Era conocido como “el abuelito de las golosinas”, aunque él afirmaba que su verdadero nombre era Leo. Siempre llevaba una gorra y unas gafas oscuras, y solía encontrarse en la esquina de Alem y Brentana, en Cipolletti, Río Negro, Argentina.
Era muy apreciado por los habitantes de la ciudad, y por eso, cuando falleció el sábado en el Hospital Dr. Pedro Moguillansky, fue despedido con gran pesar. Sin embargo, después de su muerte, sus vecinos descubrieron una historia aterradora de su pasado.
Leo, en realidad, era Alfredo Jorge Campanella, un publicista que había sido arrestado en La Plata en 2017 bajo la acusación de haber abusado de dos menores en un hotel. Desde ese momento, había estado prófugo de la justicia en la capital bonaerense.
La verdad salió a la luz cuando falleció debido a problemas cardíacos y las autoridades tuvieron que confirmar su identidad. Según el medio de Río Negro 'MisNoticias', el gabinete de Criminalística de Cipolletti tomó una impresión decadactilar a través del sistema Fibios (Centro de Investigaciones Biomoleculares), es decir, un conjunto de huellas dactilares de la persona, para identificar su ADN, y descubrieron la verdad. El NN era, en realidad, Campanella.
El hombre ya había mostrado comportamientos sospechosos en la ciudad de Río Negro. Según ‘MisNoticias’, en una ocasión intentaron entrevistarlo después de que varios vecinos pidieran ayuda económica para él.
“Fuimos una vez, con el objetivo de ayudarlo, pero intuimos que nuestra presencia molestaba. No quería fotos ni ninguna propaganda. ‘Con mi jubilación y lo que gano vendiendo en la calle, me alcanza’, nos dijo aquella vez”, relataron en el periódico local.
Sin embargo, un documento de identidad falsificado le permitió pasar inadvertido en la comunidad y continuar vendiendo sus dulces en la esquina.
El hombre de 76 años, que trabajaba como publicista, residía en la ciudad de Buenos Aires, pero frecuentemente se desplazaba a La Plata, donde se alojaba en distintos hoteles para llevar a cabo sus delitos.
Allí, se registraba afirmando que las menores que lo acompañaban eran sus sobrinas, para luego abusar de ellas y tomarles fotografías, de acuerdo con el medio local ‘0221.com.ar’. Antes, solía llevarlas al cine o a la República de los Niños.
En 2017, Campanella fue capturado tras un operativo realizado por la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de La Plata. Lo localizaron en una habitación en el cuarto piso de un hotel.
En ese momento, estaba con dos niñas de 10 y 11 años, quienes fueron trasladadas a un centro asistencial después del allanamiento, donde se confirmó que presentaban lesiones provocadas por abuso.
Las autoridades encontraron videos de menores desnudas y dormidas junto a objetos de estimulación sexual, además de fotografías y cintas de video. También incautaron cremas íntimas, pipetas para enemas y xilocaína, un anestésico local.
Campanella fue sentenciado a 50 años de prisión tras ser acusado de abuso sexual con acceso carnal, abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores. Sin embargo, su historia no salió a la luz hasta después de su fallecimiento.
*Este contenido fue hecho con la asistencia de la inteligencia artificial, basado en información de La Nación Argentina (GDA), y contó con la revisión del periodista y un editor.
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âAbuelito Leoâ
— Tendencias en Argentina (@porqueTTarg) August 11, 2024
Porque asà se daba a conocer este hombre en Cipoletti donde vendÃa golosinas y lo querÃan muchos los vecinos, pero al morir descubrieron que era Alfredo Jorge Campanella, un violador de menores prófugo que drogaba y abusaba de niños de 10 y 11 años en La Plata. pic.twitter.com/Gr0hFQ9G2H