La historia se desarrolló en menos de 11 minutos y es un reflejo de lo peor del covid-19: a las 11:24 una mujer ingresó grave a la sala de urgencias del Hospital Juárez en Magdalena de las Salinas.
"¡Apenas puede respirar!", clamó uno de sus familiares.
Su nivel de oxigenación en sangre era de 70%, 25 puntos por debajo de lo recomendable y ya en terreno francamente peligroso. Solo ayer, ya muy grave y pese a que mostraba desde el viernes señales que las autoridades han pedido atender cuanto antes -labios y uñas azules, por ejemplo- se decidieron por hospitalizarla. Era tarde.
La mujer, que ingresó en silla de ruedas, provenía de uno de los puntos más rojos en materia de infecciones por covid-19: la colonia San Felipe de Jesús, en la alcaldía Gustavo A Madero, la segunda con más casos de coronavirus en la ciudad de México.
Su historia es un relato precautorio de lo que no se debe hacer y un consejo sobre la importancia de la premura cuando se trata de covid-19. De acuerdo a su familia, que pidió el anonimato, al verla ya con posibilidades limitadas para respirar, sus hermanos la llevaron al hospital Ángeles de Lindavista, pero les negaron la atención, argumentando que no contaban con equipo para tratar su condición crítica.
“Ni siquiera le dieron oxígeno”, contó su hermana.
Pero la historia no termina ahí: todo apunta a que la infección se ha esparcido al resto de sus familiares. “A mí hace una semana que no me sabe la comida, pero no he tenido temperatura ni tos, mi hermana es la que está peor, porque le hemos medido el oxígeno y tiene como 70, le cuesta mucho trabajo ya respirar, por eso la trajimos”, relató.