Noticias de Yucatán
(conflicto PRI, represión, injusticia)
Dulce María Sauri habla de errores en la pugna política
28/02/2010
La ex gobernadora Dulce María Sauri Riancho considera que el Presidente se convirtió en el “pagano” de la nueva disputa política entre el gobierno del Estado y el Ayuntamiento.
En lo que la ex presidenta nacional del PRI llama “la guerra de desconfianzas”, afirma que la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco minimiza los sucesos de la gira presidencial, el abucheo que recibió en el Polifórum Zamná el sábado 20 y sus secuelas.
Dulce María Sauri advierte, durante una entrevista, que si la cúpula en el poder estatal comienza a exacerbar la polarización política, si aumentan los “actos de desagravio” a la gobernadora, si comienzan a menudear las empresas y los empresarios que se sienten presionados, como Mayan Xic, y la mayoría de los ciudadanos que no pertenecen a un partido político distinguen un intento de ultraje a sus libertades, esa concatenación de errores le podrían costar al PRI la conquista de Mérida.
¿Qué lectura da a la visita presidencial y a la reacción del gobierno estatal? El contexto electoral exacerbó las tensiones previas entre el Ayuntamiento de Mérida y el gobierno del Estado. Desde hace varias semanas, la Coordinación nacional de Oportunidades anunció el arranque del programa en zonas urbanas con un evento en Mérida.
Dos veces se suspendió la visita presidencial; sin precisar día, se publicó que sería después del Carnaval de Mérida.
No tengo elementos para conocer qué cambios hubo en la logística de visitas presidenciales previas. Lo que trascendió es que por vez primera el Ayuntamiento de Mérida quedó responsabilizado de organizar un evento masivo.
Esta situación, sumada a los sucesos del sábado (20) por la noche, muy probablemente intensificaron las mutuas desconfianzas entre las autoridades. No hay que olvidar que era un evento de Oportunidades, al que asistirían representantes de las familias beneficiarias de los 106 municipios —las comisarías de Mérida están incluidas—, pero la responsabilidad política, al celebrarse en Mérida, era de las autoridades municipales, además del PAN.
En la “guerra de desconfianzas”, quizá los coadyuvantes en la organización se previnieron de que se generase una recepción fría o desfavorable al presidente Calderón; el mismo sentimiento debió prevalecer entre los funcionarios estatales, si es que están verdaderamente convencidos de que la rechifla del sábado pasado fue organizada por el PAN. Casi se gestó “la tormenta perfecta”.
¿Cómo interpretaría la respuesta de la gobernadora, cuando Joaquín López Dóriga le expresó, durante una entrevista radiofónica, que no imaginaba que estuvieran tan complicadas las cosas en Yucatán y ella dijo: “Ni yo tampoco”? ¿Acaso no está enterada de la situación política en Yucatán? Lo entiendo como un mero giro discursivo que evita, de tajo, cualquier posibilidad de repregunta. Es una forma de minimizar los sucesos, no sólo de la visita presidencial, sino del sábado pasado y sus secuelas.
Usted mencionó en un foro organizado por Grupo Megamedia que a menos que el gobierno estatal cometiera algún error, la tendencia que muestran las encuestas seguirán a favor del PRI. ¿“La noche triste del Polifórum Zamná” es ese error? ¡Qué más quisieran los panistas! En sí mismo, ese es un incidente producto de la sobreexposición de la gobernadora; nada más. La situación pudiera cambiar si se intenta utilizar para exacerbar la polarización política que lamentablemente ya ha surgido en Mérida; si presenciamos “actos de desagravio” a la gobernadora; si comienzan a menudear las empresas y los empresarios que se sienten presionados —como Mayan Xic y ahora los dos jóvenes vendedores de camisetas—; si la mayoría de los ciudadanos que no pertenecen a partido político alguno perciben un intento de avasallamiento de sus libertades para participar y decidir. Si esto no sucede, se quedará en una anécdota política más y una posible fuente de enseñanza para corregir excesos. Y el PRI ganará Mérida.
En lo que la ex presidenta nacional del PRI llama “la guerra de desconfianzas”, afirma que la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco minimiza los sucesos de la gira presidencial, el abucheo que recibió en el Polifórum Zamná el sábado 20 y sus secuelas.
Dulce María Sauri advierte, durante una entrevista, que si la cúpula en el poder estatal comienza a exacerbar la polarización política, si aumentan los “actos de desagravio” a la gobernadora, si comienzan a menudear las empresas y los empresarios que se sienten presionados, como Mayan Xic, y la mayoría de los ciudadanos que no pertenecen a un partido político distinguen un intento de ultraje a sus libertades, esa concatenación de errores le podrían costar al PRI la conquista de Mérida.
¿Qué lectura da a la visita presidencial y a la reacción del gobierno estatal? El contexto electoral exacerbó las tensiones previas entre el Ayuntamiento de Mérida y el gobierno del Estado. Desde hace varias semanas, la Coordinación nacional de Oportunidades anunció el arranque del programa en zonas urbanas con un evento en Mérida.
Dos veces se suspendió la visita presidencial; sin precisar día, se publicó que sería después del Carnaval de Mérida.
No tengo elementos para conocer qué cambios hubo en la logística de visitas presidenciales previas. Lo que trascendió es que por vez primera el Ayuntamiento de Mérida quedó responsabilizado de organizar un evento masivo.
Esta situación, sumada a los sucesos del sábado (20) por la noche, muy probablemente intensificaron las mutuas desconfianzas entre las autoridades. No hay que olvidar que era un evento de Oportunidades, al que asistirían representantes de las familias beneficiarias de los 106 municipios —las comisarías de Mérida están incluidas—, pero la responsabilidad política, al celebrarse en Mérida, era de las autoridades municipales, además del PAN.
En la “guerra de desconfianzas”, quizá los coadyuvantes en la organización se previnieron de que se generase una recepción fría o desfavorable al presidente Calderón; el mismo sentimiento debió prevalecer entre los funcionarios estatales, si es que están verdaderamente convencidos de que la rechifla del sábado pasado fue organizada por el PAN. Casi se gestó “la tormenta perfecta”.
¿Cómo interpretaría la respuesta de la gobernadora, cuando Joaquín López Dóriga le expresó, durante una entrevista radiofónica, que no imaginaba que estuvieran tan complicadas las cosas en Yucatán y ella dijo: “Ni yo tampoco”? ¿Acaso no está enterada de la situación política en Yucatán? Lo entiendo como un mero giro discursivo que evita, de tajo, cualquier posibilidad de repregunta. Es una forma de minimizar los sucesos, no sólo de la visita presidencial, sino del sábado pasado y sus secuelas.
Usted mencionó en un foro organizado por Grupo Megamedia que a menos que el gobierno estatal cometiera algún error, la tendencia que muestran las encuestas seguirán a favor del PRI. ¿“La noche triste del Polifórum Zamná” es ese error? ¡Qué más quisieran los panistas! En sí mismo, ese es un incidente producto de la sobreexposición de la gobernadora; nada más. La situación pudiera cambiar si se intenta utilizar para exacerbar la polarización política que lamentablemente ya ha surgido en Mérida; si presenciamos “actos de desagravio” a la gobernadora; si comienzan a menudear las empresas y los empresarios que se sienten presionados —como Mayan Xic y ahora los dos jóvenes vendedores de camisetas—; si la mayoría de los ciudadanos que no pertenecen a partido político alguno perciben un intento de avasallamiento de sus libertades para participar y decidir. Si esto no sucede, se quedará en una anécdota política más y una posible fuente de enseñanza para corregir excesos. Y el PRI ganará Mérida.
