Noticias de Yucatán
(abuso, injusticia, represión)
Un abogado habla de la fabricación de un expediente
07/08/2010
Luis Cruz Peña, defensor de José Guadalupe Tzab Pech, “el Brujo” de Dzemul, expresó que la detención del acusado fue una arbitrariedad de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la Policía Judicial del Estado.
“Vi la detención, pero nuestro asombro fue saber que el motivo de la aprehensión fue un robo que nunca ocurrió”, expresó.
Cruz Peña acudió al Juzgado 2o. Penal donde le notificaron la libertad a favor de Tzab Pech por falta de elementos.
El litigante manifestó que la Procuraduría, en su afán de perjudicar a Tzab Pech, fabricó un expediente, pero incurrió además, en muchos errores.
“Por ejemplo, hay un acta del Ministerio Público que dice que se constituyó en el Palacio Municipal y que el edificio está pintado de azul. Lo cierto es que es de color rojo terracota”, dijo.
Otro error es que el denunciante, Carlos Jesús Zumárraga Arceo, declaró que tiene su domicilio en el fraccionamiento Nora Quintana, pero nunca se le encontró en ese sitio y tampoco acudió a dos careos.
Otra arbitrariedad es, como determinó un juzgado de Distrito, que a Tzab Pech le “arrancaron” la confesión y no fue espontánea como dice la Procuraduría. Un agente de la Judicial no aportó nada a la supuesta averiguación.—
“Vi la detención, pero nuestro asombro fue saber que el motivo de la aprehensión fue un robo que nunca ocurrió”, expresó.
Cruz Peña acudió al Juzgado 2o. Penal donde le notificaron la libertad a favor de Tzab Pech por falta de elementos.
El litigante manifestó que la Procuraduría, en su afán de perjudicar a Tzab Pech, fabricó un expediente, pero incurrió además, en muchos errores.
“Por ejemplo, hay un acta del Ministerio Público que dice que se constituyó en el Palacio Municipal y que el edificio está pintado de azul. Lo cierto es que es de color rojo terracota”, dijo.
Otro error es que el denunciante, Carlos Jesús Zumárraga Arceo, declaró que tiene su domicilio en el fraccionamiento Nora Quintana, pero nunca se le encontró en ese sitio y tampoco acudió a dos careos.
Otra arbitrariedad es, como determinó un juzgado de Distrito, que a Tzab Pech le “arrancaron” la confesión y no fue espontánea como dice la Procuraduría. Un agente de la Judicial no aportó nada a la supuesta averiguación.—