Los deudos de María Eva Villegas Chávez, molestos, se
comunicaron con la funeraria San José, ubicada en el centro de Mexicali, para
exigir una explicación.
Cuando estaban a punto de sepultar a la mujer fallecida por
covid-19… no había cuerpo; los empleados del panteón de Mexicali, Baja
California, se dieron cuenta porque el ataúd era muy ligero y al abrirlo
descubrieron que estaba vacío.
Los deudos de María Eva Villegas Chávez, molestos, se
comunicaron con la funeraria San José, ubicada en el centro de Mexicali, para
exigir una explicación. La respuesta fue que sí, que efectivamente habían
olvidado —por alguna razón inexplicable— meter el cuerpo en el ataúd, pero que
de inmediato resolverían el problema; entonces la funeraria echó el cuerpo en
un saco y lo mandó al cementerio municipal para que completara la ceremonia
luctuosa.
“Como en una hora la trajeron” en otra carroza, describió
Guadalupe, nieta de la víctima. Un integrante de la familia de la señora
Villegas Chávez se acercó y exigió verificar que efectivamente se tratara del
cuerpo.
Estaba “bien cubierto”, pero pudo confirmar la identidad de
su familiar; de esa manera continuó el sepelio la tarde del martes pasado. En
ese momento la familia entendió por qué el personal de la funeraria se resistía
a que los deudos cargaran el féretro al menos unos metros.
También sopesaron que era parte de las reglas por la
situación de la pandemia, pues el ataúd estaba envuelto con plástico
transparente, como es común en esos casos.
“Sé que todos cometemos errores, pero no chinguen, se le dio
una misa, una bendición, a punto de enterrarla el cajón estaba vacío”, expresó
en sus redes sociales Miriam, otra nieta de la víctima.
“Estábamos a punto de enterrarlo y un muchacho que iba a tapar
el hoyo abrió el ataúd y dijo ‘aquí no hay nada’”, recordó Guadalupe.
La familia exige a las autoridades de la Secretaría de Salud estatal actuar al respecto y que se sancione a la empresa por no tener cuidado en el manejo de los cuerpos.