La Organización Mundial de la Salud informó que hay 70
vacunas contra el Covid-19 en desarrollo en todo el mundo, y tres candidatos ya
se están probando en ensayos con seres humanos. Esto evidencia que los
fabricantes de medicamentos se están apresurando a encontrar una cura que
permita detener la pandemia por coronavirus.
De acuerdo con Infobae, las más avanzada en el proceso
clínico es una vacuna experimental desarrollada por la empresa
CanSino Biologics Inc (que cotiza en la bolsa de Hong Kong) y el Instituto de
Biotecnología de Beijing, que ya está en la fase 2.
Las otras dos que están siendo probadas en humanos son tratamientos
desarrollados separadamente por las farmacéuticas estadounidenses Moderna
Inc. e Inovio Pharmaceuticals Inc., según un documento de la OMS.
Se está avanzando a una velocidad sin precedentes en el
desarrollo de vacunas, ya que parece improbable que el patógeno infeccioso sea
eliminado sólo con medidas de contención. La industria farmacéutica espera
reducir el tiempo que tarda una vacuna en llegar al mercado, normalmente
unos 10 o 15 años, hasta el año próximo.
El virus entra al organismo y este produce anticuerpos
La primera vez que un virus ingresa a un organismo, el
cuerpo tarda semanas en producir anticuerpos y otros mecanismos de defensa
para combatirlo. Esto le da al virus mucho tiempo para replicarse y enfermar a
las personas. Sin embargo, el sistema inmunológico tiene memoria. Si el cuerpo
reconoce a un virus, puede activar rápidamente sus defensas contra el invasor y
neutralizarlo antes de que se desarrolle una infección.
Esta es la idea detrás de las vacunas: darle al cuerpo la
oportunidad de generar defensas contra un virus al que puede exponerse en el
futuro. No todas las vacunas producen el mismo nivel de preparación
inmunológica (mientras más fuerte es la respuesta inmunológica inicial, mejor
es la vacuna), pero igual es mejor estar un poco preparado que no estarlo
para nada.
La manera tradicional de desarrollar una vacuna es
inyectarles a los pacientes virus inactivados. Estos virus no enferman, pero
una vez que el sistema inmune se expone al virus “muerto”, ya contará con las
herramientas para combatirlo en el futuro, si es necesario.
Lamentablemente, es muy complicado hacer crecer un virus
nuevo a una escala industrial y, una vez que se logra, el proceso en sí es
lento, difícil y puede ser riesgoso. Por ejemplo, la vacuna contra la
gripe se produce al inyectarles el virus a millones de huevos de gallina.
El proceso tarda cuatro meses. Además, cuando se trabaja con un virus que no
cuenta con una medicación o vacuna para combatirlo, es más seguro no hacerlo
crecer en grandes cantidades por miedo a que se filtre por accidente y haga que
la situación empeore.
Con el coronavirus transformando al tiempo en un asunto de
vida o muerte, casi 50 laboratorios públicos y privados están usando
métodos nuevos, más seguros y más rápidos para producir una vacuna contra el
coronavirus.
Con información de Infobae