Una vez más, Acapulco es zona de desastre, como hace casi un año cuando arribó el huracán Otis al puerto. Después de cinco días de precipitaciones constantes causadas por el meteoro John, dejó de llover y las inundaciones bajaron, pero el agua sigue llegando de las partes altas. Hay grandes áreas llenas de lodo, congestionamiento vehicular en algunos puntos, largas filas en supermercados y gasolinerías, así como decenas de personas que caminan para regresar a sus viviendas, muchas anegadas o destruidas.
¡No puede ser, lo perdí todo, mire nada más!, exclamó Patricia al empujar la puerta de su casa, en el fraccionamiento Cecsa 2, de la unidad habitacional Colosio, en la zona Diamante. Ahí, el nivel del agua subió más de metro y medio.
La mujer, de 62 años, volvió ayer a su morada después de refugiarse con un vecino. El meteoro dejó 942 milímetros de agua, lo que equivale a 80 por ciento de lo que llueve en todo el año, según el reporte oficial.
Entre lágrimas, Patricia, comerciante de artesanías, recorre como puede las estancias de su vivienda. Todo está disperso, sucio, húmedo, sobre lodo, como si el agua hubiera sacudido sus pertenencias.
Los materiales para elaborar sus pulseras están mojados con líquido chocolatoso y viscoso que invadió gran parte del conjunto de viviendas.
Si bien el nivel bajó por completo, después de inundar durante tres días cientos de casas, la avenida Simón Bolívar, que une la Colosio y Llano Largo, es un camino lodoso, donde quedaron basura, ramas, vehículos estancados, sillones y colchones; por ahí, decenas de personas caminan de regreso a sus domicilios.
En tanto, después de ser rescatado el viernes en una lancha de la Marina, Luis Jiménez volvió a su hogar, en Joyas del Marqués, uno de los fraccionamientos con mayores daños, donde el agua subió dos metros. Para sobrevivir con su esposa y dos hijos, buscó una vivienda abandonada donde pasar la noche. ¡Vamos, espartanos!, gritó el hombre a sus hijos el jueves, cuando, literalmente, escaparon de su casa a través de las bardas y techos.
Hay vehículos estacionados en gasolinerías en las partes altas. No lejos de ahí, la barda del campo de golf del Princess quedó derrumbada y el sitio parece un pantano.
Aunque las calles de Acapulco comienzan a recobrar vida después de cinco días de tormenta, otra vez se observa un escenario de desastre.
En supermercados de la franja turística los anaqueles de víveres están vacios. En las llamadas tiendas de conveniencia hay letreros que avisan se acabó la canasta básica.
Grandes tramos de la avenida Costera Miguel Alemán siguen empantanados. Hay congestionamiento vehicular y largas filas de personas que intentan ingresar a tiendas departamentales, así como a las estaciones de combustible.
Habitantes del puerto recorren largas distancias entre el poblado del Cayaco, El Coloso, Llano Largo y la zona Diamante, en busca de comida, familiares o para ir a limpiar sus comercios, debido a que el transporte no se ha normalizado. Foto Héctor Briseño
Los accesos al Macrotúnel del lado de Llano Largo están saturados por la necesidad de cientos de conductores de dirigirse a las colonias Coloso, Llano Largo, Cayaco y el área de Puerto Marqués en la zona Diamante para buscar a sus familiares.
Un sentido de la carretera Cayaco-Puerto Marqués está totalmente inundado. El agua sigue descendiendo de partes altas por lo que, entre vacas y becerros, la circulación en ambos sentidos fue restringida a un carril de ida y vuelta.
Arturo Gutiérrez caminó desde el Macrotúnel hasta el poblado de Plan de Los Amates para llegar a un velorio. Don Mario tardó cuatro horas de la colonia Progreso a Llano Largo “a puro ray”, después de salir a las 6 de la mañana.
En tanto, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, indicó que tras la atención inmediata, comenzó la etapa de recuperación con refuerzo a la ayuda humanitaria, evaluación de daños y atención para la rehabilitación de caminos e infraestructura estatal.
Por la mañana, en sus redes sociales, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que no dejará de fluir la ayuda en Acapulco, para respaldar a quienes resultaron damnificados por John.
Señaló que en la primera etapa del rescate participaron el Ejército y la Guardia Nacional, lo que permitió salvar vidas. Lamentó, además, los decesos por los derrumbes atribuidos a las intensas lluvias.
Se habilitaron albergues, cocinas y se distribuyen despensas, informó, y aunque “afortunadamente ya está bajando el agua, la ayuda continuará, lo mismo en la Costa Chica, la Montaña que en la Costa Grande de Guerrero. En su mensaje subrayó: Nunca dejaremos solos a quienes nos necesitan.
El gobierno local reportó que la Federación agregó en la declaratoria de emergencia para Guerrero y Oaxaca, al municipio de Acapulco.
La titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, pidió a los habitantes del puerto no bajar la guardia, pues estos días han sido de lluvia muy intensa, y tenemos escurrimientos y deslaves que pueden ser el día de mañana un riesgo. Les pedimos que acudan a nuestros refugios temporales.
En rueda de prensa, en el Centro de mando, instalado en la Secretaría de Marina, en Acapulco, la funcionaria dio un balance de los trabajos realizados en la entidad con ayuda de las fuerzas armadas y de Petróleos Mexicanos, que dotó de 40 mil litros de combustible a las unidades de apoyo .
También declaró que ya se ha restablecido el servicio eléctrico en todo Guerrero. En Acapulco, gracias a una acción preventiva, disminuyeron los niveles de servicio en las zonas con mayor afectación, durante dos días, pero todas las colonias cuentan con suministro, reiteró.