(Proceso).– No estarán presentes el rey Felipe VI ni la presidenta de Perú, Dina Boluarte, pero sí asistirá el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva… La toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México, el próximo 1 de octubre, refleja la diplomacia del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, marcada por los roces personales del mandatario con otros jefes de Estado y su acercamiento a gobiernos de izquierda, principalmente en América Latina y el Caribe.
Entre los 16 jefes de Estado que han confirmado su asistencia a la toma de posesión de la primera presidenta de México destacan líderes con quienes López Obrador ha estrechado los lazos durante su administración, como el colombiano Gustavo Petro, el chileno Gabriel Boric, el boliviano Luis Alberto Arce o el cubano Miguel Díaz-Canel.
En contraste, no acudirán jefes de Estado con los que el mandatario tuvo choques frontales como Dina Boluarte, el argentino Javier Milei, el ecuatoriano Daniel Noboa y, en menor medida, el salvadoreño Nayib Bukele.
Además de su admiración –recíproca– con Lula, al que se ha referido como “mi amigo, mi hermano”, López Obrador ha refrendado en varias ocasiones su amistad con Petro, a quien apoyó públicamente durante el proceso electoral de Colombia. Petro viajó a México en noviembre de 2022, poco después de su elección, y aprovechó su estancia en la Cumbre de la Alianza del Pacífico para firmar 16 acuerdos con López Obrador. El mandatario mexicano, que prácticamente no salió del país durante su sexenio, viajó a la nación sudamericana en septiembre de 2023 para expresar conjuntamente su deseo de abandonar el enfoque punitivo de la estrategia internacional contra las drogas.
Días después, López Obrador viajó a Chile y se reunió con su joven presidente progresista, Gabriel Boric, para conmemorar los 50 años del Golpe de Estado contra Salvador Allende. Meses antes, en noviembre de 2022, el chileno vino a México para relanzar la relación bilateral después de la negativa de López Obrador a reunirse con Sebastián Piñera –el expresidente chileno– en la Cumbre de la Alianza del Pacífico que tuvo lugar en Puerto Vallarta, en julio de 2018, tres semanas después del triunfo electoral del tabasqueño.
López Obrador también tuvo un acercamiento con Luis Arce –y con Evo Morales, otrora amigo y ahora enemigo del mandatario boliviano–, al que invitó a México en agosto de 2023, y a quien respaldó con fuerza en junio último, durante la frustrada tentativa de golpe militar que sufrió. En aquella ocasión, Arce expresó su “más profundo agradecimiento al total e incondicional apoyo del hermano presidente de México”.
El amigo cubano
Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, ha viajado en cinco ocasiones a México durante el sexenio de López Obrador, quien estuvo en La Habana en mayo de 2022. Los dos jefes de Estado han manifestado su amistad, que se ha plasmado en acuerdos bilaterales –la compra de la vacuna Patria contra el covid-19, la entrega de petróleo mexicano a Cuba, o la contratación de médicos cubanos en México– y en reiterados exhortos de México en foros internacionales para que el gobierno de Estados Unidos suspenda el bloqueo comercial contra la isla.
Como en cada toma de posesión de la Presidencia de México, asistirán los presidentes de Honduras y Guatemala, Xiomena Castro y Bernardo Arévalo, respectivamente, quienes también tienen convergencias ideológicas con López Obrador.
El equipo de Sheinbaum mandó invitaciones a prácticamente todos los jefes de Estado del mundo (incluyendo el ruso Vladimir Putin, el nicaragüense Daniel Ortega y el venezolano Nicolás Maduro), excepto a la peruana Dina Boluarte y al ecuatoriano Daniel Noboa, con los que López Obrador rompió relaciones a raíz de diferendos.
Los conflictos
El mandatario sigue sin reconocer a la primera como presidenta de Perú, pues considera que su llegada al poder fue producto de un golpe de Estado contra el expresidente Pedro Castillo, quien fue destituido después de una fracasada tentativa de disolver al Congreso y de gobernar por decreto. Con Noboa, la ruptura vino tras la irrupción de policías en la Embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, al que el gobierno mexicano había otorgado el asilo político. López Obrador rompió sus relaciones con Noboa, y su gobierno presentó una demanda contra Quito ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
La negativa del equipo de Sheinbaum a extender una invitación a Felipe VI, el rey de España provocó una reacción indignada en el gobierno ibérico, que en respuesta anunció que no enviaría a ningún representante a la investidura de la exjefa de Gobierno. El heredero de los borbones había asistido a la toma de posesión de López Obrador, el 1 de diciembre de 2018, y a la de Enrique Peña Nieto en 2012, aunque en aquel entonces era en condición de Príncipe de Asturias.
Los vecinos del norte
Del lado de los socios comerciales de México en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), la delegación del gobierno de Joe Biden estará integrada por la esposa del mandatario, Jill Biden, y el embajador Ken Salazar. A diferencia de ocasiones exteriores, la vicepresidenta Kamala Harris no asistirá a la toma de posesión de la presidenta mexicana, pues está en campaña para las elecciones presidenciales de noviembre próximo. En la toma de posesión de López Obrador, el entonces vicepresidente Mike Pence e Ivanka Trump, la hija del entonces presidente Donald Trump, habían viajado a México.
El gobierno de Canadá enviará por su parte a su viceprimer ministra, Chrystia Freeland, quien negoció el TMEC en nombre del gobierno de Justin Trudeau. En el pasado, el gobierno canadiense solía enviar a la gobernadora general de Canadá a las tomas de posesión del Ejecutivo mexicano, una figura que ostenta el rol de jefe de Estado de Canadá y representante del rey del Reino Unido.