No es un secreto que los perros no envejecen al mismo ritmo que sus amos; sin embargo, la idea de un año para los seres humanos es lo mismo que siete para los canes podría ser un dato erróneo.
De acuerdo con científicos de la Facultad de Medicina de California, en San Diego, la comparación de los cambios genéticos en el ADN de los canes y la humanidad son completamente dispares.
Gracias al análisis del genoma de estas mascotas, los investigadores determinaron que algunas partículas asociadas a la vejez se presentan en mayor medida en los perros.
Esto brindó la evidencia suficiente para que los participantes en el estudio establecieran la relación entre los tiempos de vida de un humano y un perro.
Este estudio también permitió apuntar que las equivalencias de tiempo no son uniformes; es decir, 365 días para un perro podrían significar más estragos en su cuerpo y en otros serían casi imperceptibles.
De esta manera se estimó que un cachorro de un año tendría una edad semejante a los 30 años de edad, pero a los cuatro pasará por los 54 años humanos y a los 14 estaría en igualdad de condiciones con alguien de siete décadas.
Esto significa que la edad infantil en los perros se da en los primeros nueve meses de vida, aunque presentan condiciones de rebeldía asociadas con la adolescencia dentro del quinto mes y el año de haber nacido.
Los científicos trabajan en realizar un estudio más profundo para determinar si alguna raza u otra se enfrenta a un envejecimiento prematuro.
El Heraldo de México