Noticias de Yucatán.
“Las becas resultaron presa fácil”, advierte el periodista y analista político Raymundo Riva Palacio, para el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador que ha trazado una estrategia para solventar el barril sin fondo que se ha convertido la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco.
De acuerdo con información revelada por Riva Palacio en su columna de hoy, se están dejando de ejercer los recursos destinados al Programa de Becas para Estudiantes de Educación Superior con la intención de usarlos después en la refinería.
“El Programa de Becas para Estudiantes de Educación Superior comenzó a ser descapitalizado deliberadamente para devolver el presupuesto a la Secretaría de Hacienda y que ésta lo inyectara en lo que necesitara, que fundamentalmente es en la refinería de Dos Bocas”, detalla en el artículo.
Estudiantes de la UNAM han salido en menos de una semana a las calles a protestar por la falta de pagos de la beca de manutención “Elisa Acuña”, creada por le gobierno de López Obrador y desaparecida por la propia administración.
El pasado 9 de marzo, El Universal dio a conocer gracias a una solicitud de información que el programa de apoyos y becas “Elisa Acuña” se encontraba en cero desde el 2022, pero los beneficiarios nunca fueron informados al respecto.
Este programa estaba destinado a estudiantes de licenciatura de la UNAM, Universidad Autónoma del Estado de México y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
De acuerdo con Riva Palacios, dicha beca, fueron “deshidratadas por su mismo gobierno (de la 4T) en perjuicio de decenas de miles de los jóvenes más necesitados de apoyos, que lo que más apreciaban eran los 40 pesos al día para comer”.
Estos apoyos forman parte del Programa de Becas para el Bienestar Benito Juárez de Educación Superior, coordinadas por Abraham Vázquez Piceno, un incondicional de López Obrador.
Vázquez Piceno, señala el periodista, está ligado a Daniel Asaf Manjarrez, jefe de la ayudantía de López Obrador, y a Andrés Manuel López Beltrán, hijo del Presidente.
Antes de ser nombrado el 11 de junio de 2021 coordinador nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez, “Vázquez Piceno fue uno de los coordinadores de campaña presidencial en la Ciudad de México en 2018, y comenzó a trabajar en el Gobierno como uno de los que abrían el paso para que la camioneta de López Obrador pudiera avanzar en las giras”, detalla Riva Palacio.
Dichas becas, a cargo de Vázquez Piceno, cada año tienen un presupuesto de alrededor de 2 mil 500 millones de pesos que tendría que repartir entre los jóvenes beneficiados, pero su trabajo como coordinador ha sido reducir los apoyos o no entregarlos.
“Tan pronto llegó Vázquez Piceno, la deshidratación comenzó. En 2022, su primer año completo al frente de los Programas, la tendencia ascendente de las becas se interrumpió. Hacienda le quitó 2 mil 473 millones de pesos a las ‘Elisa Acuña’ y al Programa Jóvenes Escribiendo el Futuro”, seña el columnista.
Los afectados, según el periodista, fueron 300 mil estudiantes de la UNAM, el Politécnico, la Universidad Autónoma Metropolitana, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, entre otras instituciones de educación pública.
Durante el año fiscal 2021-2022, la reducción presupuesta de las becas fue del 58 por ciento, es decir, pasó de 4 mil 333 millones a sólo mil 927 millones de pesos, de acuerdo con datos de Riva Palacio.
Además, la coordinación nacional de becas no emitió convocatorias ni en 2022 ni 2023 y decidió eliminar a la “Elisa Acuña” de los programas prioritarios.
Este año, indica el columnista, la aplicación de los recursos destinados para becas es de menos del 57.6 por ciento.
Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda, ha informado al Presidente, asegura Riva Palacio, que “la obra (de la refinería) se traga todo el dinero”, pero “ López Obrador le ha ordenado que siga metiéndole recursos, obtenidos de donde se pudiera”.
Por ello, Vázquez Piceno evita ejercer el presupuesto que por ley debe después devolver a Hacienda. De esta manera, la dependencia puede disponer de ellos.
“Es una especie de presupuesto disfrazado con un destino específico, que mediante una irregularidad administrativa de quien es responsable de aplicarlo, regresa en su totalidad a las arcas del Gobierno para que sea redirigido a otro rubro”, explica el analista político.