Utilizan insectos vivos para crear brazos robóticos

22 junio 2023
Noticias de Yucatán. 

Partiendo de una base pionera y no exenta de polémica, un grupo de investigadores japoneses de la Universidad Tohoku liderados por la doctora Josephine Galipon, ha ido un paso más allá con el uso de seres vivos en la robótica. Para ser más exactos, sus experimentos convirtieron cochinillas y quitones como pizas para adherir cosas.

La razón principal de este enfoque, según el equipo que llevó a cabo el estudio, es que querían abandonar el diseño de pinzas de origen humano en favor de las cochinillas. Según ha explicado en un comunicado Galipon:

Hasta donde sabemos, no existe ningún ejemplo previo de organismos vivos completos que se hayan utilizado como efectores finales para brazos robóticos, lo que proponemos aquí.

Para ello, el equipo utilizó tanto cochinillas como quitones cautivos (pequeños moluscos marinos) de forma que sirvieran temporalmente como manos de un robot. ¿Cómo? En primer lugar, imprimieron en 3D pequeños asientos para que los animales permanecieran en el extremo del brazo manipulador del robot, luego pusieron a trabajar a las cochinillas y los quitones, recogiendo mechones de algodón y corcho sumergido, respectivamente.

Cuentan en el estudio que los resultados fueron más que prometedores. Por ejemplo, las cochinillas jugaron con el algodón durante unos dos minutos antes de perder el interés, mientras que los quitones se apoderaron de sus premios y tuvieron que separarse activamente de ellos.

El trabajo recalca que el hecho de que el quitón se agarrara era prometedor, sobre todo dadas las dificultades existentes para usar ventosas y métodos mecánicos similares bajo el agua. Aún así, se necesita completar mucho más trabajo antes de que estos primeros conceptos puedan adaptarse potencialmente a sistemas robóticos funcionales y eficientes.

No solo eso. Como decíamos al comienzo, el trabajo también plantea otro tipo de cuestiones de tipo ético. Por ejemplo, el bienestar de los animales de prueba si se les obliga a actuar en contra de su voluntad y cómo se transmiten dichas motivaciones. “En este sentido, especialmente para los animales sensibles, nos gustaría establecer una especie de interacción mutua con una relación de cooperación. Algo diferente de la domesticación, aunque solo una cooperación, donde el animal puede continuar con su día”, zanja la investigadora. 

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