Japón se enfrentaba ayer a una gravísima crisis nuclear y humanitaria, mientras los ingenieros intentaban enfriar los reactores de la central nuclear de Fukushima, donde persisten enormes dificultades, según el primer ministro Naoto Kan.
Efectivos militares y empleados de la empresa Tepco, operadora de la planta, continuaron desde camiones cisternas las labores de refrigeración del reactor 3, el más dañado de los seis de Fukushima y que la víspera también fue rociado desde tierra y aire con agua salada.
La compañía confirmó la reconexión de la corriente a través de una línea de transmisión externa. Se trata de un paso importante que permitiría el suministro de electricidad en el complejo. En un comunicado, Tepco aseguró que esta maniobra “proporcionará energía primero a la Unidad 2 y luego a los reactores 1, 3 y 4, porque el 2 se espera que esté menos dañado”.
Tras la conexión eléctrica, las autoridades japonesas confían en empezar el bombeo de agua necesario para enfriar los reactores, expuestos durante los últimos días a temperaturas muy elevadas, y que incluso han llegado a quedar al descubierto por falta de líquido.
Antes del anuncio, el gobierno de Japón había elevado el nivel de catástrofe nuclear de 4 —en la escala Internacional de Eventos Nucleares (INES)—, a 5.
Palabras de aliento
Ante ello, Naoto Kan señaló que estamos en una situación de crisis que pone a prueba a nuestro pueblo. Japón se reconstruyó milagrosamente después de la guerra. Con la fuerza de todos reconstruiremos nuevamente al país”, dijo Kan.
“El país superará esta tragedia y se reconstruirá como nación”, afirmó el jefe del gobierno.
Kan reconoció que la central de Fukushima continúa enfrentando “enormes dificultades”, pero prometió que el Estado controlará enérgicamente la situación en la zona.
Se lanzó una “carrera contrarreloj” para enfriar los reactores de la central nuclear de Fukushima, que sufrió graves daños debido al sismo y al tsunami que tuvo lugar hace una semana en Japón, declaró ayer el director general de la Agencia
Internacional de Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano.
“Se trata de un accidente gravísimo”, dijo Amano.
“Es muy importante que la comunidad internacional, incluyendo a la AIEA, participe en esto en forma conjunta. El enfriamiento (de los reactores) es extremadamente importante, creo que se trata de una carrera contrarreloj”, explicó.
Amano anunció que la AIEA medirá el nivel de radiactividad en Tokio, sin duda a partir ayer al anochecer, según declaraciones difundidas por la agencia de noticias japonesa Jiji.
En Viena, un experto de la AIEA dijo que la situación de la planta no había empeorado significativamente en las últimas 24 horas.
Unas 500,000 personas que perdieron sus hogares cuando el maremoto devastó la costa del noreste de Japón sobrevivían bajo condiciones durísimas, luchando por encontrar calor en temperaturas glaciales y con escasos suministros de alimentos y combustible.
El número confirmado de muertos en el terremoto y el tsunami llegó a 6,539, según el último balance provisorio.
Se trata de la peor catástrofe natural registrada en Japón desde el Gran Terremoto de Kanto en 1923, que causó la muerte de más de 142,000 personas.
Se observó un momento de silencio ayer por la tarde, exactamente una semana después de que se produjera el sismo de magnitud 9.0.
La principal preocupación estaba centrada en la planta Fukushima 1. El temor a sufrir radiaciones desencadenó un éxodo de extranjeros, sobre todo después de que Gran Bretaña, Francia y otros países aconsejaron a sus ciudadanos que partieran de Tokio.
De gravedad
Por su parte, la Autoridad Francesa de Seguridad Nuclear consideró que el accidente de Fukushima corresponde a un nivel de gravedad 6.
Japón indicó que los niveles de radiación de esta planta nuclear, situada a 250 km al noreste de la capital, no plantea una amenaza a la salud fuera de una zona de exclusión de 20 km, a pesar de niveles ligeramente elevados registrados en Tokio a principios de esta semana.
El aumento del accidente al nivel 5 indica “un accidente con amplias consecuencias”, de acuerdo con la INES.
Muchos países trasladaron sus embajadas fuera de Tokio, y el pánico se contagió a otras naciones. En Estados Unidos se observaban colas para comprar pastillas de yodo. En los aeropuertos asiáticos sometían a los pasajeros procedentes de Japon a exámenes para ver si estaban contaminados por la radiación.
Se está organizando una gran operación internacional para socorrer a las personas que perdieron sus hogares y a millones de habitantes que carecen de agua, electricidad, combustible o alimentos en el noreste del país.
Una espesa capa de nieve cubrió los restos de las viviendas
destruidas por el terremoto y el tsunami en ciudades y aldeas, reduciendo las esperanzas de encontrar supervivientes bajo los escombros.
En la planta, los obreros trabajaban arduamente para enfriar los reactores.
Cinco camiones del departamento de bomberos de Tokio especialmente equipados lanzaban agua rotándose cada 20 minutos a medianoche para tratar de controlar los recalentados reactores y los tanques de almacenamiento de combustible, conocidos como piscinas de contención, indicó una fuente oficial.
Ayer, seis camiones de Defensa Civil echaron unas 50 toneladas de agua de mar en uno de los reactores en dificultad.— France Presse, El País y El Mundo
Labor titánica
Un miembro del ministerio de Defensa dijo que en las operaciones apuntaban hacia el reactor 3, lo cual buscaban enfriar. Los camiones de los bomberos de Tokio, incluidos uno que puede echar agua hasta una altura de 20 metros comenzó las operaciones en la madrugada.
Las autoridades indicaron que repetirían las operaciones hacia el mediodía de hoy.
Si el combustible es expuesto al aire, puede degradarse aún más y emitir niveles peligrosos de radiactividad.
Durante el día, algunos equipos lograron llegar a una línea de energía eléctrica que alimenta al sector para tratar de poner nuevamente en funcionamiento las bombas de agua necesarias para el enfriamiento y evitar una fusión accidental del núcleo de los reactores.
Delicado
En Viena, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó que la situación en la planta nuclear de Fukushima (Japón) sigue siendo “muy seria”, aunque aseguró que “no hubo un empeoramiento significativo” desde el jueves.
De esta forma, la agencia nuclear de la ONU repite su análisis del día anterior sobre la situación en esa central, que resultó gravemente dañada por la interrupción de suministro eléctrico a causa de la catástrofe natural de la semana pasada.
Graham Andrew, asesor científico de la agencia nuclear de la ONU, dijo ante la prensa en Viena que las unidades 1, 2 y 3 de la central de Fukushima Daiichi “parecen estar bastante estables".
No obstante, el experto reconoció que existe “gran preocupación" por la situación en las piscinas de combustible usado de las unidades 3 y 4 de la planta, sin dar más detalles al respecto.
“Nos movemos hacia una situación estable que no cambia, lo que es positivo. Es cierto que la mitad del combustible (usado) no está cubierto con agua, lo que es malo. Pero al menos los niveles de agua en las unidades 1, 2 y 3 son estables”, manifestó Andrew.
Por otra parte, confirmó que en la unidad 2 se inyectó agua marina, lo que causó una nube de vapor, mientras que cañones de agua fueron utilizados en un intento de enfriar las barras de combustible nuclear usado en la unidad 3 de la planta.
Según Andrew, las autoridades japonesas continúan con sus esfuerzos para restablecer el suministro eléctrico a toda la central atómica.
De hecho, generadores diesel están suministrando energía eléctrica para los sistemas de refrigeración de las unidades 5 y 6, las dos menos afectadas por el seísmo y el tsunami, lo que Andrew calificó de “positivo".
Renate Czarwinski, experta en radiación del OIEA, aseguró que las dosis de radiación registradas en la zona del desastre han bajado sustancialmente en los últimos días.
Baja la radiación
Por ejemplo, en Tokio, que se encuentra a 230 kilómetros de Fukushima, la radiación medida ha descendido desde un máximo de 0,5 microsieverts por hora el 15 de marzo hasta menos de 0,1 dos días más tarde.
La exposición a 100,000 microsieverts por año es el umbral aceptado por los expertos para considerar evidente el riesgo de desarrollar un cáncer.
Andrew precisó que con los niveles registrados en las ciudades japonesas no existe por ahora ningún riesgo para la salud humana, “a menos que la situación empeore dramáticamente".
Descartan el caso Chernobyl
En Madrid, A pesar del deterioro de la planta de energía nuclear de Fukushima, Japón, se descarta que se vaya a repetir un caso como el de Chernobyl en 1986 de explosión de reactor, afirmaron científicos al diario español “El País”.
El profesor de Química de la Universidad Politécnica de Cataluña, Jordi Bruno, declaró que si se funde el núcleo o el combustible de las piscinas la nube sería mucho más radiactiva de lo que está saliendo ahora y llegaría más lejos, aunque todo dependería de la dirección del viento y de la lluvia. Indicó que “la radiación se mide muy bien incluso a mucha distancia” y que la evolución de esa eventual nube no se puede predecir.
Consideró que en caso de un descontrol de la situación “habría que echar cemento desde el aire hasta encerrar el reactor y podría llegar a quedar una zona de Japón inhabitable en una extensión imposible de predecir, de quizá 50 o 60 km de radio”.
Para el asesor del Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA), Graham Andrew, la preocupación no es el núcleo sino la situación del combustible de las piscinas, el que tiene que estar refrigerado porque de lo contrario emitiría mayores cantidades de radiactividad.
El director de la Agencia Nuclear de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), Luis Echávarri, reconoció que no se sabe cómo está el combustible de los reactores. Aún así, destacó que no hay comparación con lo ocurrido en Chernobyl que tenía el reactor en operación en que no entraron las barras de contención, mientras en Fukushima entraron bien y por eso las cantidades de calor a evacuar es menor.
“En Chernobyl no existía edificio de contención y en Fukushima sí. Aunque estén dañados, dos reactores mantienen buena parte de su función para evitar que salga la radiación. Además, el moderador de Chernobyl era de grafito, una sustancia que acumula calor. Eso creó un incendio que tardó 14 días en ser apagado”, recordó.
Más información:
http://www.yucatan.com.mx/desastreenjapon/