Un factor fuera de control de autoridades federales y locales influyó en la pasada temporada vacacional en los niveles de ocupación de los hoteles en Quintana Roo, entidad con más cuartos de alojamiento en el país. La demanda disminuyó en abril pasado, periodo de asueto por Semana Santa, en destinos como Cancún, Isla Mujeres y Riviera Maya, según cifras de la Secretaría de Turismo del estado. Dicho elemento fue el sargazo.
Con corte al 28 de abril pasado, la ocupación hotelera en ese mes en Cancún y Puerto Morelos fue de 76.1 por ciento, disminución de 5.5 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, cuando fue de 86.4.
En Isla Mujeres fue de 70.9 por ciento, reducción de 4.3 por ciento en relación con abril de 2018, cuando sumó 76.6.
La Riviera Maya reportó una ocupación hotelera en dicho mes de 84.1 por ciento, baja de 3.9 por ciento si se compara con la del cuarto mes del año pasado, cuando fue de 87.2.
El Caribe mexicano es uno de los principales atractivos de sol y playa para turistas nacionales e internacionales, los cuales suelen tener altos índices de ocupación en temporadas como Semana Santa o vacaciones de verano, según datos de la Secretaría de Turismo y de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo.
Brigitta van Tussenbroek, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnologia Unidad Puerto Morelos, en Quintana Roo, de la Universidad Nacional Autónoma de México, indicó que uno de los motivos que afectaron esa industria fue el sargazo, fenómeno natural que se ha presentado en semanas recientes en costas del Caribe de México y más abundantemente en las playas de Quintana Roo.
La especialista explicó que el sargazo es un fenómeno de algas marinas que en grandes cantidades llegan a descomponerse a las playas del Caribe, y éstas expelen gases que a largo plazo pueden causar daños a la salud. Además, añadió, quitan el color claro del mar y emiten un olor desagradable.
Son algas marinas que en grandes cantidades llegan a la costa. Actualmente arriban dos especies. Son casi únicas, que pasan toda su vida flotando en el mar, por lo que es poco común que eso se presente actualmente, explicó.
Van Tussenbroek señaló que una de las dos especies mencionadas proviene del llamado Mar de los Sargazos –en el océano Atlántico–, por Bermudas, y la otra llega de una zona localizada entre África y Brasil.
Exactamente no sabemos porqué la segunda especie, que proviene de entre África y Brasil, es la que está llegando al Caribe de manera más abundante. Seguramente por factores que involucran el calentamiento global y la contaminación de los océanos. Esta alga entra al Caribe porque encuentra condiciones más favorables para seguir creciendo y descomponerse, apuntó.
La investigadora aclaró que el problema es que al entrar en descomposición, esa especie marina suelta gases contaminantes que provocan que el mar pierda su tono. Además, emite olores desagradables.
Es un problema muy serio, porque las playas del Caribe no están acostumbradas a recibir esa materia orgánica. El conflicto es que cuando llega a la costa en grandes cantidades, el ecosistema no lo asimila y eso tiene consecuencias desastrosas, por la vista de las playas bonitas y el olor que emiten las algas. Eso afecta a la industria turística, enfatizó.
Agregó: Las tarjetas de visita en el Caribe mexicano son las playas azul turquesa y la arena blanca, pero con el sargazo se echa a perder y el mar se vuelve verdoso. Por eso impacta cuando llega de manera masiva. Los turistas vienen con otra imagen.
Además, destacó, si las personas que habitan las playas del Caribe están en contacto constante con el mar, a largo plazo causa daños a la salud, ya que cuando las algas se descomponen emiten ácido sulfúrico y metano, lo que afecta el cuerpo humano.
Brigitta van Tussenbroek expresó que la forma de combatirlo es mediante protocolos que instrumentan los gobiernos.
Las autoridades de Quintana Roo informaron esta semana que activaron el protocolo emergente para retirar el sargazo en el estado e invertirán 15 millones de pesos por conducto del Fideicomiso para el Manejo Integral de la Zona Costera, la Seguridad y el Desarrollo para combatir ese problema.
La Jornada