El desierto de Arizona... Trampa mortal de migrantes

26 marzo 2019
Noticias de Yucatán. 

México.- El desierto de Arizona, en Estados Unidos, impone respeto, pesa. Es como un león que mira a sus presas que vienen heridas, las acecha y cuando caen al piso ya no las suelta, así lo describe el activista Ely Ortiz.

Los migrantes, en su lucha por el sueño americano, pierden todo temor y lo atraviesan, muchos de ellos quedando en el camino.

Los constantes cambios de temperatura, entre calor extremo y el frío, el abandono de «polleros» o «coyotes» y la falta de agua y alimento han abonado a que los decesos no paren. De 1998 a 2018 se han registrado 7 mil 505 personas fallecidas en los sectores de la frontera suroeste de Estados Unidos-México desde el cruce de San Diego, California, hasta Río Grande, Texas, de acuerdo con informes de la Patrulla Fronteriza.

La situación ha motivado la creación de grupos ciudadanos como Águilas del Desierto, una organización fundada por latinos en San Diego, Estados Unidos, que con sus propios recursos se adentran al páramo para encontrar a sus «hermanos», vivos o muertos.

La organización comenzó con 11 voluntarios el 12 de agosto del 2012. Hoy son más de 48 que han logrado recuperar 50 cuerpos, algunos muy recientes, otros a punto de llegar a un galón de agua y otros más consumidos por animales de la zona.

«Todo inició por una muy mala experiencia, una experiencia personal que vivimos en la familia en la que desafortunadamente “el coyote” abandonó a un hermano y a un primo en el desierto y los encontramos mucho tiempo después, cuatro meses y medio después, para ser exacto, y encontramos ya nada más los puros cuerpos», contó Ely Ortiz, originario de Huajuapan, municipio de Oaxaca, en México, y actual presidente de la organización.

Al señalar que ni el consulado en Estados Unidos, ni migración en México ayudan a familias a buscar a sus seres queridos en el desierto, así como ninguna otra orden gubernamental, indicó que son profesionistas, académicos, estudiantes, militares y familias quienes han fortalecido la agrupación Águilas del Desierto.

Buscan con palas, perros, en camionetas especiales y vía digital con un costo de alrededor de 2 mil dólares (38 mil 412 pesos ) por día. Sumando gastos de alimento y combustible.

A pesar de que todos los voluntarios tienen familia y trabajo, reservan los fines de semana para dar respuesta al clamor de padres y familiares que vieron partir a su hermano, a su hijo, a su sobrino o su nieto, y no saben nada de ellos desde hace meses o incluso años.

El proceso para una búsqueda por parte de Águilas del Desierto es complicado y muy burocrático, según contó Ely Ortiz, de 46 años de edad. Indicó que después de que una familia se pone en contacto con ellos, deben hacer el reporte con Migración y con el consulado para que primero averigüen en el sistema si los tienen detenidos en alguna cárcel o en algún hospital.

«Muchas de las veces ahí se resuelven los problemas o todos los reportes que nos hacen, porque están detenidos. Los familiares los ubican y ahí se acaba el reporte, pero cuando no están ya en el sistema, entonces pasamos a la segunda parte,» comentó.

La segunda parte consiste en recabar información, por ejemplo: por dónde cruzó, cuántos días caminó, cerca de qué carretera o qué cerro, algo que los ubique o que los acerque a un punto de referencia para empezar a buscar. En dicha búsqueda, los voluntarios caminan de 10 a 12 millas en un día (de 16 hasta 19 kilómetros).

El presidente de la organización lamentó que muchos de los reportes por parte de familiares carezcan de información precisa para comenzar a buscar. Cuando saben en qué lugar pudo quedar el migrante, deben investigar si el sitio pertenece a una reserva de los indios o a un parque nacional, tramitar los permisos y entonces comenzar la búsqueda con todo el equipo.

«Después de eso viene el organizar la búsqueda, cuántos compañeros pueden ir, cuánta comida se tiene que comprar, cuántos vehículos se van a llevar. Nosotros no podemos meternos así nada más a buscar,» aclaró.

El depredador

El desierto de Arizona es uno de los accesos más utilizados por los migrantes para cruzar, de acuerdo con Ely Ortiz. Lo eligen porque está menos vigilado, pero aseguró que queda mucha gente en el camino, ya que también está demasiado lejos el cruce.

Los migrantes pueden pasar entre cinco y siete días, dependiendo adónde vayan, recorriendo el desierto de Arizona, incluso, dijo, algunos tardan hasta 10 días.

«Yo lo he comparado (el desierto) con un león que mira a su presa que viene herida, nada más la está acechando, y nada más cae al piso, ya no lo suelta y hace todo su trabajo, pero impone mucho respeto el desierto», contó.

Cuando encuentran a los migrantes sin vida, hacen el llamado a las autoridades, en este caso al sheriff o alguacil del condado, quien despliega médicos forenses para la toma de muestras de ADN y, dependiendo del caso, realiza el llamado a familiares para seguir con el proceso de la repatriación del cuerpo.

Sin embargo, cuando llegan a encontrar a los migrantes con vida, que les ha pasado en repetidas ocasiones, no pueden ayudarlos a subirse a sus vehículos o guiarlos, porque prácticamente serían acusados como traficantes de personas.

Contó que solo se puede dar agua y alimento y, en su caso, llamar a Migración si ellos se quieren entregar.

Durante la entrevista, Ely Ortiz contó que lo más desgarrador ocurre cuando encuentran cuerpos de dos o tres días de haber fallecido, porque esos días pudieron hacer la diferencia. Explicó que después de que Migración o el consulado tienen algún reporte, Águilas del Desierto comienza una búsqueda de emergencia, llamando gente y tratando de ubicar al migrante reportado.

«Cuando nosotros vamos los encontramos muertos, y es duro encontrar un cuerpo de dos o tres días de muerto, que pudimos haber encontrado con vida, ese es trabajo de ellos. Nosotros somos voluntarios, no nos pagan, es su responsabilidad como Patrulla Fronteriza hacer su trabajo, hacer el reporte y que lo vayan a encontrar».

De acuerdo con datos oficiales de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, se han reportado miles de defunciones en su frontera suroeste, aunque para Águilas del Desierto, esa cifra siempre es mayor, ya que Ely Ortiz indicó ellos han encontrado cuerpos que se quedan tirados, esqueletos, ya de dos o tres años.

«Nosotros queremos precisamente que se dé a conocer este problema porque es tan grande que al Gobierno no le conviene decirlo, son tantos muertos que quedan en sus fronteras, ellos no lo dicen», recalcó.

Al vivir innumerables experiencias respecto a los migrantes, opinó que el muro fronterizo que promueve el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es algo que no va a funcionar, destacando que siempre van a existir necesidades en otros países y cada quien tiene derecho de migrar y buscar un futuro para su familia.

«Cuando empezaron a crear el primer muro, fue cerrar los lugares más fáciles, poner la barda, el muro, como empujándolos a los lugares más peligrosos, es lo que hicieron estratégicamente. Se han cruzado por el desierto porque saben que hay otros lugares muy peligros, pero ha muerto mucha gente en el desierto», lamentó.

Migración masiva

Con la caravana de migrantes que inició en noviembre del 2018, procedente de países como Honduras, El Salvador y Guatemala, y que atravesó México, Ely Ortiz indicó que incrementaron los llamados de ayuda en la organización, evidenciando que el desierto sí se volvió un cruce. Incluso indicó que han visto casos de Nicaragua y de Perú, cosa que no había ocurrido.

«Sí incrementaron los llamados después de la caravana migrante y nosotros sentimos impotencia, muchos sabemos de un área en Texas que se llama Falfurrias, queda muchísima gente y no hay ayuda, no hay ayuda como nosotros de entrar a buscar. Nosotros queremos hacer un grupo en Texas, pero no hay cómo», manifestó.

Aunque Ely Ortiz dijo que nunca han escuchado sobre la labor de las Rastreadoras en Sinaloa, quienes buscan a sus hijos en fosas clandestinas, indicó que les han pedido mucha ayuda del lado de México, específicamente para Altar, Sonora, desierto que está en la línea divisoria de México y Estados Unidos, donde también queda mucha gente.

Sobre México, también agregó que buscarán reunirse con Andrés Manuel para plantear el problema de los consulados y el lento acceso en el proceso de repatriación de los cuerpos.

Al expresar la impotencia que sienten por todos los casos que han tenido de frente, no dudo en dejar un consejo para los ciudadanos de otros países, ya que mencionó que Estados Unidos no es el mismo de años atrás ni tampoco sus leyes, «yo, si pudiera decirles algo, les dirían que ya no vinieran así, que no se arriesgaran a perder su vida, porque las cosas acá tampoco son fáciles», finalizó.

Debate. 

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