Canoa rodeada de huesos conducía hasta las puertas del inframundo maya

05 julio 2023
Noticias de Yucatán. 

En lo más profundo de una cueva submarina situada a 4,6 metros bajo del nivel del mar había una antigua canoa rodeada de esqueletos. La embarcación fue encontrada en la Península de Yucatán, cerca de la conocida ciudad de Chichén Itzá. Lo sorprendente es que, según los investigadores, ese es el lugar donde los mayas situaban la entrada del inframundo.

Un equipo de arqueólogos subacuáticos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrió la barca en 2021 junto con hasta 38 restos óseos, incluido un metatarso (hueso del pie) humano que probablemente perteneció a una mujer y huesos de hasta seis animales distintos como el armadillo, el perro, el pavo o el águila.

La puerta al inframundo

La abundancia de restos de armadillo y la presencia del pie humano han llevado a los expertos a concluir que la canoa monóxila (de una sola pieza) pudo haber sido utilizada por los mayas durante un ritual y fue colocada intencionalmente dentro del cenote San Andrés antes de que este se inundara.

Los investigadores han expuesto, en un congreso organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, que los análisis realizados en los últimos meses indican que los restos de armadillo podrían ser una "alusión a la entrada del inframundo", según explican en un comunicado.

Expertos nadadores, los armadillos son capaces de contener la respiración bajo el agua y usan sus garras para impulsarse hacia delante. Su abundante presencia junto a la canoa sería una alusión al ingreso de dicho animal al mundo subterráneo habitado por los espíritus.

Los antiguos mayas tenían la concepción de que las cuevas inundadas y seminundadas y los cenotes (depresiones geológicas inundadas de origen kárstico) ejercían la función de portales a dicho espacio cosmogónico. Además, se conocen imágenes en cerámica maya en las que el armadillo aparece como un “taburete de los dioses”, con personajes que posan sus pies sobre él.

Los trabajos en el laboratorio han permitido realizar un modelo 3D de la embarcación y se han podido precisar sus dimensiones: 2,15 metros de eslora, 45 centímetros de ancho y 36,5 centímetros de altura. Los arqueólogos creen que la barca tenía un uso ritual, un detalle que transmite incluso su morfología, con una proa y una popa muy pesadas.

Esta característica habría hecho que su capacidad de navegación fuera limitada en aguas más dinámicas, por lo que los investigadores del INAH no descartan que hubiese sido creada con fines simbólicos. La datación por carbono 14 indica que la madera usada en su construcción data del siglo XVI.

Rituales que sobrevivieron a la conquista

Eso indicaría que las prácticas rituales asociadas con las cuevas continuaron incluso cuando ya había llegado la conquista española. Aún así, los especialistas consideran que son necesarias nuevas inmersiones para tomar muestras adicionales de la madera y del material óseo en el cenote San Andrés.

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