Las esperanzas de muchísima gente en todos los países del
mundo están puestas en un vacuna que pueda aplicarse de manera
generalizada para curarnos del coronavirus. Pero, ¿es parte de una
fantasía o es real que una vacuna puede lograr la cura y que, ya está casi
lista para entrar en acción como se comenta en diferentes círculos cercanos a
las redes sociales?
Diferentes países afirman estar trabajando en una vacuna
contra el coronavirus. Varios, incluso México, aseguran que ya están en periodo
de pruebas con animales, y otros más como China y Estados Unidos han anunciado
que iniciado o iniciarán en breve las pruebas con seres humanos.
Estos nos hace pensar que muy pronto las tendremos
disponibles para ser usadas de manera masiva. ¿Es eso posible?
Las vacunas sirven para prevenir no para curar
Una vacuna es una forma de tratamiento que busca estimular
el sistema inmunológico en su batalla contra patógenos infecciosos, como las
bacterias y los virus. Según la Organización Mundial de la Salud, son
"una de las formas más efectivas para prevenir enfermedades".
Esto significa que no están destinadas a curar la enfermedad
y que, por tanto, las personas que han sido ya contagiadas no podrán revertir
su enfermedad con una vacuna.
Hace unos días en redes sociales circuló la noticia de que
científicos estadounidenses habían desarrollado una vacuna contra el
coronavirus que en tres horas acaba con el patógeno. La noticia encendió a los
internautas e hizo creer que el fin de la pandemia estaba muy cerca.
Esta afirmación se debió a una interpretación tendenciosa,
generada a raíz del anuncio de una compañía farmacéutica estadounidense de que
había desarrollado una vacuna dentro de las tres horas posteriores a la
recepción de la secuencia genética del virus. Sin embargo, aún se encuentra en
fase de desarrollo y no está disponible para su uso, algo totalmente
diferente a la versión que se hizo viral.
Es una estrategia a largo plazo
El desarrollo de nuevas vacunas lleva un tiempo muy largo,
debido a que deben ser rigurosamente probadas como seguras mediante ensayos
clínicos, antes de que puedan usarse en seres humanos.
Para un científico es imposible decidir que su vacuna
funcionará: debe probarla una y otra vez con cientos de personas hasta estar
seguros de que funcionará adecuadamente.
En términos normales, la producción de una vacuna podría
durar hasta una década, desde la fase de diseño hasta la aprobación final.
Posteriormente, las compañías farmacéuticas deben iniciar la producción a toda
máquina, a fin de fabricar vacunas suficientes para aumentar la inmunidad en la
población en general.
En el caso de la vacuna contra el Covid-19, se ha avanzado
muy rápido por la urgencia de reducir su contagio y porque diferentes
protocolos para atacar enfermedades similares fueron aprovechados como
plataforma y ha permitido a los científicos ahorrarse varios años de trabajo.
Sin embargo, las pruebas en humanos llevarán todavía un
tiempo indefinido, que podría prolongarse por varios meses. Incluso si se
demuestra que la vacuna es segura y eficiente, aún podría pasar un año o más
para que esté disponible, por el tiempo que lleva a los laboratorios el
proceso de producción en cadena y distribución para su aplicación masiva.
Tanto la OMS como el subsecretario de Prevención y Promoción
de la Salud, Hugo López Gattell, ha mencionado que la aplicación masiva de la
vacuna en humanos muy probablemente dará inicio en más de un año, después de
que la pandemia haya cedido en sus fases de mayor contagio. Servirá, al igual
que sucedió con la de la Influenza, para prevenir futuros contagios.