No todos los músicos en ciernes se convertirán en estrellas del rock, pero estudiar música favorece a los cerebros de los niños, incluso en aquellos que no se inician en la música hasta la adolescencia.
Dominar un instrumento o actuar frente a un grupo otorga una sensación de logro y es un maravilloso canal para la creatividad. Además, puede potenciar otros tipos de aprendizaje, revela una reciente investigación estadounidense.
Los científicos compararon los beneficios en el cerebro entre estudiantes de secundaria que participaban en clases de la banda de música durante entre dos y tres horas por semana con las de estudiantes que participaban en un programa de aptitud física.
Los jóvenes músicos mostraron una maduración más rápida en la respuesta del cerebro al sonido y en la sensibilidad a los detalles del sonido. Ambos factores son importantes para las habilidades lingüísticas, y a su vez, para el éxito académico. Los estudiantes desarrollaron lo que se conoce como aprender a aprender. (Esto no quiere decir que los jóvenes deban ignorar el ejercicio; la aptitud física tiene otros beneficios esenciales, así que es importante sacar el tiempo para ambos tipos de actividades en las vidas de sus hijos).
Idealmente, la instrucción musical comenzaría en la escuela intermedia y continuaría en la secundaria. Un estudio encontró que esta implicación continua se asoció con un nivel alto de competencia matemática en el decimosegundo curso, recuerda el reportero especializado Len Canter, en un artículo publicado por HealthDay News.
Lamentablemente, con frecuencia los programas de música caen víctimas de los recortes presupuestarios. Si la escuela de su hijo no tiene un programa de música, piense en invertir en lecciones extraescolares.
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