Hace décadas que no ve a sus hijos, pero se siente "arropado" en un Asilo

24 diciembre 2018
Noticias de Yucatán. 

Sonora. Con su bocina a lado, sentado en su silla de ruedas, recordó cómo pasaba de niño sus navidades y aunque eran fechas tristes, su familia era muy humilde y no tenían dinero para comprar cena, ni tampoco algún presente, lo mejor de esas fechas era la unión familiar. 

Eran once hermanos, cada uno de ellos deseaba que les amanecieran juguetes, incluyendo a don Ramón Bracamontes Miranda, pero su padre era el único que trabajaba, al igual que ellos.

"Fuimos muy pobres, mi papá de niño también. Mi papá trabajaba en un rancho y a veces comíamos y otras veces no, mi mamá no trabajaba porque no quería mi papá; era una persona machista", relató el abuelito de 75 años. 

Para él y su familia la Nochebuena y Navidad eran días comunes, pues el dinero con el que contaban diariamente era poco, por lo tanto tampoco preparaban cena.

"Ni pozole, ni tamales, ni nada teníamos en la mesa ese día, era algo normal; tampoco rezábamos y siempre hemos sido católicos. Mi papá no tenía corazón", recordó.

Ramón vive desde hace 10 años en el Asilo Juan Pablo Segundo, lugar donde ha encontrado buenas amistades y los ve como si fueran su familia.

"Me divorcié y hace 30 años no veo a mis tres hijos, no sé dónde están, ella no quiso que me quedara con ellos, no he sabido nada de ellos", contó.

Cuando Ramón trabajaba en la Costa de Hermosillo, relató que en las navidades, donde la pasaba con su ex esposa e hijos, a ellos sí les amanecían juguetes, pues quería verlos felices.

Hoy don Ramón se siente feliz de vivir en el asilo porque no se siente solo, sino al contrario, está agradecido por todo lo que hacen por él y sus compañeros.

El Imparcial 

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