Casonas de Mérida: patrimonio y olvido

07 noviembre 2012
Noticias de Yucatán ()


Miércoles, 7 de noviembre de 2012  -  3:10 am

Predio ubicado en la calle 60 entre 37 y 39

Como mudos testigos de un pasado promisorio, numerosas  casonas  del Centro Histórico de Mérida se encuentran abandonadas o en peligro de colapsar. 
Muchas   han perdido ya sus techos, pero sus muros se mantienen firmes y muestran su antiguafachada, sus puertas y ventanales y por dentro las cicatrices de antiguos corredores, arquerías y espaciosas recámaras.
Aquí un panorama de la situación:

¿Cómo eran las casas coloniales de los yucatecos?
Los años han modificado muchas, si no es que todas, las casas coloniales del Centro Histórico de Mérida, caracterizadas por ser de un piso, con una, dos o más galerías que se juntan en un ángulo recto, con espaciosos corredores para atenuar el fuerte calor, convertidos sus patios en jardines y con el indispensable pozo con brocales de cantería y a veces artísticos hierros.
 
La mayoría de estas casas contaba con otro patio detrás de la construcción y algunos traspatios en número indeterminado sembrados con árboles frutales de la región: zapotes, guayas, saramullos, mameyes, caimitos entre otros.
 
Predio ubicado en la calle 65 con 48
Sus fachadas constaban de un zaguán con dinteles sencillos, aunque algunos labrados  de estilo barroco como los pórticos de las casas 500 y 505 de la calle 62, 491 y 446 de la calle 65, 530 de la calle 58, 502 de la calle 63, 501 de la 60 y 527 de la 64 entre otros.
 
Gabriel Ferrer de M. en su libro Nuestra Ciudad, Mérida de Yucatán, publicado en 1938, relata que las casas coloniales en esquinas, de dos pisos casi todas, ostentaban siempre un balcón corrido y volado, algunas veces sostenido por robustas molduras de piedra y en la planta baja se abrían dos o más puertas que se utilizaban para establecer comercios.
 
El escritor recuerda que estas casas coloniales de mampostería eran de azoteas planas, que antiguamente desaguaban sobre las calles a través de gárgolas, pero para hacer desaparecer éstas, el Ayuntamiento de 1895 ordenó que el desagüe se hiciera hacia el interior de los predios y ofreció una prima de $5 por cada caño suprimido.
 
Esta medida no tuvo resultado por ser irrisoria la cantidad ofrecida, comparado con el gasto que tenía que hacerse para cambiar el declive de las azoteas.
Más tarde cuando se terminó la pavimentación de la ciudad muchas fachadas se modificaron y se borró el estilo único que presentaba la ciudad, para sustituirlo, escribe el autor, con “feas y exóticas fachadasde líneas francesas o sin ningún estilo”.

En el año de 1958, Michel Peissel, nacido en París en 1937, llegó a Mérida de paso para una expedición por el casi desierto, en ese entonces, territorio de Quintana Roo y de cuya expedición publicó un libro en donde describe a Mérida como una ciudad amplia y extendida con doscientos mil habitantes e innumerables calles paralelas.
 
“Si existió jamás capital alguna que no pertenezca a nuestros tiempos modernos, puede decirse que es Mérida, pues carece de rasgos similares a nuestras ciudades actuales”, señaló el joven explorador francés.
 
Michel Peissel indica que como todas las casas son grandes, la ciudad parece mucho más espaciosade lo que es en realidad y donde terminan las casas coloniales españolas de piedra empieza otra ciudad igualmente típica de chozas cubiertas con hojas de palma: la ciudad maya.
“Esta proximidad de estilos tan diferentes, este contraste entre los edificios de piedra del colonialismo español del Siglo XVI y las tradicionales cabañas de los antiguos mayas, resulta sobrecogedor y sorprende a cuantos lo observan”.
El explorador francés señala que si México era “una tierra de fuego y muerte, Yucatán es lugar de paz y nostalgia”.
 “El pueblo de Yucatán es por encima de todo yucateco. Lee la poesía de Yucatán, guisa de acuerdo a las recetas locales, tiene sus propias universidades, sus propios escultores y artistas”.
 
Predio de la calle 71 con 52
Peissel narra que en el Siglo XIX se amasaron las grandes fortunas que permitieron que la aristocracia pudiera seguir manteniendo a Mérida como una ciudad placentera y lujosa, copiada de París, capital donde los yucatecos poderosos solían vivir parte del año y donde llegaron a ser conocidos como los “meridionales”.
 
“…los yucatecos han conservado muchos rasgos, especialmente en lo que se refieren al deseo de hacer que su ciudad y su modo de vivir se parezca a las ciudades y al modo de vivir europeos. -Mérida la blanche- como la llaman sus habitantes gusta de considerarse –el París del sur–.
El escritor detalla que la ciudad y su supuesto parecido con París eran el orgullo de todo meridano sin distinción de clases sociales y hasta un conductor de “calecha” con gran satisfacción le dijo que las baldosas de la calle habían sido traídas desde París y que su carruaje era igual a los que se usaban en Francia mostrándole la placa de latón clavada junto al eje trasero.


Cifras dispares
El Patronato del Centro Histórico de Mérida realiza un estudio para determinar la situación actual de las 659 manzanas que conforma la Zona de Patrimonios de Monumentos Históricos según decreto del INAH.
 
Alejandro Gil Sandoval, subdirector de la Oficina de Gestión del Patronato, difiere sobre el número de manzanas que conforman la superficie determinada en el decreto, pues cotejado el plano de manera física son 204 menos, es decir 455. Desconoce los motivos por los que en el decreto del INAH de 1982 son 659 ya que en su mismo plano no llega a esta cifra.
  
Céntrico predio
De acuerdo a los datos preliminares del estudio del Patronato en las 455 manzanas del Centro Histórico, ubicadas en cuatro cuarteles y cinco barrios: Santa Ana, Mejorada, San Cristóbal, San Sebastián y Santiago, se ubican 1,915 predios, de los cuales 930 están abandonados, 43 son baldíos, 91 están en construcción, 263 en renta y 588 en venta.

El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), en sus registros tiene contabilizadas 1,947 casas abandonadas, vandalizadas o habitadas por terceros (invadidas) en Mérida y ciudades conurbadas.

En la última década se ha dado un auge por rescatar las antiguas casonas del centro de Mérida. Los estadounidenses son principalmente quienes adquieren las casas antiguas, seguidos de los canadienses y algunos europeos, muchos de los cuales se quedan a residir en Yucatán y venden sus casas en sus países de origen.

Si bien el rescate del Centro Histórico de la ciudad a través del gobierno estatal con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), renuevan el rostro de la ciudad, es necesario un mayor esfuerzo conjunto entre las autoridades, propietarios, arrendadores y sociedad en general, para preservar la fortuna de contar con un Centro Histórico vivo, orgullo del estado, de la nación y de la humanidad.

Pasado cultural, casi en el colapso 
Grave deterioro del patrimonio arquitectónico
Miércoles, 7 de noviembre de 2012  -  Edición impresa

casona
Como mudos testigos de un pasado de esplendor, numerosas casonas del Centro Histórico de Mérida se encuentran abandonadas o en peligro de colapsar.
Zaguanes, dinteles, ventanales de herrería, portones, vitrales y arquerías dejan adivinar el esplendor de sus mejores épocas y hablan de una Mérida  que se transforma poco a poco entre nuevas construcciones, divisiones, agregados y modificaciones.
A pesar de los esfuerzos por rescatar el primer cuadro de la ciudad y el auge de extranjeros que adquieren y restauran predios en este sector, muchas casonas están casi en ruinas, abandonadas y en peligro de deterioro debido a la maleza y árboles que las invaden, agentes que aceleran su destrucción. Megamedia Televisión ofrece un reporte de estas casonas.-
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