La mayoría de los jóvenes etiquetados como “ninis” son mujeres y no son ociosas: se dedican a actividades domésticas y económicas no remuneradas. En general, esa población tiene menos oportunidades por el hogar en el que nacieron, que arrastra poca movilidad social.
De acuerdo con el estudio “Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?”, elaborado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), estos jóvenes no son ociosos, sino que no tienen las mismas oportunidades, dedican buena parte de su tiempo a trabajo no remunerado como el cuidado de hijos, trabajo doméstico y cuidado de otras personas.
“Son personas ocupadas que realizan labores valoradas por sus entornos. Se trata de jóvenes mal clasificados, ya que de hecho, muchos sí participan en la fuerza laboral. Solo 3 por ciento de ellos no realiza ninguna de estas labores ni tiene una discapacidad que le impida estudiar o trabajar”, puede leerse en el estudio.
Roberto Vélez, Director ejecutivo del CEEY, explicó que para el capítulo México, se entrevistó a jóvenes y a padres si es que aún vivían con ellos para poder contrastar la situación de los padres y conocer su origen.
Se encontró que los padres esperan menos de ellos de sus hijos con estas características y se crean una percepción negativa de ellos. Sin embargo, son los padres los que tuvieron una menor movilidad social ascendente, es decir que vivieron con las condiciones que dictó el lugar en el que nacieron, tuvieron retrocesos y un entorno negativo.
Los llamados “ninis” no son ociosos, sino que no tienen las mismas oportunidades que otros jóvenes. Foto: Twitter, @ceeymx.
Entonces, los “ninis” se desarrollaron en un contexto con carga negativa que se transmite y se reproduce de generación en generación.
Marcelo Delajara, investigador del CEEY, sostuvo que se debe entender el tipo de vida que tienen estos jóvenes por las familias de las que vienen.
“Es tratar de entender el tipo de vida que han llevado, que ven en su casa, quizá mucha frustración de parte de los padres, y eso les da menos oportunidades que otros jóvenes. Hay una cuestión importante de género: 8 de cada 10 son mujeres y la mitad de ellas tiene hijos que cuidar.
Para el estudio general de la región se entrevistó a 15 mil jóvenes de países de América Latina y el Caribe. Rafael Novella, encargado de la investigación, dijo al respecto que la conclusión de la investigación es que los millennials son una generación con un gran potencial y los países tienen el reto de aprovechar a esta generación.
“Los millennials no son unos vagos que quieren vivir a costa de sus padres: el 41 por ciento estudia, 21 por ciento trabaja, 17 por ciento estudia y trabaja y el 21 es “nini”, clasificación que es restrictiva. Pero los ninis sí son productivos: buscan trabajo, las mujeres cuidan niños y otros miembros del hogar. Trabajan en labores domésticas y ayudan en negocios familiares”, comentó en la presentación de la investigación.
Se encontró que en esta generación hay rezagos en habilidades cognitivas y pocos hablan ingles con fluidez. Por otro lado, hay habilidades socioemocionales y esas no se pueden reemplazar tan fácil. También tienen alta autoestima y son perseverantes, son jóvenes tecnológicos, se sienten confiados en el uso de medios digitales y muestran una visión de género.
Es falso que los jóvenes no tengan aspiraciones: el 85 por ciento quiere terminar una educación superior, pero la cobertura solo alcanza el 45 por ciento. El 88 por ciento cree que puede obtener el trabajo que desea.
“Se debe avanzar en el acceso al desarrollo de habilidades, como becas. Debe haber calidad y pertinencia en la educación y brindar orientación e información laboral”, agregó Novella.
El estudio también indica que el 31 por ciento de los jóvenes de este grupo está buscando trabajo (sobre todo hombres) y un 64 por ciento se dedica a labores de cuidado de familiares (sobre todo mujeres).
En el contexto de la presentación del programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alejandro Encinas Nájera, jefe de asesores de dicha oficina, dijo que el actual gobierno debe tomar decisiones con base en la evidencia.
El programa busca dar mejores opciones a 2 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años, que quieran estudiar o que quieren trabajar.
“Enfocarse en jóvenes es porque tienen mayores niveles de desempleo y de informalidad. Es hasta tres veces mayor la tasa de desempleo en jóvenes que la tasa general. Además se les estigmatiza con la violencia y eso tiende a la marginalización”, señaló.
El CEEY señaló que el programa de AMLO carece de enfoque de movilidad social, es decir, de una articulación de políticas públicas que igualen las oportunidades de las personas a lo largo de su vida. Foto: Cuartoscuro.
Habló de que buscarán cerrar las brechas de competencia porque los empleadores dicen que no encuentran el talento que requieren.
Las observaciones hechas por el CEEY al programa indicaron que éste no contribuye en disminuir las brechas de género y de inclusión laboral. Nájera señaló que hasta el momento del pre registro hay más mujeres registradas, por lo que se tendrá que avanzar en el fortalecimiento de las estancias infantiles y avanzar en una economía del cuidado.
Al ser cuestionado sobre la posibilidad de que este programa se convierta en un subsidio para las empresas, dijo que se blindaría para revisar el registro de trabajadores en la seguridad social y que la empresa que lo haga saldría del programa.
Para el CEEY, es positivo que este sea un programa que esté por completo enfocado en los jóvenes, pero que es poco congruente con la desigualdad de género en el ámbito laboral justo porque no se atiende el trabajo de cuidados no remunerado que ya realizan gran parte de los jóvenes de este grupo.
Además se indicó que carece de enfoque de movilidad social, es decir, de una articulación de políticas públicas que igualen las oportunidades de las personas a lo largo de su vida.
Sin embargo