El vaginismo es un padecimiento que sufren dos de cada mil
mujeres en el mundo. Entre ellas está Revati Bordawekar, una chica de 26
años descubrió que algo andaba mal cuando intentó ponerse un tampón y los
músculos de su zona pélvica se cerraron.
Pero no acudió al médico hasta los 25 y ya casada,
cuando ni en la noche de bodas pudo concretar el asunto y su esposo
no entendía lo que pasaba. Probaron de todo, desde los jugueteos previos a la
penetración hasta tomar vino antes de la acción y nada dio resultado.
Ni siquiera el hecho de que los doctores decidieran su himen
para dilatar la vagina. Con todo esto, la chica logró procrear gracias a
la fertilización in vitro y dio a luz a la pequeña Eva. Con respecto
a su sexualidad, la pareja ha decidido enfocarse en otras formas de conseguir
placer antes del coito.