Actualmente, la dieta de los
mexicanos incluye microplásticos, partículas contenidas en diversos comestibles
de origen animal, que en el caso de la Península de Yucatán es través de los
pollos y gallinas, aseveró la especialista Esperanza Huerta Lwanga.
Advirtió que esto representa
un problema para la salud, por lo que destacó la importancia de establecer
estrategias para evitar problemas mayores.
Definió microplástico como las
partículas de plástico de un tamaño menor a cinco milímetros, las cuales se
encuentran como contaminantes en los suelos de todo el mundo, y México no es la
excepción.
“Al ser tan pequeños son
difíciles de detectar y los animales que se alimentan de vegetación, semillas o
microorganismos en el suelo, suelen ingerirlos accidentalmente”, acotó la
investigadora del Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente de El
Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).
Dentro del cuerpo de los
animales, dijo, los microplásticos se acumulan y entran a la cadena
alimenticia, donde pueden pasar de animal en animal hasta llegar al plato de
los mexicanos.
Mencionó que en el estudio
realizado en hogares mayas del sureste del país, detectó la presencia de
microplásticos en los turrículos, o excretas de lombrices.
Incluso, dentro de las
mollejas de pollos y gallinas para consumo humano se hallaron tanto estas
micropartículas así como plásticos de tamaño mayor a cinco milímetros.
Huerta Lwanga calculó que los
mexicanos podrían consumir, en promedio, 840 partículas de microplásticos al
año, lo cual puede representar un problema para la salud.
“Los microplásticos contaminan
el suelo y como pueden llegar a los alimentos que forman parte de la dieta de
los mexicanos, una anomalía ambiental se transforma en un problema de salud
pública”, subrayó.
Explicó que el plástico y el
microplástico llegan al suelo principalmente por tres motivos, primeramente,
por el inadecuado manejo de los desechos y la quema de la basura.
Asimismo, los sistemas
agrícolas utilizan los acolchados de plástico, que son enormes mantas con las
que cubren los cultivos, por lo que el polímero queda acumulado en el suelo.
Incluso, con el uso de aguas
residuales para el riego, ya que los procesos de filtración de estas no logran
remover los plásticos de tamaños muy pequeños.
Yucatán Ahora