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El muchacho, quien no estudió durante cinco años, sabe que estudiar solo depende de él y que no le puede relegar toda la responsabilidad a su madre, que con un puesto de salbutes y panuchos lo ha sacado adelante a él y sus tres hermanitos (uno de 15 años que estudia secundaria, una de seis en primaria y otra de cuatro en el preescolar).
Siempre sonriente, Leandro cuenta que se animó a cantar porque es lo único que sabe hacer a pesar de que nunca se ha preparado para ello. “Llevo casi ocho cantando como ‘hobby’, y mi familia y mis amigos siempre me han dicho que lo hago bien”.
“Con lo que hago, genero un poco de ingresos para ayudarme en mis estudios”, dice el joven de 23 años de edad, quien actualmente cursa el primer año de la Licenciatura de Derecho en el Colegio de Estudios Universitarios del Mayab.
“Gracias a Dios hay mucha gente que apoya y con eso cubro la tercera parte de mis gastos en la escuela”.
Leandro vive en Yaxché de Peón, comisaría de Ucú, y todos los días viaja a Mérida. Por las mañanas estudia y a partir de la una de la tarde se instala en el Pasaje, donde la gente local y los turistas nacionales y extranjeros lo apoyan con alguna moneda. Permanece ahí de una a dos horas, ya que después sube a los camiones a entretener a los pasajeros. “A las cinco regreso a mi casa”.
En un buen día junta hasta $500, “también hay malos en que solo gano $50. Pero siempre digo, peor es nada”. Todo ese dinero lo ahorra para pagar las colegiaturas de la escuela y para su pasaje.
Fuente Megamedia
