Publicada: 19 agosto 2011
Además de su injerencia en la operación de programas asistenciales con implicaciones electorales, el nuevo secretario de Planeación y Presupuesto, el chiapaneco Ulises Carrillo Cabrera tuvo, mientras fungió como jefe de la Oficina de la Gobernadora, una participación decisiva en el manejo operativo y financiero de las dependencias con más denuncias de corrupción: la Coordinación General de Comunicación Social (CGCS) y la Secretaría de Fomento Agropecuario y Pesquero (Sfayp).
Como encargado de la Oficina de la Gobernadora y secretario técnico de su gabinete, Carrillo Cabrera tenía, entre otras, la facultad de "evaluar los resultados de las acciones de comunicación social del Ejecutivo estatal y, en su caso, señalar las medidas necesarias para un mejor cumplimiento de los objetivos".
Ligas
Como hemos informado, una de las grandes beneficiadas del abultado presupuesto de Comunicación Social del gobierno ha sido Gabriela López Gómez, socia de Carrillo Cabrera en empresas de consultoría política en Monterrey. Ambos llegaron a Yucatán en 2007 como asesores electorales de Ivonne Ortega enviados por el entonces gobernador de Nuevo León Natividad González Parás y comandados por Felipe Enríquez Hernández.
López Gómez, primero a través de su empresa Local Consultores y luego por medio de otras compañías recién creadas, factura decenas de millones de pesos al año al gobierno por servicios de publicidad y asesoría política, entre ellos la organización y promoción de los llamados informes ciudadanos.
La CGCS supervisada por Carrillo Cabrera, ejerció entre 2007 y 2010 $525 millones de presupuesto, tres veces más de lo autorizado por el Congreso, de los cuales, según investigaciones publicadas por Grupo Megamedia, por lo menos $135 millones fueron a parar a empresas "fantasma" que cobran por servicios publicitarios que no realizan.
El desvío de recursos a través de este mecanismo ocurre también en la Sfayp, donde Carrillo Cabrera ha influido en la operación del presupuesto desde el inicio del sexenio.
Recientemente el Diario documentó la existencia de numerosas empresas "fantasma" en esa dependencia, así como la entrega de apoyos a productores que no existen y el desvío de cuantiosos recursos a las cuentas personales del titular de la Sfayp, Alejandro Menéndez Bojórquez y de sus allegados.
El miércoles publicamos que empleados y funcionarios de esa dependencia están al servicio de tareas proselitistas del PRI, aquí y en otros estados de la república.
Pero los malos manejos en la Sfayp empezaron desde 2007, como lo demostró una auditoría del propio gobierno estatal, publicada por el Diario, que reveló graves irregularidades en la aplicación de los apoyos al campo, atribuidos a Diego Rodríguez Guerrero, alto funcionario de esa secretaría y protegido de Ulises Carrillo.
Carrillo Cabrera ha influido en esa y en otras dependencias a través de un grupo de funcionarios especializados en maquillar finanzas, muy cercano a él y a la gobernadora, que laboran indistintamente en la propia oficina de Ivonne Ortega, la Secretaría de Política Comunitaria y Social (Spcys), la Sfayp y ahora en la Secretaría de Planeación.
Equipo
Este grupo está formado por Carlos González Caamal, director de Administración y Finanzas de la Oficina de la Gobernadora de 2007 a abril de 2011, desde donde ejerció un presupuesto de casi $300 millones. Con un sueldo promedio mensual de $45,000, este funcionario, como publicamos, construyó una mansión en la afueras de Ixil, con piscina, cancha de tenis, grandes jardines y autos de lujo. En ese tiempo trabajaron bajo sus órdenes José Carlos Vargas Jiménez, en Control Presupuestal; y Nery May Rosado, en Compras. Vargas Jiménez, oriundo de Chiapas, como Carrillo Cabrera, trabajó antes como asesor del ex presidente municipal de Tizimín José Luis Peniche Bates, acusado también de corrupción.
En abril, estos tres funcionarios participaron en un enroque con los responsables del área financiera de la Sfayp: ellos pasaron a esta dependencia y sus homólogos, encabezados por Félix Luna Gómez, a la Oficina de la Gobernadora, todos bajo la vigilancia de Ulises Carrillo.