón, Luis Alfonso y José Regino González Villarreal, originarios del estado de Sinaloa, fueron detenidos en el estado de Johor por la Policía Real de Malasia.
Cuatro años más tarde, ya en el 2012, fueron sentenciados a pena de muerte al encontrarlos culpables del delito de narcotráfico.
Así comenzó todo
En aquella ocasión, de acuerdo con la versión de la Policía malasia, durante la detención de los mexicanos en un domicilio encontró 29 mil 460 kilogramos de metanfetaminas o droga sintética, así como equipos para su elaboración.
Sin embargo, los mexicanos argumentaron que solo trabajaban como personal de limpieza y desconocían que se procesaba droga en la fábrica.
Cabe mencionar que el tráfico de drogas en Malasia se castiga con sentencia de muerte mediante la horca.
No obstante, en México la pena capital no existe y por ese argumento el gobierno mexicano defendió a sus condicionales. Asimismo, se dio a conocer que la defensa, según la prensa mexicana, argumentó graves faltas al proceso, como la desaparición de evidencia y la falta de traductores. Fuente:debate